LA TELENOVELA
DE LA
TRAICIÓN
Publicado en Correo el 17 de marzo 2018
El keikismo está jugando sus fichas en varios
escenarios. Uno es la vacancia presidencial posible. Otro es la cortina de humo
a las revelaciones detalladas de Jorge Barata que lo está poniendo contra las
cuerdas. Otro es imponerse totalmente al Ejecutivo para tomar el mando del país,
concentrando poderes. Y el escenario culminante sería evidenciar que puede
cerrarle el paso al albertismo y al kenyismo para reinar solos dentro del
fujimorismo.
Pero hasta ahora sus jugadas son de resultado
imprevisible. Incluso la presión a Martín Vizcarra para que acepte algo que no
puede dejar de aceptar que es asumir la presidencia en caso proceda la
vacancia de PPK. Y ello porque su lealtad
no es con el mandatario sino con la nación que lo eligió para reemplazarlo y
con la Constitución que considera para él una sola tarea. Reemplazar es el
término que justifica su presencia y existencia como primer vicepresidente.
Ni el primer ni la segunda vicepresidente deben renunciar a su
tarea constitucional de reemplazo, mucho menos antes que se defina una vacancia
que está por verse. Si alguien tendría que renunciar sería PPK para evitarnos
el bochorno nacional de la vacancia. Un anticipado juego de tronos nos coloca
ante suposiciones e hipótesis de ficción. Lo único cierto es que el país está
siendo engullido por una marea negra que deja a la clase política y empresarial
cuestionada y sin autoridad moral. Entre revelaciones, cuestionamientos,
detalles, procedimientos el país se desliza hacia un terreno en el que todos
perdemos. Necesitamos más generosidad, racionalidad y desprendimiento dado que
el daño ya está hecho aunque no lo quieran ver así.
Todo es coyuntura, no hay mirada de
largo plazo ni búsqueda del saneamiento ético y democrático. Manejar el país
como si estuviéramos mirando una telenovela de manera prescindente como si el
destino del país no estuviera comprometido.
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