sábado, 10 de diciembre de 2016


POR LA REFORMA 
UNIVERSITARIA


En Politico. pe el 10 12 2016

La modificación a la Ley Universitaria 30220, aprobada en julio del 2014, deberá esperar la nueva legislatura. La Comisión de Educación no se puso de acuerdo en una mejor directiva para la SUNEDU que debería garantizar el respeto a la autonomía universitaria.

La reforma universitaria no es tema exclusivo ni excluyente, interesa a todos los peruanos y en su debate deben participar todos, no solo Jaime Saavedra y el general Mora. La educación es la forma de la inclusión social. Una verdadera reforma debe garantizar el acceso general y una gran eficacia en evitar que sea el negocio que es. Debe implicar la gratuidad de la educación pública confrontada a los exorbitantes precios de la privada. Y por supuesto la fiscalización de las grandes universidades que capitalizan inmensas ganancias exoneradas de impuestos.

Nadie puede estar contra la calidad de la educación pero ésta ni se decreta ni se impone, es un proceso que comienza con la financiación, con mayores recursos para las universidades públicas que permiten igualar oportunidades cumpliendo una misión cada vez más difícil por el abandono perpetrado por los últimos gobiernos.

El debate se concentra en la autonomía de la Universidad y también en la de la entidad supervisora. Se trata de consensuar una mejor estructura directiva para la SUNEDU para que actúe con independencia del gobierno de turno. Algo que hoy no se da. Porque la reforma no puede consistir en orientar y controlar la actividad académica, debe asegurar su calidad y accesibilidad, con absoluta independencia del poder político y del económico.

En estos dos años no hemos visto esa reforma deseable. Sí caos y anarquía en las universidades públicas y poca o ninguna fiscalización para el retiro de licencias a universidades chichas o multas a rectores privados con sueldos altísimos e inadmisibles.

La reforma deberá acabar con el mercantilismo de la educación universitaria y con la estafa de entregar títulos profesionales a nombre de la nación, sin impartir verdadera educación superior. Pero también con los falsos discursos que son una estafa política cuando se pretende como reforma lo que lejos de serlo permite remuneraciones irrisorias para doctores y magister que enseñan en las aulas públicas.

Y menos significa la complicidad con cualquier lobby de empresarios mercantilistas para anular la Ley Universitaria. La SUNEDU deberá poder fiscalizar los beneficios tributarios que favorecieron a más de 90 universidades privadas desde el gobierno de Alberto Fujimori. Estamos ante un debate público que no puede esconder ninguna guerra contra la verdadera reforma universitaria que el país desea.



PPK: 
REENCONTRAR EL RUMBO

En Correo 10 12 16

La interpelación a Jaime Saavedra ocupó toda la semana. En el día D el hemiciclo fue teatro de una censura anunciada. Fuerza Popular apoyada por el Apra reveló y denunció inconsistencias, las respuestas light no convencieron. El control político del Legislativo al Ejecutivo es legal y legítimo, Saavedra no estuvo a la altura, las preguntas pusieron el dedo en la llaga de las omisiones y el manejo sin filtros durante sus años en el MINEDU. En especial sobre los Juegos Panamericanos de altísimo costo e irrecuperable tiempo. Obras necesarias que no se podrán concluir más un dinero perdido no se sabe dónde, dificultan su realización. Sin hablar que los recursos son más necesarios para mejorar la infraestructura educativa cuya precariedad aleja al Estado de la sociedad.

En el día D tuvimos muy malos modales políticos y un ministro desgastado. Que no será el único en irse. La evaluación presidencial de fin de año podría y debería relevar saludablemente a quienes no han dado fuego como políticos. Demasiados tecnócratas en el gabinete y casi ningún operador político restan coherencia al gobierno.

En este escenario la cuestión de confianza para proteger un ministro sería un riesgo absurdo. Si bien es un mecanismo constitucional sigue siendo extremo y no cabe cuando el problema de fondo es de incertidumbre y desconcierto. La revolución social prometida por PPK se aleja con una demasiado temprana pérdida de rumbo, sin diálogo ni unidad en torno a las metas.


El gobierno deberá refrescar sus cuadros, tender los puentes y recuperar las fuerzas para comenzar un año con una línea clara que reconquiste la confianza. Le toca trabajar los acuerdos posibles. Ni componendas ni repartijas, consensos mínimos y buenas formas para que el 2017 nos encuentre superando desconciertos. Que se aleje el conflicto de poderes y la crisis de gobernabilidad. Ojalá.