EL RECURSO AL VOTO EN BLANCO O VICIADO
Ya circula la consigna de votar en blanco o viciado como consecuencia de la campaña del temor. No dicen que para que tenga efecto tendría que ser mayoritario y eso es imposible pues entre ambos candidatos ya superan el 55% de los votos válidos. El Jurado Nacional de Elecciones sólo podría declarar la nulidad total de las elecciones si los votos nulos o en blanco, sumados o separadamente, superaran los dos tercios de los votos válidos. Si no son mayoritarios como es probable, favorecerían al que va adelante en la votación. Además de reflejar una actitud de evasión ante la realidad electoral, esta propuesta es una vía para la impostura en el ejercicio del voto ciudadano.
La victoria de Humala en primera vuelta y sus posibilidades de convertirse en el nuevo Presidente del Perú es una realidad. Responde al malestar social generado por la inadecuada distribución de los frutos del crecimiento económico, algo que el Banco Mundial, insospechable de humalismo, afirma en el informe Conflicto, Seguridad y Desarrollo: “En el Perú los beneficios del crecimiento no han sido compartidos por toda la población. Existe la percepción en la gente de que no se ha mejorado su calidad de vida”(http://wdr2011.worldbank.org/sites/default/files/SPANISH_WDR2011_Overview.pdf.)
Pero también es fruto de los múltiples conflictos sociales irresueltos en especial los relacionados con los abusos con el medio ambiente, cuyo más reciente caso se dio en Islay con Tía María y costó la vida de tres agricultores. Se agrega el rechazo a la corrupción generalizada y a la inseguridad ciudadana que nos exhibe como una sociedad inerme que pide a gritos un cambio ético y de gobernabilidad.
La campaña del miedo se alimenta con fruición: Que será un gobierno similar a la Venezuela de Chávez, sin libertades democráticas y con un modelo que acabará con el crecimiento económico y ahuyentará la inversión. Que el derecho de propiedad y la libertad de expresión están en riesgo. Que la estatización está a las puertas, etc.etc.
No se acepta ni se difunde lo evidente. Que los gobiernos social demócratas del continente, que representan el famoso giro a la izquierda, como Brasil y Chile, han podido mantener el crecimiento junto a medidas sociales que redistribuyen sus frutos. Que el “Compromiso con el Pueblo Peruano” suscrito por Humala afirma que el cambio “será el producto de un verdadero pacto nacional de los sectores productivos y las fuerzas generadoras de nuestra riqueza, que pasarán a contar con un gobierno comprometido con el desarrollo sustentable y que considera la disminución de la desigualdad un instrumento promotor del crecimiento. Es lo que denominamos una economía nacional de mercado, donde el Estado está al servicio del interés nacional y no de tal o cual grupo económico”. Que Gana Perú está tendiendo los puentes para lograr el apoyo político y social a un futuro gobierno que se va perfilando como de centro izquierda. El conjunto de nuevos cuadros técnicos así lo presenta.
Llama la atención la complacencia de la mayoría de los medios de comunicación durante la campaña pre primera vuelta que ha tenido un quiebre con la carátula y el editorial del último número de Caretas que ha puesto el tono del rechazo al fujimorismo precisando lo que representa la candidatura de la hija de Fujimori y los problemas que tiene con la ley su familia y ella misma.
Esos mismos medios tan complacientes hasta ahora se muestran temerosos por la libertad de expresión supuestamente en riesgo si ganara Humala. No quieren recordar que la prensa fue sometida y comprada casi totalmente durante el fujimorismo cuya red de corrupción manejada por Montesinos fue activada a partir del silenciamiento de los medios, especialmente de la televisión, con muy honrosas excepciones. Que lograron arrinconar a los líderes políticos de la oposición, de la prensa crítica y de la sociedad civil. Que mintieron, difamaron, amenazaron y persiguieron a los detractores usando el Poder Judicial que controlaban y la SUNAT. Que compraron conciencias y líneas editoriales, prácticas vergonzosamente evidenciadas en los vladivideos que significaron un verdadero golpe a la conciencia ética de nuestra sociedad que hasta ahora no se recupera.
La segunda vuelta ha comenzado con el retorno mediático de los rostros que recuerdan la corrupción, la soberbia y el avasallamiento de la década fujimorista. Alberto Fujimori, a quien su hija considera el mejor presidente de la historia del Perú, es mencionado en la prensa internacional como uno de los diez gobernantes más corruptos del siglo XX. Y en cuanto a derechos humanos las violaciones fueron masivas no sólo en la lucha antisubversiva, también en las miles de mujeres esterilizadas en las zonas rurales. Daños colaterales les llaman ahora.
Ernesto de la Jara resume bien el sentir de quienes prefieren apoyar a Humala cuando afirma: “Imaginemos lo que significaría la vuelta del fujimorismo, con mucho más poder político que el que tiene ahora, en alianza con los sectores más perversos del país, con los millones de dólares robados que nunca devolvió, sabiendo ya cómo no repetir los errores que permitieron que se les sacara, con las manos en la masa y con una gran sed de venganza contra quienes les cerraron el paso en nombre de la democracia, los derechos humanos y la lucha contra la corrupción” (http://www.revistaideele.com/idl/node/953)
El Instituto de Defensa Legal señala “estamos completamente seguros que la llegada de Keiko Fujimori al poder sería el regreso del fujimorismo de los 90. Sería, entonces, lo peor que le podría ocurrir a nuestro país. Estamos seguros que se repetiría la corrupción generalizada, las violaciones de derechos humanos, el control de las instituciones y de los medios de comunicación, el intento de perpetración en el poder y demás hechos que caracterizaron al gobierno que de manera conjunta llevaron a cabo Fujimori y Montesinos”. Muy bien dicho y cabalmente advertido.