domingo, 13 de agosto de 2017


LA INDUSTRIA 
DE LA CONCIENCIA


En Político.pe  el 12 de agosto 2017

La Industria de la Conciencia es un hermoso y sugestivo título que he usado para mi más reciente libro que presentamos el 3 de agosto en la FIL. No me pertenece, lo he tomado de la Escuela de Frankfurt de Teodoro Adorno. Con el subtítulo que si es propio, pretendo aclarar el sentido: El poder de la sociedad y los medios.

Debo agradecer los inteligentes y apropiados comentarios de Francisco Miró Quesada Rada, Juan Velit Granda y Hugo Neira que permitieron precisar el mensaje de este volumen publicado por el Fondo Editorial del Congreso con el que completa una trilogía de libros que he venido entregando desde el año 2012 sobre la relación entre medios de comunicación y poder político. Un tema del que poco se habla y menos se escribe.

Tan importante como oxigenar el análisis y refrescar el debate académico y político es encontrar un núcleo humano que apoye y difunda temas que se discuten profusamente en otros países y no tanto en el nuestro. Por ello debo resaltar y por supuesto agradecer a quienes escribieron los dos Prólogos. Ambos verdaderas grandes autoridades del tema Comunicación y Política, el argentino Martín Becerra, joven e ilustrado especialista en América Latina, y el español Ramón Reig brillante expositor y escritor reconocido en iberolatinoamerica. Ambos son prolíficos autores que difunden y explican con inmenso conocimiento este abordaje conceptual.

Y por supuesto agradecer al Fondo Editorial del Congreso con su excelente equipo humano y profesional dirigido por Ricardo Vásquez Kunze, no por casualidad nuestro director en este exitoso Portal digital. 

La trilogía la inicié en el año 2012 con DIOSES, DIABLOS Y FIERAS, periodistas en el siglo XXI que presentó la evolución del poder mediático en nuestra época. Continuamos el 2015 con EL PODER Y LAS SOMBRAS, Hacia el equilibrio político mediático, que analizó la polarización entre gobiernos y grupos de medios de comunicación por la búsqueda de la hegemonía política. Y la reciente entrega, La Industria de la Conciencia que aborda la necesidad de una tercería ciudadana que refleje el protagonismo de la sociedad, en el ámbito mediático teniendo en cuenta su calidad de titular del derecho a la información.

Comunicación y política son dos ejes relacionados con nuestras vidas cotidianas. Y con la mejor información que podamos tener para ejercer nuestros derechos dentro de una democracia cabal. Por eso estos libros están dedicados a los docentes y estudiantes de las escuelas de comunicación y de ciencia política y por supuesto a los políticos y a los periodistas que reflexionamos sobre el poder en democracia.

La industria de la conciencia alude al poder social generado con el surgimiento de los llamados nuevos medios de comunicación, diferenciados de los medios tradicionales, que internet hace posibles. No por casualidad estamos en el espacio de uno de ellos, Político.pe. La premisa es que los medios de comunicación son esenciales y la sociedad no puede dejar de participar en la producción y difusión de los contenidos que son claves para avanzar en el progreso social.

Influir en la Industria de la conciencia representada por el conjunto de medios de comunicación responde a la utopía de forjar una vida social distinta a partir de la revolución de internet que nos permite ir cambiando nuestras conciencias en términos de valores, convicciones y decisiones, desde el empoderamiento social mediático que se profundiza día a día.

Hablamos no solo de las redes sociales tan populares sino de los nuevos medios, canales, radios, periódicos por internet que bien usada puede ser muy efectiva para nuestros objetivos como sociedad.

A todos nos interesa la democracia e Internet democratiza. Quisiéramos desterrar la corrupción e Internet alimenta una mayor transparencia. Nos concierne afianzar la ética social y la red permite que se profundicen valores y vínculos con los ciudadanos gracias a la información interactiva a fin de desterrar la opacidad que reiterativamente afecta nuestros países y sociedades. Este debate se está dando poco en la academia y nada en la política. Trata del  protagonismo social, de la participación de la gente en el gran mundo mediático en que antes estaban solitarios los grandes medios tradicionales.


Una comunicación distinta nos espera con nuevos actores, nuevos medios, nuevos periodistas y nuevas audiencias. Nuestros lectores lo saben muy bien.


¿UNIVERSIDADES 
SIN DOCENTES?


En Correo el 12 08 17

Tiempos de conflictividad social. La lucha por un salario mejorado moviliza y desafía al gobierno de PPK. Los docentes de las universidades públicas tienen su propio pliego de reclamos, con argumentos que se conocen y con una Ley Universitaria que cumple tres años con muchos problemas.

“El otoño de los docentes universitarios” de Benjamín Ginsberg, publicado en el 2011 en la Universidad de Oxford ha sido reeditado por la Universidad Nacional del Altiplano y presentado por su ex rector, el congresista Lucio Ávila para concluir su gestión al frente de la Comisión de Educación del Congreso. Muy bien porque hay que saber mirar para atender las necesidades. Ginsberg describe cómo en las grandes universidades norteamericanas los profesores perdieron el poder que cayó en manos de los administradores. El empoderamiento de la burocracia en desmedro de los docentes.

Algo parecido está sucediendo en nuestras universidades públicas, en especial en San Marcos donde están siendo cesados los profesores mayores de 70 años. Entre ellos los más prestigiosos, los de mayor conocimiento y experiencia que dejan sus plazas para que ingreses nuevos docentes contratados con sueldos irrisorios. Se les exige doctorados y maestrías para postular y ejercer pero no se les remunera conforme las exigencias.


Así quienes aceptan esos sueldos diminutos no son los mejores. Los docentes mayores se refugian en las universidades privadas donde no se aplica el límite de edad pero son mal pagados. Y en su lugar quedan docentes que no están a la altura y también son mal pagados. No se ha modificado el absurdo límite de edad para la docencia pública y se está dando un cambio generacional mal concebido y peor aplicado. Un fiasco. Si a ello agregamos los magros presupuestos de las universidades públicas veremos cuanto está siendo afectado el reclutamiento de docentes y la calidad de la enseñanza superior. Lamentable.