sábado, 28 de febrero de 2015


 
REGULAR LAS DONACIONES

Publicado en Correo el 28 de febrero del 2015
 
La Reforma Electoral está en el tapete gracias a la pugnacidad de don Francisco Távara, presidente del JNE, que insiste en un compromiso con reformas mínimas para mejorar la participación y la transparencia. Loable esfuerzo que no debe olvidar lo que podría ser la madre del cordero: las donaciones particulares para las campañas electorales que son cada vez más onerosas e inalcanzables para quien no tenga recursos. El financiamiento público de los partidos se sigue discutiendo y la única posibilidad es el financiamiento privado, las donaciones que se convierten en hipotecas para los elegidos que deberán devolverlas en favores o concesiones. Nadie da algo por nada y en política hay que estar atentos, países como el nuestro son vulnerables a los intereses de grupos pero también a dineros que pueden venir del narcotráfico o de la delincuencia organizada. Ante el vacío de regulación todo puede suceder. El tema está de moda por las nuevas denuncias contra el Partido Nacionalista, contra su presidenta y Primera Dama, Nadine Heredia. Se trata del origen y del uso de los fondos para las dos campañas electorales de Ollanta Humala. No tenemos ley suficiente para supervisar y sancionar las cuentas de los partidos que siempre son las del gran capitán, oscuras y sin precisión. La reforma electoral debe considerar límites a los montos que pueden ser donados y exigir transparencia de origen. Y precisarlo no en un Código de Ética, que puede ser incumplido, sino en una norma obligatoria para que se sepa quiénes inyectan capitales para después cobrar de otra manera. Para que autoridades como la ONPE, el Ministerio Público, la UIF, puedan cumplir su misión en el interés de adecentar la política. Si esas normas existieran no estaríamos ante la nebulosa de responsabilidad que hoy envuelve a la señora Heredia y a su familia a riesgo de alcanzar al Presidente y generar una vulnerabilidad que debilita la democracia. La judicialización de la política no es una opción, necesitamos prevenir para evitar más casos de corrupción e interminables juicios que desacreditan políticos y desmoralizan electores. El dinero no puede ser el gran elector. Y menos aún el mal habido o de origen desconocido. La reforma electoral es un imperativo.