FUERA DE LA REALIDAD
El gobierno de los Humala Heredia va terminando con una gran
crisis ética y política. Llama la atención el discurso de quienes parecen vivir
en un mundo paralelo. A comenzar por el propio presidente Humala. Hablan de persecución
mediática y de colisión del Ejecutivo con los otros poderes del Estado. De
acoso del Congreso y del Poder Judicial, en especial del Ministerio Público y
por supuesto del Tribunal Constitucional. El gobierno es una inexperta víctima
que no sabe cómo defenderse y comete torpezas, no barbaridades, como la
destitución de Julia Príncipe. Pasan por alto la evidente usurpación del poder de
Heredia y los indicios de lavado de activos a partir de la financiación venezolana
al partido nacionalista. Tampoco reparan en las presiones oficiales para blindarla
e impedir las investigaciones que podrían determinar prisión para ella y
algunos de su entorno. Sus miedos son más grandes que sus razones, Los
principales autores del drama son el todopoderoso Alan García y los medios de la
derecha, principalmente los calificados como concentrados. No reconocen el
desgobierno ni el problema económico ni el masivo abandono de nacionalistas de
un barco que hace agua.
Para completar la
irrealidad la misma Nadine Heredia sale a victimizarse, sin controlar su ego y
sin autocrítica posible. La superpoderosa se pinta como pobre desamparada por
la justicia pues el Tribunal Constitucional no quiso avalar el ilegal Habeas Corpus
que la protegía. Una ciudadana de a pie blindada por todo el aparato del Estado,
incluyendo la televisión y los ministros que sacrifican trayectorias
democráticas, como Pedro Cateriano, para cumplir la consigna de salvarla de un
destino que ha tejido durante estos cuatro años de poder omnímodo.
Puede ser
que el Apra y el fujimorismo hayan sido beneficiados con el desgaste de la
pareja pero no han escrito sus agendas ni presionado al PJ ni perseguido
sañudamente a los adversarios judicializando la política y transfiriendo a los
jueces el poder que ahora se vuelve contra ellos. Nada más fugaz que un periodo
de gobierno. Quien cree que durará toda la vida vive fuera de la realidad.