RECONSTRUCCION
UNITARIA,
PARTICIPATIVA
Y SUPERVISADA
En Revista Vela Verde. Edición del 2 de mayo 2017
El Congreso aprobó la Ley de Reconstrucción con
Cambios con las modificaciones introducidas en el debate. Ya está en manos del
Ejecutivo el instrumento legal para reedificar las zonas afectadas por los
huaicos y las inundaciones producidas por el fenómeno de El Niño Costero. Los 90
votos a favor -de 105 congresistas presentes- indican un consenso superlativo entre
el gobierno y la oposición incluida en ella el fujimorismo. Ha habido interés
máximo de ambos sectores por concretar la propuesta pero es solo el inicio del
camino.
Muy bien que se hayan introducido las modificaciones
propuestas por el Apra y Acción Popular, mal que el Frente Amplio haya sido disonante
con la visión general poniéndose de lado cuando todo el mundo esperaba
confluencias. Bien que el gobierno se haya mostrado tan receptivo a través del
Premier Fernando Zavala que puso todo el empeño para viabilizar la aprobación del
texto.
Y por supuesto esencial el aspecto de la supervisión
que estará a cargo de la Contraloría para el control concurrente y posterior en
la ejecución del gasto. Venimos de una historia de corrupción y ninguna
precaución será corta para prevenir negociados y malos manejos.
El tema fundamental es como se integrará la Autoridad
de reconstrucción con cambios, para liderar un proceso que no será fácil. Y en
segundo lugar cuál será el plazo con el que contará para el rendimiento de
cuentas. Si es el Congreso el que determinará la extensión de ese plazo previa
exigencia de resultados cercanamente supervisados.
La Autoridad de Reconstrucción deberá contar con un líder consensuado que capture la aceptación y el apoyo de esa mayoría parlamentaria que se acaba de estrenar. Se trata de una autoridad que deberá ser fortalecida y responder al grito de Perú, una sola fuerza.
Y en este sentido ha sido Kenji Fujimori el
congresista que acertó con la perspectiva de la gran tarea que espera al país.
Y lo ha hecho al precio de confrontar con su propia bancada en el momento del
debate del proyecto de ley.
Muy importante el fraseo usado por el benjamín de los
Fujimori que estrenó visión y talante unitarios con su pedido a sus colegas de “voltear
la página” y lo hizo mientras los operadores de Fuerza Popular continuaban
negociando condiciones y modificaciones. Si su postura fue personal y opuesta
al conjunto de su partido es aún más valiosa pues ha dado línea a la fuerza
parlamentaria mayoritaria al invocar el apoyo al proyecto enviado por el
Ejecutivo “sin obstrucción, sin mezquindad y sin demora”.
Kenji Fujimori pidió dar el beneficio de
la duda pese a que el proyecto pudo adolecer de defectos menores. E insistió en
la serenidad que se requiere para implementar la acción nacional pendiente.
Habló como un sabio mayor o como un político consumado poniéndose nuevamente a
la cabeza del partido que lidera su hermana. Y lo hizo apelando a su
experiencia personal de ayuda a las familias afectadas, especialmente de
Tumbes, Lambayeque, Piura, Áncash y La Libertad.
Kenyi acertó al dirigirse directamente al
premier Fernando Zavala para prometerle que el Congreso estará del lado del Perú apoyando la
reconstrucción. No está en sus manos pero fue un gesto de gran político que no
hablaba para el hemiciclo si no para el Perú que espera esa unidad tantas veces
pregonada. Un esfuerzo de confluencias necesarias que podría perecer en los
pasillos del Congreso entre ambiciones y cálculos políticos y presupuestales.
Por último su enfático llamado a su partido, Fuerza
Popular, “como un sola fuerza, a respaldar la reconstrucción de inmediato, sin
más confrontación ni obstrucciones” es una obra maestra de la oportunidad y la
lección política que se reflejó en su arenga final “¡Construyamos una agenda
común! ¡Volteemos la página!”.
Bien haría Keiko Fujimori y los líderes de Fuerza
Popular, en seguir esta actitud y no mirarla con recelo. Hasta los
antifujimoristas extremos la destacan. Las prioridades mandan y la realidad no
es opcional. Las urgencias no se negocian y los deberes se imponen. Tenemos millón
y medio de peruanos esperando una reconstrucción que significará la
supervivencia para ellos que por ahora están sin techo ni alimentos ni empleo
ni recursos de ningún tipo.
Así que los fujimoristas, como todos los políticos
tienen que entender que la reconstrucción será unitaria, participativa y
supervisada o no será. Queda fuera de lugar el obstruccionismo y el cubileteo.
Terminadas las rabietas de la segunda vuelta toca al
fujimorismo enmendar los errores en que ostensiblemente han incurrido
sucesivamente. El que tenga ojos que vea. Parece que Kenyi o sus asesores si los
tienen. Mientras que el grueso de la bancada exhibe escasa lucidez cuando hablan
de una victoria secreta varios meses después de la segunda vuelta y con un
desastre nacional cuyas consecuencias exigen acción unitaria, perentoria y
eficaz.
Es muy grande el pasivo que arrastran de estos meses
de sangre en el ojo. Desde el caso Sodalicio pasando por los derechos de las
minorías y por la ley anticorrupción de medios en venganza de los que
supuestamente determinaron su derrota electoral, hasta la absurda acusación al
Premier Zavala de ‘Montesinito’. Una maratón de errores que le dejan a Kenyi el
camino libre para aplicar el buen sentido y conectar con la gente, ayudando a
pasar la página que será la única manera en que el fujimorismo pueda llegar
alguna vez a Palacio de Gobierno.
Que en Fuerza Popular piensen en el momento difícil
que estamos atravesando, que busquen integrar la Autoridad de la
Reconstrucción, que dejen sus furias y rabietas de lado. Solo los niños
persisten en los errores cantados. Si quieren ayudar a gobernar no será con
obstrucciones ni exigencias. Que no se marginen del clamor de una sociedad que
quiere volver a confiar en sus políticos demasiado afectados por la
ineficiencia y la responsabilidad para darse el lujo de la inmadurez y las
inconsistencias.