LOS ANTIS
NO GOBIERNAN
Correo el 18 06 16
PPK ya
es presidente, le toca conducir la transferencia antes de comenzar a gobernar
un país dividido en dos mitades. No será la primera ni la última vez que un gobernante
asume su tarea con una votación precaria, es la dinámica de los ballotages. Y
si no se quiere una versión peruana de la cohabitación francesa que permite dos
cabezas -una del presidente y la otra del primer ministro, que pueden responder
a gobierno y oposición- deberá hilar fino para conseguir gobernabilidad.
PPK ha
sido elegido por el antifujimorismo y los antis no gobiernan, le toca traducirlo en propuestas, ver de qué está hecho este sector, qué es lo que lo une y
qué es lo que rechaza, para poder alinearlo en torno a objetivos nacionales. Y lo más probable es que el resultado de esta traducción sea la preocupación por el país, por el respeto a las instituciones. Antifujimorismo significa recordar episodios negros como el asesinato de La Cantuta o la destitución de los magistrados del TC o la compra de los medios de comunicación. Todo lo que no queremos que se repita.
En el 2001
Alejandro Toledo dio por terminada la transición de Valentín Paniagua y aunque
debió impulsar una refundación republicana no lo hizo. A comenzar por cambiar
la Constitución de 1993 como lo había ofrecido el mismo Paniagua pero la idea
no prosperó. Hemos avanzado 15 años con las mismas normas sin que el
antifujimorismo vencedor se diera el tiempo para hacer borrón y cuenta nueva.
Ahora cuando el fujimorismo reaparece -con el respaldo de la mitad del país-
deberían surgir nuevas estrategias de unidad. Tener en cuenta que el único
espacio en el que todos los políticos, incluidos los fujimoristas, se sentaron
en armonía a la mesa, fue cuando gestaron el Acuerdo Nacional que contiene las
24 políticas de Estado que reflejan el ideal republicano. Este resultado –de un
trabajo realizado por fujimoristas y antifujimoristas juntos- los obliga moralmente a su cumplimiento. Si queremos
un gobierno para todos los peruanos, esas políticas de Estado pueden y deberían
ser el Programa Común en esta etapa difícil.