DINERO ELECTORAL
Mi columna HOJA DE TIEMPO del 29 de septiembre 2018
La relación entre el dinero y la política es una clave para lograr
democracias transparentes y sin corrupción. Por eso el financiamiento de
partidos, de campañas, de propaganda, constituyen cuestión fundamental, unida
no al dinero en abstracto, sino a intereses concretos detrás del dinero.
En los procesos electorales el dinero elimina las condiciones igualitarias
de la competencia y determina la distorsión de las agendas políticas que están representadas
en las opciones que se presentan. Así temas esenciales pueden quedar fuera de
la elección ciudadana. La desigualdad crece cuando no todos tienen acceso a los
medios de comunicación y por ende a la opinión pública. Los medios son
decisivos pero el dinero define ese acceso sin importar de dónde venga. Candidatos
íntegros y capaces quedarán fuera si no lo tienen. Algo que ha venido
sucediendo.
Como no debatir el impacto del financiamiento y su posibilidad de comprar
votos y favores. Finalmente y bajo clara presión de tiempo y de definiciones el
Congreso aprobó la modificación del art. 35 constitucional
referido
al financiamiento de los partidos políticos, la segunda de las cuatro
reformas propuestas por el Poder Ejecutivo.
Muy importante para la transparencia es la
inclusión de la bancarización, aceptada aunque con resistencias. El texto
sustitutorio implica la penalización de los aportes ilegales o de oscura
procedencia. Igualmente los topes para la propaganda electoral, para el financiamiento
político público y privado.
Bienvenida la modificación. Podríamos
estar ante el fin de las propagandas millonarias en canales de televisión,
diarios y radios las que en avalancha publicitaria siempre dejan de lado el debate indispensable y la difusión de las
propuestas mientras privilegian el mercadeo político.
Quedan pendientes la bicameralidad lamentablemente
entrampada y la no reelección de congresistas. Les toca apurar el paso para que
antes del jueves 4 de octubre todo quede listo para dejar paso al referéndum.