domingo, 24 de diciembre de 2017


LA SEGUNDA 
OPORTUNIDAD


En Correo, el 23 12 17

La vacancia presidencial decretada por la mayoría liderada por el fujimorismo no prosperó. Gran parte del resultado se debió al cambio de estrategia de PPK ayudado notablemente por ese brillante abogado que es Alberto Borea quien estuvo en su mejor momento. PPK tuvo un primer gesto de resistencia al rechazar la renuncia, secundado con lealtad y valentía por sus vicepresidentes Martín Vizcarra y Mercedes Araoz. Enfrentó resueltamente la consigna desestabilizadora con el apoyo de una bancada que se creció como operadora política con la pugnacidad de Juan Sheput y Gilbert Violeta.

Keiko Fujimori fracasó en varios niveles. Primero en su pretensión de la vacancia presidencial que le hubiera permitido el control de todo el poder. Segundo en la unidad de su bancada que perdió diez votos. Tercero en la eficacia por la libertad de su padre que sí exhibió Kenyi.

Y sobre todo porque disminuyó su simpatía de la población que advirtió la maniobra de la vacancia como un abuso de poder. Sin olvidar que su estrategia defensiva se ve debilitada por la revelación de Daniel Salaverry de una supuesta siembra de pruebas por la Fiscalía para decretar su prisión preventiva.

El régimen tiene una segunda oportunidad para un gobierno de ancha base de unidad nacional y una dinámica política de puentes y diálogos. 

Le corresponde hacer política de verdad en un escenario donde el vendaval Lava Jato está en su punto más destructivo, no sabemos cuántos caerán y cuán clamorosa será la necesidad de la moralidad y la decencia para rescatar el país. La vacancia quedó atrás pero la mayoría parlamentaria sigue ahí y solo podrá ser desactivada por una investigación clara que devuelva la confianza en el Presidente.

La inspiración patriótica de un Jorge del Castillo que sin atender consignas llamó al equilibrio y a la ponderación deja una gran orientación moral en el camino que nos espera.




LA VACANCIA 
QUE NO PROSPERÓ

En Político.pe del 23 12 17

En un Estado de Derecho ninguna decisión política puede ir contra el derecho de defensa. La oposición, liderada por el fujimorismo, quiso aprobar la vacancia presidencial por incapacidad moral, confiada en su superioridad numérica sin atender la necesidad de investigación y de pruebas.

PPK aceptó su responsabilidad en la situación más grave que le haya tocado enfrentar en su vida política. Debió reconocer ser negligente y hasta manipulador pero su defensa fue consecuente. Nunca aceptó ser corrupto aunque todavía deberá probarlo para despejar dudas y desconfianzas que no pueden darse en el Presidente del país.

Una primera batalla ha sido ganada por PPK y por quienes defendían la democracia frente a la desestabilización y al control total del poder por el fujimorismo. Y esta victoria parcial comenzó cuando PPK cambió su estrategia política el miércoles en la noche cuando apareció flanqueado por sus dos vicepresidentes que se mostraron leales y consecuentes. Ya en el hemiciclo su actitud y su discurso fueron positivos para su causa para la cual contó con la brillante defensa de Alberto Borea quien le sacó lustre a su oratoria parlamentaria, a sus conocimientos y a su sólida formación como político y constitucionalista.   

Se habló mucho del debido proceso y del concepto de incapacidad moral permanente que nadie pudo definir con independencia del de falsedad o mentira que no figuran constitucionalmente como causales de vacancia presidencial. Pero el debido proceso -por más político que sea el enjuiciamiento- no puede desligarse del derecho de defensa que solo puede darse a partir de pruebas si no queremos un festival de afirmaciones y agresiones sin sustento como el que tuvimos. No dieron tiempo a la investigación a pesar que el presidente había solicitado la apertura de su secreto bancario para que se prueben los abonos que Odebrecht afirma que entregó.

Borea se refirió varias veces y con mucha razón al decenio de Alberto Fujimori, cuando se hablaba de un sistema democrático y sin embargo las sentencias se daban en el SIN de Vladimiro Montesinos. Y sostuvo porqué la propuesta de vacancia encerraba un golpe de Estado para conseguir todo el poder asumiendo el Ejecutivo como gobierno de transición.

El núcleo de su defensa fue la ausencia de elementos de convicción total para una definición tan grave. Acertadamente afirmó que "no se puede ir a un juicio moral si no se tiene la certeza del hecho". 

Aunque a los catones les eran suficientes la consigna y el número para conseguir un gobierno de Galarreta y desdeñaron erróneamente la razón y el sentido fundamental del trance al igual que la importancia de la estabilidad política y democrática puesta en riesgo.

No atendieron el sentido patriótico del voto que tuvo su momento cumbre al final de la jornada en el corto e inspirador discurso de Jorge del Castillo. Ni defensa de PPK ni ataque a los mayoritarios, sí protección al país, a su equilibrio democrático, a sus mejores ideales de progreso y desarrollo asumiendo la unidad como instrucción ética. Un mensaje más necesario que nunca cuando el vendaval Lavo Jata amenaza con el páramo entre la clase política y empresarial peruana.
Bien por los congresistas que  supieron escuchar al pueblo que se mostraba indignado por el abuso del poder. Y a las calles donde se impugnaba la prepotencia disfrazada de falsa moral.


La mayoría ha perdido una batalla pero no olvidar que sigue a la espera de la investigación que devuelva la confianza en el Presidente de la República que personifica a la nación.