TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
TIENE
LA DECISION
Publicado en Político.pe el 5 de octubre 2015
Nuestro sistema judicial se ha desprestigiado aún más con la decisión de amparar un Habeas Corpus que
impide la investigación por lavado de activos a Nadine Heredia y a 13 personas
más, incluyendo dos personas jurídicas, empresas a las que no es posible aplicar
dicha garantía porque no pueden perder su libertad individual por prisión
indebida.
La democracia se basa en la separación y equilibrio de poderes. El Poder Judicial no puede exhibirse
subordinado a los poderes políticos y económicos como sucede en las dictaduras
o ser sujeto de manipulación como sucedió con el montesinismo. Pero la
garantía de la independencia judicial está en cuestión desde que el fallo alude
a Nadine Heredia considerada la persona más poderosa del país. Ahora denunciada
por usurpación de poder nada menos que por Omar Chehade, el elegido primer
vicepresidente de la República quien a pesar de su renuncia al cargo, comparte
con el presidente y con Marisol Espinoza, la segunda vicepresidenta, una
legitimidad de origen que no puede ser ignorada.
El fiscal Ricardo Rojas, ahora trasladado a una fiscalía de
Lurín, y el Procurador del Ministerio Público, con la autonomía que les faltó a
los jueces de la Sexta Sala de la Corte Superior al momento de amparar el dichoso Habeas Corpus, han
recurrido al Tribunal Constitucional para que deje sin efecto esa garantía
irregularmente otorgada y permita la investigación que corresponde por lavado
de activos. El pedido es procedente jurídicamente y mucho más ahora que
aparecen nuevas pruebas e indicios a ser ineludiblemente tomados en cuenta como
las famosas agendas de la primera dama. El TC ha fijado audiencia para escuchar
los alegatos de las partes para el 14 de este mes.
Se espera su decisión dentro de dos meses. Ojalá fuera antes,
cualquiera fuere su fallo perturbará el escenario político. No olvidar que
ingresamos a la campaña electoral y que la decisión que tomen determinará el
amparo o desamparo de la Fiscalía cuya independencia frente al Poder Judicial y
al Poder Ejecutivo es esencial. Los ojos del país están puestos en los
magistrados del alto tribunal, más allá de quienes los propusieron y los
llevaron a sus cargos, que deben
demostrar que responden a los principios que hacen posible la ética y la
solidez institucional y no a intereses subalternos.