miércoles, 9 de enero de 2019


NO A LA CONCENTRACION 
DEL PODER
En diario Exitosa el domingo 7 de enero 2019
Gonzalo Chávarry debe renunciar a la Fiscalía de la Nación. Ha incurrido en errores garrafales aunque no en delitos. La situación es grave en una institución de mandato vertical y personalísimo que carece de mecanismos para la defensa de su autonomía y a este vacío legal debería abocarse el Congreso. Es imperativo fortalecerla con elementos jurídicos para una solución constitucional propia.
Chávarry se ha quedado sin juego, sin capacidad de maniobra. Las calles están contra él, los medios de comunicación consensuados por el presidente dan casi total apoyo a la intervención sin debatir las aristas y los riesgos políticos.
Preocupa la anarquía en esta institución fundamental. También el acuerdo de colaboración entre Odebrecht y la Fiscalía que Martín Vizcarra fue el primero en cuestionar en su aspecto clave, aquel que permitiría a la empresa operar y vender sus activos en el Perú.

Hay aprovechamiento político de la situación y hay riesgo para la democracia. Las protestas continúan y el ambiente parece propicio para declarar la emergencia del MP bajo amenaza de cuestión de confianza si la mayoría congresal se niega. Pero cuando la política y la información conectan con las pasiones y se alejan de las razones no se puede resolver conflictos y menos con actos unilaterales por más legitimidad que pretendan.
Si el Perú logró una correcta transición presidencial gracias a una lúcida interpretación constitucional y se procesó con madurez política y cívica la renuncia de PPK para dar paso al gobierno de Martín Vizcarra por qué no esperar que en un nivel menos encumbrado como es la Fiscalía de la Nación se activen los mecanismos internos para evitar soluciones que lesionen la autoestima institucional y el equilibrio de poderes.
Fortalecer las instituciones no debilitarlas es la regla de la democracia. Respetar el Estado de Derecho y prevenir el abuso. Sería gravísimo retornar a los noventa cuando el fujimorismo conectó con las masas, concentró los poderes del Estado y acabó con una corrupción descomunal dirigida por un dúo nefasto que buscó medidas populares para incrementar su aprobación y perpetuarse en el poder.

El Congreso debe permitir que la Fiscalía solucione internamente su crisis. La calle argumenta que está tomada por una mafia pero esto no obedece a la razón ni a la prueba. Temores y pasiones se atrincheran mientras un cierto aliento autocrático silba sobre nuestras cabezas. Que las manipulaciones o intereses ocultos no se lleven de encuentro una institución fundamental para la anticorrupción y de paso el esencial equilibrio de poderes. Cuidado!


POR LA AUTONOMÍA 
DE PODERES
En Correo el 6 de enero 2019
La defensa de los fiscales Vela y Pérez del Caso Lava Jato, legítima y justa, podría estar alentando extremos indeseables. Todos queremos desterrar la corrupción que ha debilitado nuestra economía pero hay límites. El proyecto de ley presentado por el Ejecutivo ante el Congreso para solucionar externamente la profunda crisis del Ministerio Público es anticonstitucional y significa un grave precedente de interferencia. Es cierto que el Estado debe salvar su autoridad frente a situaciones que ponen en peligro los objetivos nacionales y sociales y para ello tiene todos los recursos. Pero también lo es que las instituciones cumplen un rol en democracia y deben ser prioritariamente fortalecidas nunca disminuidas.
Las malas decisiones del Fiscal no constituyen delito aunque la gente las rechace con justa indignación en las calles que han hecho de él un monstruo desmesurado. Sí constituyen error garrafal en mal momento, el que ha determinado que al alto funcionario ya sin juego solo le quede renunciar para dejar que los mecanismos internos de su alta institución actúen en defensa de su rol y de su autonomía.
Si el Perú logró una correcta transición presidencial gracias a una lúcida interpretación constitucional y se procesó con madurez política y cívica la renuncia de PPK para dar paso al gobierno de Martín Vizcarra por qué no podemos esperar que en un nivel menos encumbrado como es la Fiscalía de la Nación se activen los mecanismos internos más apropiados para evitar que las soluciones vengan desde fuera y lesionen la autoestima institucional y el equilibrio de poderes.
Si existe confianza en el desempeño de Rafael Vela y Domingo Pérez respecto del caso Lava Jato por qué no tenerla en la institución que les permitió hasta ahora solvencia e independencia. Que los temores, manipulaciones o intereses ocultos no se lleven de encuentro una institución fundamental para la anticorrupción.