ENTRE LA CRISPACION
Y LA CALMA
Convocatorias
aceptadas. Políticos, ex presidentes acuden a la llamada de Ollanta Humala que
deja de lado la confrontación para hacer de la oportunidad virtud. Todos
esperan que no sea actitud ficticia y pasajera dado que los errores del
gobierno han desembocado en una pérdida de imagen por mal manejo y falta de experiencia
política.
Esta vez Ollanta
Humala se comporta como estadista concentrado en la historia y en un fallo que
es un parte aguas respecto de la relación bilateral y que no modificará la
buena vecindad, la mejorará.
Pero ¿Cuánto
durará la madurez y la calma? Debe tener en cuenta que no deberían ser flor de
un día y que, por ejemplo, la posible candidatura de su esposa para el 2016
debería quedar claramente deslindada, dado que es uno de los factores de la
crispación que tan bien él ha calificado.
Nadine
Heredia investida por aclamación como presidenta del Partido Nacionalista es un
mensaje en sí misma. Pero no debe serlo de aprovechamiento político indebido
para fines electorales pues ello rompería las reglas del juego democrático y se
crisparían aún más las relaciones políticas internas en el periodo post Haya. Nadie
le niega a su esposa cualidades como líderesa del nacionalismo pero juega con
ventaja respecto de los políticos que no usan recursos del Estado ni tienen
despacho en Palacio.
En el escenario post
Haya más temprano que tarde retornará la crisis de confianza y la crispación. Pero
mientras más duren la calma y la serenidad será mejor. El que la CONFIEP haya
intervenido es un extremo, demuestra que sus intereses han sido tocados por el
tema de la concentración de medios en relación a su grupo operador mediático más
importante.
El año 2014
se inicia políticamente con el fallo de La Haya e incluye contenidos difíciles
de manejar como la anticorrupción, la seguridad ciudadana y la lucha contra la
delincuencia. Se requieren voces oficiales y contundentes por ahora ausentes en
un gabinete que no termina de cambiar, algo que afecta la imagen del Ejecutivo
y por supuesto la aceptación del presidente todavía a la baja.
La crisis política acecha y la desconfianza en las
instituciones encargadas de protegernos crece, incrementada por cierta prensa que
recoge especialmente y cada día la oposición al gobierno. No queda mucho
espacio para consensos, ministros y congresistas no pueden evitar el negativo motín
de todos contra todos. Las mociones de interpelación del Congreso proliferan y
un caserito es el ministro de Defensa. En su última visita por el escándalo
López Meneses, anunció que había entregado su renuncia al presidente la que
posiblemente espera por un escenario post Haya más calmado pero para nada
olvidadizo.
Este año político depende de cómo se aborde la delincuencia y la inseguridad,
verdaderos problemas reales y graves que convocan temores y angustias. En ese
sentido han sido mal recibidos los gestos de esgrima con la Policía Nacional y los
encontrones dentro del Ministerio Público. Las comisarías son el primer nivel
para las denuncias y aunque no generen investigación fiscal es importante tener
Fiscales bien vistos por la población.
El panorama es
complejo y demanda acción, las constantes crisis políticas no ayudan. La
prevención es de largo aliento asumiendo y dirigiendo políticas de Estado. La
reforma policial está en agenda, carrera profesional, régimen salarial y
pensionario, control disciplinario y educación policial, una nueva organización
a través de una Ley de la PNP.
Que la calma
y la serenidad instaladas ahora, antes de La Haya, se prolonguen hasta
recuperar confianza y trazar lineamientos de consenso. No a la unidad de
ficción.