LA BISAGRA
DEFENSORIAL
En diario Correo mi columna HOJA DE TIEMPO del 12 de Octubre 2019
Desde el 30 de septiembre la democracia peruana se ha quedado solo con dos
poderes, Ejecutivo y Judicial, el Legislativo ha sido disuelto de manera totalmente
discutible. Las opiniones van y vienen pero la única instancia que podría
consagrar o rectificar la legalidad del gesto de Martín Vizcarra es el Tribunal
Constitucional ya requerido por Pedro Olaechea en aras de la estabilidad
jurídica y política.
Toda democracia requiere de la separación y equilibrio de poderes. La
reunión de las cabezas de los tres poderes da forma al Consejo de Estado que
algunas veces -en situaciones de urgencia- se ha reunido en nuestro país para
facilitar el diálogo entre poderes y el consenso. En plena crisis el Defensor
del Pueblo, Walter Gutiérrez, con alta sensibilidad institucional, ha asumido el
rol de bisagra y si bien no pudo reunirlos sí habló por separado con el
presidente de la República y con el titular de la Comisión Permanente, Pedro Olaechea, para pedirles
diálogo. Vivimos días convulsos y es indispensable garantizar el respeto a los derechos
fundamentales al tiempo de descartar todo tipo de violencia. Si la Defensoría es
clave para sostener los espacios de diálogo más aún lo es el Tribunal
Constitucional para poner los límites al Presidente de la República. Olaechea ha requerido al TC para
que suspenda el decreto de disolución, que declare que el Ejecutivo no tiene
competencia para plantear una cuestión de confianza sobre atribuciones
exclusivas del Parlamento y que precise que la cuestión de confianza solo puede
ser otorgada de forma expresa a través de una votación y no de manera “fáctica”.
Una solicitud muy bien planteada, jurídica y políticamente. Y mientras llega el
vital pronunciamiento ambos poderes deben buscar soluciones. Falta
bastante para que este quinquenio termine y la necesidad de una agenda común y
de un mejor gabinete subsisten, a pesar de los penosos acontecimientos recientes.