DE DISFRACES
Y AVENTURAS
Publicado en Correo el 20 de junio del 2015
No
estamos en carnavales pero los disfraces y las palabras virulentas proliferan. Nadine Heredia se victimiza con
audacia por presunta persecución con afanes de liquidación política. Nadie
mejor que ella para conocer hasta donde podría escalar el operativo penal que los
afecta cuando pasamos de las sospechas a las investigaciones y de éstas a los resultados
preliminares en temas que deberían ser abordados con transparencia y respuestas
políticas más que legales.
Pero no lo entienden. Continúan creyendo en la
suerte que los acompañó para llegar al poder, que comenzó con el financiamiento
de la campaña electoral con dineros foráneos y prosiguió con el voluntarismo convertido
en aventurerismo político. Pero el camino que cierra las distancias entre las
aventuras y las desventuras podría haberse iniciado para quienes pasaron de la
“gran transformación” a la “hoja de ruta” y de ésta al engaño político.
El "aventurerismo" es la puesta en
marcha de proyectos y empresas sin el análisis previo ni la preparación ni el
acopio de medios necesarios para realizarlos. La pareja ganó o recibió
mucho dinero sin trabajar y su discurso por los pobres se despinta, ni son
trabajadores ni se interesan en los trabajadores. Son o han sido aventureros
con suerte. Pero toda aventura es arriesgada con eventos impredecibles, la incertidumbre
ronda, no sabemos lo que puede venir en denuncias que podrían ser devastadoras.
El barco hace agua por el flanco mayor que
es el de la deshonestidad. Los aventureros tienen siempre posibilidad de
salir airosos pero es difícil cuando de la improvisación surge la soberbia o la
impostación del poder. Asumieron el riesgo en su práctica de gobernar pero su
tiempo y su suerte podría estar cambiando.
En el Congreso manda la oposición. Lograron
la aprobación a las facultades delegadas pero sufrieron la demostración de
fuerza que fue la exoneración de las gratificaciones. Quieren recuperar poder y
conducción eficaz durante un periodo complicado que coincide con la del pato
cojo con todos los bemoles de una campaña electoral en la cual el partido de
gobierno participará por interés de protección propia a su controvertida
presidenta.
La reingeniería liderada por Pedro Cateriano definirá el último
tramo pero en el Congreso no tendrán el control. Se necesita estabilidad política,
deberán abstenerse de provocaciones mientras la oposición asume la
responsabilidad política de concertar, dialogar y hacer un imperativo control
de daños.