IRRESPETO
A LAS ESENCIAS
En diario Exitosa el domingo 7 de Julio 2019
¿Habrá
suficiente tolerancia del Ejecutivo si su proyecto de reforma política sufre
modificaciones para mejorarlo de acuerdo a lo que propondrá la mayoría de la
Comisión de Constitución?
Está a
la vista que la obligatoriedad de la votación de una primaria interna genera el
mayor rechazo de partidos como el Apra, Fuerza Popular y Acción Popular. El
tiempo avanza y no hay entusiasmo para aceptar una reforma que adiciona problemas
como la exigencia de alternancia y de paridad. Si el referente de la propuesta es
el modelo argentino será difícil llegar al consenso en el plazo fijado que es
el final de esta Legislatura.
Un conjunto de fantasmas rondan
el debate y las exigencias de respeto a las esencias y a los plazos comienzan a
dar malos resultados. Martín Vizcarra no es
consciente de las limitaciones constitucionales de
su poder presidencial y de que los condicionamientos del primer ministro
comprometen toda la reforma. Ya pasó más de un mes desde que el Congreso
aceptara la cuestión de confianza, tiempo de recordar que en ese momento el presidente del Tribunal
Constitucional, Ernesto Blume, afirmó que el mandatario no está habilitado
constitucionalmente para imponerse a otro poder del Estado. Pero Vizcarra no
escucha y sigue blandiendo la espada de Damocles de la disolución del Congreso.
Los precedentes en América Latina no
ayudan respecto de las elecciones internas abiertas en la que participan
afiliados y no afiliados. En Argentina, donde surgió, no han sido exitosas y la
participación de la ciudadanía en las decisiones de los partidos puede
terminar con su escasa organicidad e institucionalización.
El predictamen de la Comisión de
Constitución no acepta las elecciones abiertas, simultáneas, obligatorias,
con voto preferencial, organización por la ONPE y resultados vinculantes. Está
claro que las famosas esencias serán totalmente o parcialmente irrespetadas
aunque para Rosa Bartra seguirán trabajando para mejorar la propuesta del
Ejecutivo considerada mayoritariamente inconveniente.
¿A cuántos atemoriza la amenaza
presidencial? Para muchos peor que la disolución congresal sería aceptar que gente ajena
decida lo más importante de la misión electoral de los partidos que es la
decisión de las candidaturas presidenciales. Si la idea es ayudar a legitimar los
partidos políticos, “acercarlos a la ciudadanía. No debilitarlos, ni
disminuirlos” como dijo Martín Tanaka, mejorar la dinámica interna de partidos no
puede significar aceptar una exagerada apertura que podría distorsionar las
ideas en común o la identidad ideológica de cada organización política.
Estamos ante una gran reforma constitucional con
asuntos espinosos que no deberían decidirse a la ligera ni bajo imposición. Dos
meses son insuficientes para 142 modificaciones que afectan la Constitución, la
Ley de Elecciones y la Ley de Partidos. El temor es el debilitamiento de los
partidos por las fuertes exigencias y la participación de gente ajena. Y no les
falta razón si no quieren luego lamentarse como sucedió con las decisiones aprobadas
en el referéndum de diciembre 2018 cuando bajo influencias políticas y
mediáticas se dio la aceptación sin que la gente hubiera discutido y conocido
lo que estaba en cuestión.
No olvidar las
palabras de Ernesto Blume: si el Congreso
aprueba una ley de reforma constitucional lo hace “en ejercicio de su capacidad de poder constituyente y constituido”,
y por tanto tiene rango constitucional, “por
lo que no puede ser observada por el presidente de la República”.
Pero la
terquedad presidencial existe y genera incertidumbre e inestabilidad política que
afecta a la economía. Lamentable porque son pocos los congresistas que creen en
la reforma política tal como está planteada
por el Ejecutivo y todo puede suceder.