jueves, 22 de marzo de 2018


LA MAREA NEGRA 
EN ACCIÓN

En Político.pe el 17 de marzo 2018

Odebrecht tendió su maraña y creó una marea negra que se está engullendo personajes e instituciones. La población asiste incrédula y angustiada al escenario de la distribución de culpas que no ha dejado títere con cabeza. Todos los partidos políticos, salvo Acción Popular, están involucrados en la entrega de dinero negro. Algo presumible que viene de la angurria y desmesura de nuestra legislación sobre el financiamiento electoral que deja todas las fisuras para que dineros de origen reprobable irriguen la política nacional como en efecto ha venido sucediendo.

Discutir de traiciones y lealtades que significarían parámetros morales para la política cuando sabemos que no los tiene es casi como debatir el sexo de los ángeles o la curvatura del círculo. Lo peor es que la población lo siente así. Reprueba la trayectoria que mancha a PPK como primer mandatario que personifica a la nación pero no da mayor confianza a quienes desde un Parlamento cuestionado proclaman su lucha contra la corrupción cuando tienen inmenso rabo de paja y una historia que merecería mayor discreción, en especial en el caso del fujimorismo.

La calle no está involucrada en este absurdo y egocéntrico juego de tronos a pesar de las cifras en las encuestas que van a la baja. Las declaraciones de Barata echando lodo con ventilador han impactado para que no se reconozca autoridad moral a nadie. Y eso es lo peor porque las generalizaciones terminan en un que se vayan todos cuando nadie puede predicar incorruptibilidad. Nadie cree en la disputa por la gobernabilidad que vendría con la salida de PPK y el ingreso de Vizcarra a Palacio.

Todavía no hemos llegado a la mitad del mandato de PPK y los conflictos entre el Gobierno y el Parlamento nunca cesaron. De ahí la pérdida de confianza y el desencanto con ambos poderes. Todo está bloqueado, no hay esperanza de reformas importantes y lo que viene no es más de lo mismo sino que  parecería algo peor. La vacancia del presidente Kuczynski es una pesadilla que él debería ahorrarle al país con una renuncia. Pero hay excesivos intereses en juego, demasiados poderes que terminarían y por eso la gestión de PPK ha oscilado entre vacancia y disolución del Congreso contaminando la política reducida a grupos de intereses. 

Hemos llegado al nudo gordiano. Pero la ciudadanía no se siente involucrada ni tenida en cuenta. Ni espera verdaderos cambios en esa relación patológica de amor odio entre los dos poderes del Estado si cambia la cabeza del Ejecutivo. El tema es de fondo aunque nadie quiere verlo así, es la falta de autoridad moral de los políticos de todas las tiendas distribuidos entre acusadores y acusados. Nadie puede llenarse la boca de palabras de lucha contra la corrupción cuando han nadado en el mismo barro, salvo honrosísimas excepciones.

PPK tiene muy baja aprobación y el Legislativo tiene aún menos (17% y 14%, respectivamente, según la última encuesta de Ipsos). Los principales líderes políticos tampoco pueden estar orgullosos de sus cifras. De qué estamos hablando cuando nos ponen en dilemas sin pensar en el país y con egoísmos y soberbias que no tienen lugar en este complejo escenario que estamos viviendo.




LA TELENOVELA 
DE LA TRAICIÓN

Publicado en Correo el 17 de marzo 2018

El keikismo está jugando sus fichas en varios escenarios. Uno es la vacancia presidencial posible. Otro es la cortina de humo a las revelaciones detalladas de Jorge Barata que lo está poniendo contra las cuerdas. Otro es imponerse totalmente al Ejecutivo para tomar el mando del país, concentrando poderes. Y el escenario culminante sería evidenciar que puede cerrarle el paso al albertismo y al kenyismo para reinar solos dentro del fujimorismo.

Pero hasta ahora sus jugadas son de resultado imprevisible. Incluso la presión a Martín Vizcarra para que acepte algo que no puede dejar de aceptar que es asumir la presidencia en caso proceda la vacancia  de PPK. Y ello porque su lealtad no es con el mandatario sino con la nación que lo eligió para reemplazarlo y con la Constitución que considera para él una sola tarea. Reemplazar es el término que justifica su presencia y existencia como primer vicepresidente.

Ni el primer ni la segunda vicepresidente deben renunciar a su tarea constitucional de reemplazo, mucho menos antes que se defina una vacancia que está por verse. Si alguien tendría que renunciar sería PPK para evitarnos el bochorno nacional de la vacancia. Un anticipado juego de tronos nos coloca ante suposiciones e hipótesis de ficción. Lo único cierto es que el país está siendo engullido por una marea negra que deja a la clase política y empresarial cuestionada y sin autoridad moral. Entre revelaciones, cuestionamientos, detalles, procedimientos el país se desliza hacia un terreno en el que todos perdemos. Necesitamos más generosidad, racionalidad y desprendimiento dado que el daño ya está hecho aunque no lo quieran ver así.

Todo es coyuntura, no hay mirada de largo plazo ni búsqueda del saneamiento ético y democrático. Manejar el país como si estuviéramos mirando una telenovela de manera prescindente como si el destino del país no estuviera comprometido.