domingo, 19 de junio de 2016



LOS ANTIS 
NO GOBIERNAN


Correo el 18 06 16


PPK ya es presidente, le toca conducir la transferencia antes de comenzar a gobernar un país dividido en dos mitades. No será la primera ni la última vez que un gobernante asume su tarea con una votación precaria, es la dinámica de los ballotages. Y si no se quiere una versión peruana de la cohabitación francesa que permite dos cabezas -una del presidente y la otra del primer ministro, que pueden responder a gobierno y oposición- deberá hilar fino para conseguir gobernabilidad. 

PPK ha sido elegido por el antifujimorismo y los antis no gobiernan, le toca traducirlo en propuestas, ver de qué está hecho este sector, qué es lo que lo une y qué es lo que rechaza, para poder alinearlo en torno a objetivos nacionales. Y lo más probable es que el resultado de esta traducción sea la preocupación por el país, por el respeto a las instituciones. Antifujimorismo significa recordar episodios negros como el asesinato de La Cantuta o la destitución de los magistrados del TC o la compra de los medios de comunicación. Todo lo que no queremos que se repita.


En el 2001 Alejandro Toledo dio por terminada la transición de Valentín Paniagua y aunque debió impulsar una refundación republicana no lo hizo. A comenzar por cambiar la Constitución de 1993 como lo había ofrecido el mismo Paniagua pero la idea no prosperó. Hemos avanzado 15 años con las mismas normas sin que el antifujimorismo vencedor se diera el tiempo para hacer borrón y cuenta nueva. Ahora cuando el fujimorismo reaparece -con el respaldo de la mitad del país- deberían surgir nuevas estrategias de unidad. Tener en cuenta que el único espacio en el que todos los políticos, incluidos los fujimoristas, se sentaron en armonía a la mesa, fue cuando gestaron el Acuerdo Nacional que contiene las 24 políticas de Estado que reflejan el ideal republicano. Este resultado –de un trabajo realizado por fujimoristas y antifujimoristas juntos-  los obliga moralmente a su cumplimiento. Si queremos un gobierno para todos los peruanos, esas políticas de Estado pueden y deberían ser el Programa Común en esta etapa difícil.    

CONVERSAR 

NO ES PACTAR

En Político.pe el 18 06 16

El último quinquenio antes de alcanzar el bicentenario de la independencia, debería ser una demostración de madurez política, de posibilidades de acuerdo en función de los intereses nacionales, de dejar de lado la suma cero que impide el avance colectivo.
Y para ello tenemos un instrumento valioso, resultado del trabajo de fujimoristas y antifujimoristas juntos, como es el Acuerdo Nacional que los obliga moralmente. Sus 24 políticas de Estado se orientan a un país más justo y democrático y aunque no son vinculantes si representan el mejor esfuerzo, realizado en el Perú, de armonización política.
Si personajes de la talla de Alan García y de Luis Bedoya Reyes se consideran optimistas, respecto de lo que es posible hacer en los próximos cinco años, con la condición de que todas las partes actúen con inteligencia y patriotismo, los periodistas que también estamos en la escena, no deberíamos ser menos optimistas.
Como lo ha dicho AGP tenemos a dos poderes con distintos titulares que no tienen porqué ubicarse necesariamente en el gobierno o en la oposición bajo pena de llevarnos al desastre. En política no cuentan los orgullos mal entendidos y sí cuentan los resultados que serán exigidos a los líderes políticos identificables. No olvidar que la rendición de cuentas es un elemento de la democracia que estamos consolidando con un impecable cuarto proceso electoral consecutivo.
La situación puede ser compleja pero no imposible de abordar. Hay dos líderes unidos por una mínima diferencia que los aleja pero también los acerca. Uno estará en el Ejecutivo y otra liderando el Legislativo, con suficiente poder para trabarse uno al otro y lograr que la ciudadanía los descalifique a ambos. Y ninguno estará interesado en ello.
Es fácil hablar de consensos y difícil conseguirlos. Es el momento de conversar. Bien ha dicho PPK que no tiene orgullos y se disculpa. Pero del otro lado es el entorno el que se expresa y no Keiko Fujimori que podría quedar atrapada en orgullos ajenos que no le convienen para sus intereses políticos. La rectificación debería ser recíproca y con pocos detalles ya que los agravios han sido multiformes y venido de ambos lados. Se requiere madurez y no chiquilladas, sin lugar en la gran política. La humillación o el flagelamiento públicos no tienen sentido. El siguiente paso debería ser el ya propuesto gabinete de ancha base que podría tomar como programa común el conjunto de políticas de Estado del Acuerdo Nacional. Ninguno de ellos puede imponerse pero la más interesada en hacer buena letra porque quiere suceder a PPK en el 2021 es KF y no él.
En este escenario concreto no hay lugar para el obstruccionismo y menos aún para el espectáculo vacío, sin logros concretos. En esta etapa de la revolución tecnológica la vigilancia ciudadana es permanente y los políticos están bajo presión y fuego previsible. Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori deben conversar por interés propio y por conveniencia política para el país. Y recordar que conversar no significa pactar, pero si lo hacen, sin concesiones de principios, es aún mejor. El país se los reconocerá.