sábado, 1 de agosto de 2015

 

DÉFICIT DE ESPERANZA


 

Publicado en Correo el 01 08 15
 
Los peruanos necesitamos creer. En el futuro, en los políticos, en el gobierno. En el rescate del país de la violencia delincuencial y de la pobreza. Para eso esperamos el mensaje del presidente que nos abra caminos y esperanzas, más aún cuando el pesimismo planea como densa nube y estamos culminando un periodo poco exitoso.

Porque no hay política bien entendida y democracia bien ejercida sin sustrato de confianza, de legitimidad, de esperanza y de ilusión. Este 28 tocaba a Humala hacer de mensajero del optimismo. Pasaron cuatro años sin los éxitos que anunciaban sus promesas electorales y todavía le queda un tramo final. Le corresponde despejar los cielos que surcarán otras naves. Para empezar garantizar una campaña electoral para la alternancia, con transparencia, con imparcialidad, sin usos sospechosos de los recursos del Estado.

Su discurso confirmó que el país continúa en automático. El presidente pareció instalado en una realidad distinta, en un país que lo satisface con logros que lo colman, con cifras que le anuncian su pase a la historia por haber hecho de la inclusión social bandera y realidad. Lástima que pocos lo vean y menos lo crean. Su nube es exclusiva y su optimismo excluyente. Tal vez lo comparta con su cogobernante a quién muchos ya han condecorado como la factótum de los desastres del régimen que se está yendo.

Todos queríamos escuchar soluciones al gran problema de la criminalidad organizada y sus diversos rostros pero no hubo ni siquiera autocrítica. Tampoco mencionó  la desaceleración económica que no afecta a su nube pero si a todo el país. Ollanta Humala logró con sus tres discursos en uno, lo contrario de lo que se propuso, afianzó el desconcierto y la unanimidad en la crítica. Ni siquiera aludió al inminente fenómeno de El Niño y el sector salud fue tan mal tratado que mejor hubiera sido el silencio. El presidente no sintoniza, no conecta, no escucha, su autismo político se refina pero viene en mal momento cuando la población clama por un mensaje de esperanza. Cuatro años lo han dejado extenuado. Hay decepción pero sobre todo desesperanza. Sus políticas sociales no alcanzan para recomponer el sueño de la igualdad menos aún para reconstruir la confianza en la democracia. Pero la oposición se ha puesto las pilas. Catorce partidos han firmado un documento, que dentro del marco del Acuerdo Nacional, pone énfasis en la economía y en la inseguridad. Buena reacción para tomar la batuta -no solo congresal- a fin de llegar el próximo 28 con un nuevo gobernante bien elegido.

LOS ADIOSES

Publicado en Político.pe

Falta todavía un año de gobierno de Ollanta Humala pero en estas fiestas julias, con sus tres discursos en uno, dejó a todos la sensación de que comenzó a despedirse. De mala manera, sin generar entusiasmos ni recomponer ilusiones, mostrando un cansancio anticipado, precoz, demasiado adelantado para lo mucho que debe trabajar todavía en esta quinta parte que falta de su mandato. Su bancada así parece haberlo entendido, sigue desgranándose lenta y dolorosamente. Gana Perú no parece un partido y menos de gobierno, su dirigencia no da señales de fuerza y unidad, tampoco de disciplina ni de agenda propia. Sus escuderos mayores se fueron, les va quedando la segunda y tercera fila, sin demasiadas convicciones, habilidades ni verdades para defender. Las críticas declaraciones de Daniel Abugattas anuncian mayores desbandes orgánicos y muy poco futuro político para su organización política.

La tarea de un gobierno de salida es garantizar la continuidad y la alternancia. La de la oposición que pretende reemplazarlo es reconstruir la confianza para iniciar una nueva etapa. La crisis de fe es muy fuerte y afecta a todos los políticos e instituciones. Por ello bienvenido ese espíritu dialogante exhibido por el nuevo presidente del Congreso en su primer mensaje. Y por los catorce partidos que han suscrito un documento para reforzar consensos dentro del Acuerdo Nacional. Excelente iniciativa. Necesitamos la palma de olivo y la mano extendida para la construcción conjunta contra la criminalidad organizada  y por la estabilidad económica, entre otras urgencias. El tramo que falta podría dar forma a una despedida positiva si el Ejecutivo y el Legislativo, sin connivencia ni subordinación, se exhiben eficientes para abordar lo que la ciudadanía está exigiendo a partir de la delegación de facultades. Sin que olviden la reforma política para las elecciones generales cuya campaña deseamos nos ofrezca un buen presidente al final del camino.