¿AL BORDE DE LA ANARQUÍA?
En diario Exitosa el domingo 18 de Agosto 2019
El telón de fondo del debate político
nacional no puede seguir siendo el adelanto de elecciones o la vacancia
presidencial o el cierre del Parlamento, todas salidas catastróficas que no
funcionan para el país. El diálogo de verdad implica voluntad de hacer
concesiones. Si de encontrar salidas racionales se trata necesitamos un
reencuentro político social vía una agenda común Congreso-Ejecutivo y un nuevo
gabinete multipartidario.
El presidente pregunta demagógicamente
¿Por qué le temen al pueblo? Y quiere darle voz vía referéndum cuando sabemos
que las calles también pueden equivocarse. La aceptación en las encuestas no es
solución y la voz del pueblo no es la de Dios. Ahí están los resultados
deleznables de la ruptura constitucional del autogolpe del cinco de abril
celebrado y aprobado mayoritariamente en su momento.
El pueblo puede ser manipulado y cuando
hay confusión o irresponsabilidad no existe su infalibilidad ni para la aceptación
ni para el rechazo. Y más aún cuando hay intransigencia en los altos niveles
que hablan de diálogo mientras usan el serrucho y recurren a la beligerancia o
a alentar a las calles hacia respuestas violentas.
La ruptura de la bancada de gobierno con
la renuncia de Mercedes Aráoz, Carlos
Bruce y Ana Choquehuanca ha sido la cereza del pastel que nos
pone ante situaciones extremas, rubrica los desencuentros entre el jefe de
Estado y la vicepresidenta Aráoz y deja a Vizcarra sin apoyo parlamentario.
Vale decir que determina que las instituciones vayan perdiendo peso y
posibilidades de coordinación o de confluencias mientras ganan las vías
violentas o de mayor obstrucción.
Como sucede con la guerra EEUU China en
esta confrontación Congreso y Ejecutivo perdemos todos. Los capitales políticos
están camino del agotamiento por tanto hay que recurrir a soluciones de
emergencia. En varias oportunidades se ha planteado un gabinete de unidad nacional para
romper la colisión de poderes y las propuestas de escenarios frustrantes y
negativos. Un Gabinete de ancha base expresa voluntad de convergencias y de
acuerdos y aleja indeseables extremismos.
Queda visto que el adelanto de elecciones no pasará en el Congreso donde la
lógica sigue siendo de guerra. Sabemos que las relaciones Ejecutivo y
Legislativo desde el 2016 han sido de polarización negativa y de
autodestrucción. Es momento de poner un alto racional y reflexivo. Los
escenarios que se plantean no representan soluciones y si destrucciones
posibles de lo logrado en democracia y economía.
Un gabinete de ancha base, multipartidario o de unidad nacional es un
recurso usado por gobiernos de distinto signo para salir de crisis prolongadas
e instaladas. Parece evidente que el fujimorismo no aceptará integrarlo pero
siempre podrá el presidente designar personalidades cercanas que le permitan
participar y ser consultado en aspectos centrales. Y los demás partidos podrían
ocupar las principales carteras para demostrar que estamos en una democracia
madura y estable donde se forman Un gabinetes conversado que descarta el choque
de poderes e implica calidad y representatividad ministerial en un régimen de
transición que nos lleve a progresar institucional y políticamente.
Si no queremos afectar aún más la economía, las inversiones y la
democracia, que avanza hacia el bicentenario sin interrupciones. Y menos aún
dar paso a aventureros extremistas que sacan provecho de la algarada callejera
convenientemente alentada, necesitamos un Ejecutivo racional sin
intransigencias y una oposición parlamentaria viable que en la práctica exhiba
capacidad para atender las clamorosas necesidades sociales. Un acuerdo entre
ambos poderes bloquearía las propuestas antisistema con entendimientos posibles
en democracia y sin dejar de luchar contra la corrupción. Seguiremos.