EL
PODER DE LOS MEDIOS
Publicado en Correo el 07 de Marzo del 2015
Nadine
Heredia está involucrada en una espiral de denuncias de las cuales los medios
solo exhiben la punta del iceberg. La inexperiencia política pasa factura. Ella
y su cónyuge recibieron una alta financiación para sus campañas y sus cuentas
no han sido las más prolijas, precisas o convincentes. No es original, la mayor
parte de partidos tienen mucha habilidad para agenciarse recursos pero no tanta
para dar cuentas transparentes. Aunado a ello está la amistad con el prófugo
Martín Belaunde Lossio, empresario afortunado con evidentes influencias políticas
del más alto nivel. Sus negocios le han generado millones de soles de procedencia
desconocida u oscura por lo cual se ha convertido en un hombre bomba que podría
estallar en cuanto ponga los pies en Lima. El oficialismo parece no tener mayor
interés en traerlo lo cual es comprensible. La ciudadanía pide investigación
sobre las sombras y penumbras y exige que nadie tenga corona, ni la esposa ni
el cuñado del presidente pero tampoco ningún ex ministro como Daniel Urresti. El
clima se exacerba y para nada ayuda que el mandatario salga a defenderlos con
parcialidad censurable. Y menos aún que se señale a los medios de comunicación como
los culpables de “periodicazos” que influyen en magistrados y fiscales para que
los incriminen. No es así. Si bien existe un reconocido poder mediático un
extremo inadmisible es afirmar que los medios crean realidades ficticias de
comienzo a fin. Hay un gran protagonismo de la prensa, de cuyas denuncias están
surgiendo investigaciones, pero de ahí a que presione a los fiscales para que
investiguen a Heredia por lavado de activos hay enorme distancia. Si dichas
denuncias no tuvieran base real ninguna investigación sería posible. La prensa no
es el enemigo, su poder debe estar equilibrado con el poder que emana de las
urnas lo que no significa que se inhiba de su obligación de denunciar. En este
caso no existe el “cargamontón” periodístico que el gobierno pretende y las
actitudes agresivas y defensivas solo dejan espacio a mayores sospechas. Ollanta
Humala y Nadine Heredia deben ser los más interesados en emerger limpios de las
investigaciones que correspondan. Sin cortinas de humo ni maniobras de distracción.
Ojalá así sea por el bien del gobierno, de la gobernabilidad y de la democracia.