sábado, 29 de julio de 2017




DÉFICIT DE ESPERANZA

Mi columna en Correo, el 29 de julio del 2017
Estas fiestas patrias eran una gran oportunidad para el Presidente Pedro Pablo Kuczynski para superar la crisis de liderazgo personal y las deficiencias políticas evidentes en sus equipos de gobierno tanto en el Ejecutivo y el Legislativo.
Su cambio ministerial resultó insuficiente. Es una permuta de sillas dentro de su pequeño grupo sin alterar su esencia tecnocrática. Perdió, además, la ocasión de convertir su gabinete en el reflejo cabal y eficiente del espectro político lo que le hubiera dado la ancha base suficiente para enfrentar la reconstrucción en el norte y el desastre moral generado por el escándalo Lavajato. Era un resultado esperable del diálogo con las diversas tiendas, pero no se dio.
En su mensaje ante el Congreso PPK abordó la reconstrucción con cambios pero la realidad manda y han pasado varios meses y ni uno ni otro aparecen todavía, miles de damnificados continúan en carpas y sin recibir atención.
Habló si de las muchas esperanzas para recuperar el crecimiento económico. Un masivo programa de agua y desague y el destrabe de los proyectos emblemáticos. Pero su mensaje no alcanzó para el crecimiento ligado a la recuperación de la confianza de los inversionistas privados.
Tampoco tuvo la contundencia esperada la lucha contra la corrupción, la gente exige acciones concretas pero las mencionadas aparecen exiguas. Asimismo se refirió al diálogo político pero hasta ahora no vemos resultados más allá de la foto. La reforma política espera.
No se trata solo de discurso, se exige práctica y consecuencia. Hace un año tuvimos una gran inyección de esperanza, su  segundo mensaje ha sido casi intrascendente. La expectativa  favorable se ha disipado y ni su discurso ni sus cambios ministeriales alcanzan para la recuperación. La crisis de confianza continuará. La ausencia de los aspectos de fondo determina que el ciudadano de a pie no se sienta representado en sus palabras. Qué pena.



CAMBIO MINISTERIAL
 Y DISCURSO INSUFICIENTES


En Político.pe el 28 de Julio del 2017

La crisis de confianza y de institucionalidad no disminuirá con las expresiones de buena voluntad del Presidente ni con los cinco proyectos que alcanzó al Congreso. El asunto es de fondo. Se requieren políticas audaces en asuntos cardinales como la solución a los conflictos laborales en salud y educación, la promoción de la minería, la reforma judicial, la reducción de la informalidad, la reforma política y la batalla contra la inseguridad y la corrupción.

Un factor positivo que recorrió el discurso presidencial fue el buen manejo que hizo el Ejecutivo de la emergencia generada por El Niño costero durante la cual logró aglutinar la sensibilidad y la solidaridad nacional. Un gran logro pero no todo se resume en él. Hay demasiada desconfianza, desconcierto, temores de anarquía posible por desgobierno.

Todos queremos creer en un mejor segundo año, ojalá signado por la cooperación y no por la confrontación permanente. Hacer política significa atender sus dos caras, el conflicto y el consenso. Demasiado colisión conduce a la suma cero de los esfuerzos lo que de hecho paraliza al país como está sucediendo. De ahí que la distensión derivada del diálogo con Keiko Fujimori diera esperanzas al país. Pero no puede ni debe quedarse en la foto, debió reflejarse en un acuerdo programático y en un equipo ministerial de ancha base.

Nada de eso hay. Nada de novedades ni por el cambio ministerial ni por el mensaje presidencial. El ciudadano de a pie que siente el discurso como un conjunto de palabras ajenas, desligadas de la realidad que padece. Nada cambiará si el Gobierno se complace en el fraseo y no aspira a hacer política otorgando privilegio al diálogo y a la negociación con naturaleza permanente. Con resultados que deben obtenerse con firmeza, sin avances y retrocesos.

Necesitamos esperanzas pero con seguridad. La Revolución social que PPK ofreció hace un año a partir de los servicios básicos, todavía no se percibe. Tampoco los puestos de trabajo ni la modernización del Estado.

Y es que ante el Congreso abundaron frases hechas aunque faltaron los aspectos de fondo. Aquellos que atienden las protestas sociales que se radicalizarán e incrementarán sin la debida atención en sectores claves como educación y salud. Faltaron las vías que nos permitirán acceder a ese sistema judicial honesto, predecible que es indispensable para luchar contra la corrupción. Y ello no se podrá lograr sin el debate constructivo entre los partidos.

Estamos en una etapa difícil que no se superará si los políticos continúan dando preferencia al escándalo y a las anécdotas, si no exhiben capacidad de acercamiento y de abordaje de los principales problemas del país. La discrepancia se ha hecho permanente y llega a los medios no para la construcción sino para la distorsión y para el aprovechamiento que se refleja en las generalizaciones críticas y abusivas con ostensible ausencia de propuestas.

Esa no es la política que necesitamos para afianzar la democracia y salir del hoyo en que nos encontramos.