CORRUPTELAS
PUBLICAS,
VICIOS PRIVADOS
Publicado en Correo el 22 de octubre 2016
La saga de las corruptelas públicas
comenzó, en este joven gobierno de PPK, con la angurria de un asesor
presidencial y ha seguido con el saldo de tres bomberos muertos en un incendio presuntamente
provocado, que arrasó con un almacén de medicinas del Ministerio de Salud, por
lo cual ya nadie sabrá cuántos faltantes había.
Todo esto excede la imaginación en
capacidad destructiva de la confianza en la institucionalidad y en la
democracia. Con la política a niveles de delincuencia el capital ético del
gobierno de PPK, que lo invistió de una clara diferencia con la corrupción
fujimorista, se va perdiendo calamitosamente. Y ello a pesar del discurso del
presidente exigiendo, positiva aunque algo tardíamente, medidas anticorrupción.
Los intentos de banalización agravaron el asunto. Lo positivo es que la
corrupción está en el centro de la indignación colectiva y del debate, la
acción y la propuesta. Ojalá continúe así. Por lo menos hasta que la percepción
social sea de eficacia e inflexibilidad en esta lucha.
Tenemos una larga historia de ‘asesores’
en busca de negociados y botines. De altos funcionarios que han desprestigiado
el manejo de lo público pero el ámbito privado también está lleno de excesos,
ambiciones y corruptelas y sobre él nadie apunta reflectores. Ninguna lucha
contra la corrupción estará completa si no se atiende este espacio donde figuran
lobbystas antiéticos, empresarios codiciosos, puertas giratorias y demás
mecanismos que permiten corromper a funcionarios proclives a la corrupción. Excelente
la muerte civil y la imprescriptibilidad de los delitos contra los intereses
públicos, exhiben la indispensable voluntad política que debe complementarse
con el ojo avizor -y tal vez la mayor regulación- sobre esa parte del entorno
privado, que de seguro existe, que estará en busca de la ganancia sin límites y
sin moral. Simplemente cuidado con los amigotes.