NO A LA CONCENTRACION
DEL PODER
En diario Exitosa el domingo 7 de enero 2019
Gonzalo Chávarry
debe renunciar a la Fiscalía de la Nación. Ha incurrido en errores garrafales aunque
no en delitos. La situación es grave en una institución de mandato vertical y
personalísimo que carece de mecanismos para la defensa de su autonomía y a este
vacío legal debería abocarse el Congreso. Es imperativo fortalecerla con
elementos jurídicos para una solución constitucional propia.
Chávarry se ha quedado sin juego,
sin capacidad de maniobra. Las calles están contra él, los medios de comunicación consensuados por el presidente dan casi total apoyo
a la intervención sin debatir las aristas y los riesgos políticos.
Preocupa la anarquía en esta institución fundamental.
También el acuerdo de colaboración entre Odebrecht y la Fiscalía que Martín Vizcarra
fue el primero en cuestionar en su aspecto clave, aquel que permitiría a la
empresa operar y vender sus activos en el Perú.
Hay aprovechamiento político de la situación y hay
riesgo para la democracia. Las protestas continúan y el ambiente parece propicio
para declarar la emergencia del MP bajo amenaza de cuestión de confianza si la
mayoría congresal se niega. Pero cuando la política y la información conectan
con las pasiones y se alejan de las razones no se puede resolver conflictos y
menos con actos unilaterales por más legitimidad que pretendan.
Si el Perú
logró una correcta transición presidencial gracias a una lúcida interpretación
constitucional y se procesó con madurez política y cívica la renuncia de PPK
para dar paso al gobierno de Martín Vizcarra por qué no esperar que en un nivel
menos encumbrado como es la Fiscalía de la Nación se activen los mecanismos internos
para evitar soluciones que lesionen la autoestima institucional y el equilibrio
de poderes.
Fortalecer las instituciones no debilitarlas es la
regla de la democracia. Respetar el Estado de Derecho y prevenir el abuso. Sería
gravísimo retornar a los noventa cuando el fujimorismo conectó con las masas,
concentró los poderes del Estado y acabó con una corrupción descomunal dirigida
por un dúo nefasto que buscó medidas populares para incrementar su aprobación y
perpetuarse en el poder.
El Congreso debe permitir que la
Fiscalía solucione internamente su crisis. La calle argumenta que está tomada
por una mafia pero esto no obedece a la razón ni a la prueba. Temores y pasiones se atrincheran mientras un cierto
aliento autocrático silba sobre nuestras cabezas. Que las manipulaciones o intereses ocultos no se lleven de encuentro una
institución fundamental para la anticorrupción y de paso el esencial equilibrio
de poderes. Cuidado!