EL SUEÑO
Y LA MISION
Para el portal Politico.pe
En recuerdo de su padre Pedro
Pablo Kucynski expresó ante la representación nacional e internacional, con un
juramento emocionado, su compromiso social y ético con el país. Un empeño que viene
desde su infancia y le permitió hablar de los sueños que lo han acompañado en su
vida, que tienen como eje el legado de su padre, el médico polaco que hizo de
su profesión una obligación de vida para atender a los más pobres.
PPK llegó al Congreso para
expresar un legado filial que siente que no puede defraudar. Su discurso tuvo
como eje la modernidad en un país sin discriminación, una nación que como hijo
de inmigrante ilustrado siente como cuna de la civilización con doscientos años
de república pero con miles años de historia. Una visión para compartir en la
que el nuevo presidente se inspira en el pasado de gloria para entender la modernidad
contemporánea con claves sociales y éticas, como igualdad de oportunidades con
respeto irrestricto a la dignidad humana y a los derechos, en especial de la
mujer.
Sueños personales de una nación
moderna e inclusiva. En el bicentenario, horizonte tantas veces mencionado,
todos los peruanos tendrán acceso al agua las 24 horas, con una política de
estado de saneamiento y de salud lo que ya sería una verdadera revolución
social que comienza con el sueño del agua.
Una revolución social frente a la
cual no hay tiempo para divisiones ideológicas pues sin salud no hay
desarrollo. Pide un solo sistema nacional de salud con acceso universal. Que la
anemia haya desaparecido que no haya mortalidad materna e infantil.
El sueño del bicentenario, educación
asegurada en instituciones de prestigio, artística, en deportes, ciencias,
humanidades e idioma extranjero. Con universidades de calidad y acreditadas. Una
visión de país que incluye jóvenes que entiendan lo que lean y hablen el inglés
o el chino. Y el quechua y el aymara. Todo en un país seguro que no tenga que vivir
en ciudades enrejadas.
PPK afirmó que cumplirá sus
promesas de campaña. Nos diseñó un país en construcción con apoyo al agro lo que
significa desde Mariátegui la esencia de la justicia social, concepto olvidado
en los más recientes discursos presidenciales, que viene de la Carta de 1979.
En resumen el nuevo presidente llegó
al Congreso para compartir sueños que pintan un Perú admirado por el mundo, formalizado,
moderno, libre de inseguridad, corrupción y discriminación. Un sueño
republicano reflejado en un discurso visionario que logró la satisfacción del
90% de la ciudadanía, bien estructurado, cercano a la gente, fácil y resumido
en seis compromisos de Estado. No dijo cómo lo hará, dejó al
gabinete presidido por Fernando Zavala la muy compleja tarea de desgranar
políticas ante el Congreso al solicitar la investidura.
Estamos ante dos revoluciones igualmente urgentes, una
social y otra moral. Que las haya fraseado es un avance. Pero de buenas
intenciones está empedrado el infierno. Le toca recorrer el camino nada fácil
de un país al que ha entregado el sentido de una misión, política y social, no
ideologizada, colectiva y de participación. Que su gobierno se mantenga a la altura
del compromiso. Toda la suerte para que así sea.