lunes, 26 de octubre de 2015


FUERA DE LA REALIDAD

  
Mi columna HOJA DE TIEMPO publicada en Correo el sábado 24 de octubre del 2015

El gobierno de los Humala Heredia va terminando con una gran crisis ética y política. Llama la atención el discurso de quienes parecen vivir en un mundo paralelo. A comenzar por el propio presidente Humala. Hablan de persecución mediática y de colisión del Ejecutivo con los otros poderes del Estado. De acoso del Congreso y del Poder Judicial, en especial del Ministerio Público y por supuesto del Tribunal Constitucional. El gobierno es una inexperta víctima que no sabe cómo defenderse y comete torpezas, no barbaridades, como la destitución de Julia Príncipe. Pasan por alto la evidente usurpación del poder de Heredia y los indicios de lavado de activos a partir de la financiación venezolana al partido nacionalista. Tampoco reparan en las presiones oficiales para blindarla e impedir las investigaciones que podrían determinar prisión para ella y algunos de su entorno. Sus miedos son más grandes que sus razones, Los principales autores del drama son el todopoderoso Alan García y los medios de la derecha, principalmente los calificados como concentrados. No reconocen el desgobierno ni el problema económico ni el masivo abandono de nacionalistas de un barco que hace agua.
 
Para completar la irrealidad la misma Nadine Heredia sale a victimizarse, sin controlar su ego y sin autocrítica posible. La superpoderosa se pinta como pobre desamparada por la justicia pues el Tribunal Constitucional no quiso avalar el ilegal Habeas Corpus que la protegía. Una ciudadana de a pie blindada por todo el aparato del Estado, incluyendo la televisión y los ministros que sacrifican trayectorias democráticas, como Pedro Cateriano, para cumplir la consigna de salvarla de un destino que ha tejido durante estos cuatro años de poder omnímodo.
 
Puede ser que el Apra y el fujimorismo hayan sido beneficiados con el desgaste de la pareja pero no han escrito sus agendas ni presionado al PJ ni perseguido sañudamente a los adversarios judicializando la política y transfiriendo a los jueces el poder que ahora se vuelve contra ellos. Nada más fugaz que un periodo de gobierno. Quien cree que durará toda la vida vive fuera de la realidad.

 

NO UNA SINO MUCHAS CRISIS

 
Publicado en Politico.pe el 25 de octubre del 2015

El gobierno de los Humala  Heredia tiene tal adicción al error que ya parece dependencia. Vive y se hace notar a través de lo que sus amigos llaman torpezas y sus enemigos escándalos. Pero la destitución de Julia Príncipe no es un error, torpeza o escándalo es un hara kiri, algo que en democracia no se puede hacer bajo pena de ponerla en peligro. Han evidenciado una esencia de arbitrariedad, autoritarismo y prepotencia que ha hecho sonar todas las alarmas.
 
El contexto les es adverso, no solo la popularidad de Ollanta Humala está en un dígito, continúa el acelerado desbande de sus congresistas incluyendo a Marisol Espinoza que demoró demasiado para abandonar un barco que ostensiblemente hace agua.
 
Ha sido un pobre gobierno pero sus estertores son peores que sus inicios, no han aprendido nada y apuestan por una sociedad sin memoria de las afrentas del fujimorismo en la década pasada. Acallar a una procuradora incómoda y luego destituirla por miedo y venganza se parece mucho a la destitución de los miembros del Tribunal Constitucional cuando aplicaron el control difuso para decidir que la ley de interpretación autentica -que permitiría una tercera elección- era inaplicable a Alberto Fujimori. Ese fallo les significó un vejatorio proceso en el Congreso previo a su cese y motivó la más grande manifestación universitaria de rechazo en las calles.
 
Lo de ahora, guardando las distancias, está en la misma vía de prepotencia y de ruptura del Estado de Derecho. Están cerrando el círculo disparándose a los pies pero esta vez con metralleta. Y como vemos no valen trayectorias democráticas para garantizar nada, ni la de Mario Vargas Llosa ni la de Pedro Cateriano impedirán que los atropellos vayan hacia más. Hay terror a la investigación a Heredia por eso la blindan hasta el absurdo y todo será bien empleado en el objetivo de impedir que llegue a prisión.
 
De espaldas a la honestidad que tanto proclamaron, los meses que quedan para entregar la presidencia contemplarán todavía varias crisis. El futuro de los Humala Heredia está signado por el miedo y por la búsqueda de la impunidad posible. Pero la sociedad está en alerta roja. Su primera lealtad es con la democracia y dentro de ella con la lucha contra la corrupción.