sábado, 2 de febrero de 2019




LA ESENCIAL 
REFORMA JUDICIAL


En diario Exitosa el domingo 3 de febrero 2019

La reforma de la justicia es un antiguo anhelo. Hace 15 años tuvimos el honor de integrar la Comisión Impulsora del Acuerdo Nacional por la Justicia, designada por Hugo Sivina Hurtado como Presidente del Poder Judicial. Junto con Raúl Ferrero, Diego García Sayán y Marcial Rubio recorrimos el país organizando audiencias en las capitales y en las provincias a fin de tomar el pulso social sobre cómo desean los ciudadanos el cambio Judicial. Aprobamos un producto final con algunos aspectos similares a los discutidos para la Ley Orgánica de la Junta Nacional de la Justicia, pero la gran totalidad quedó en el tintero al igual que sucedió con la Comisión por la Reforma de la Justicia, CERIAJUS, que tampoco vio plasmados en leyes los cambios esforzadamente planteados.

Y es que cada cierto tiempo se renuevan las ilusiones de cambio de la justicia. Los congresistas trataron de superar la cuestionada ejecutoria del Consejo Nacional de la Magistratura y orientarse por la decisión ciudadana manifestada en el referéndum de diciembre pasado. Y lo han logrado.
La idea central sigue siendo fortalecer el Poder Judicial como instancia rectora inspirada en el sentido de responsabilidad y urgencia que devuelva a la justicia peruana credibilidad y confianza. Y por supuesto perfeccionar las instituciones que integran el sector, entre ellos el Ministerio Público que acaba de afrontar una crisis interna y requiere de mejores elementos legales para defender cabalmente su autonomía.
El Poder Judicial depende en mucho de la reforma aprobada que lamentablemente no es integral. Si bien la JNJ era urgente para continuar los procesos pendientes e iniciar los disciplinarios truncos lo era sobre todo para definir cómo se nombrarán, ratificarán o destituirán a los jueces. Decisiones que deberían requerir mayor consenso como una votación de dos tercios del pleno directivo.
Respecto de la ratificación y de las evaluaciones intermedias son tan delicadas que deberían responder a exámenes por capacitaciones efectivas. Mejor aún optar por la evaluación permanente a cargo de la ciudadanía que podría controlarlos como parte del proceso de impartir justicia.
Y en este aspecto procede la reestructuración de la Academia de la Magistratura  para convertirla en una Escuela de alta especialización como en los países avanzados donde son claves para los concursos públicos, llamados también de oposiciones. Una Escuela Judicial y Fiscal impulsa la movilidad de los jueces y fiscales en los distintos niveles de la carrera respetando la dignidad y las capacidades profesionales y éticas.
Punto esencial es el control de jueces y fiscales que debería ser externo y según lo aprobado no lo es. Sigue pendiente y debería ser implementado junto a la paridad de género para la designación de los titulares de la JNJ descartada por pretender que no se concilia con el enfoque meritocrático.
La ley aprobada es perfectible. Ya la tenemos, bajo la presión del tiempo y del Ejecutivo, pero aprobada que es lo importante. Aunque la ansiada reforma integral de la justicia siga pendiente.



SALAVERRY 
Y EL CONGRESO
En Político.pe el 03 Febrero 2019

Cambió el Congreso elegido en julio 2016. El fujimorismo perdió la mayoría aplastante que obtuvo en las urnas y deja de controlar las comisiones. Un segundo tiempo caracterizado por la fragmentación y la presencia de una primera minoría sin poder de decisión aunque si de perturbación, como se ha visto en estos días. Dejar de dar el quórum de reglamento es una forma de estar presentes de manera negativa al punto de poner en serios aprietos al titular del ParlamentoDaniel Salaverry, que se ha manifestado con dureza con su antigua bancada.
Todavía está por verse si el vaso está medio lleno o medio vacío. Si este nuevo parlamento será positivo o no para el país. Nada está dicho pero la amenaza del bloqueo legislativo existe. Muchos están celebrando prematuramente la debacle del fujimorismo teniendo en cuenta que mientras gobernó con puño de hierro no logró nada que el Perú pueda hoy celebrar. Su ejecutoria está hecha de dos años de avasallamiento y obstruccionismo. Cuando pudieron y tenían todo el poder no respondieron a las reformas que prometieron y ahora que no lo tienen es difícil pensar que empujarán los cambios necesarios mediante consensos que podrían generar o sumarse con la cantidad enorme de congresistas que conservan.
Quedan todavía dos años y medio y de acuerdo a la tónica renovadora del presidente Daniel Salaverry podríamos esperar menos confrontación y más inteligencia. Más concertación y manejo democrático con las nuevas bancadas. Pero desde la experiencia sufrida las alarmas se encienden.
El conflicto entre Fuerza Popular y Salaverry es personal con un telón de fondo de necesario salvataje del Parlamento dadas sus escuálidas cifras de aprobación. La carrera política del ex vocero fujimorista se ha fortalecido y sus pretensiones son mayores. Pero para ello debe poner a su antigua tienda en su sitio e impedir que por intereses propios conspiren contra los objetivos políticos mayores que el Congreso podría abordar en el tiempo que queda. La dispersión es perjudicial pero el sabotaje y las rencillas personales son peores.
El presidente del Congreso tiene su propio juego más allá de la reelección que de hecho pretende. No contará con la complacencia del fujimorismo pero tendrá que demostrar capacidad para evitar el entrampamiento y la confrontación obstruccionista en que los naranjas son campeones.
¿Podrá Daniel Salaverry responder al desafío de hacer política en esta difícil etapa usando el diálogo y la inteligencia?
Veremos.



¿MERITOCRACIA
 VERSUS PARIDAD?

En Correo el 2 de febrero 2019

El fujimorismo pasa sus peores momentos. Ni con sus dos líderes en la cárcel la ciudadanía se compadece, rechaza su ejecutoria de prepotencia y de verticalidad. Y se da cuenta que su pretendida lucha contra la corrupción es de papel y de micro, dirigida a quienes quieran creerla a pesar de su ADN noventero, etapa en que la corrupción fue una forma de vida para lucrar y mantenerse en el poder. Y a pesar de su debacle quieren imponer sus intereses y su estilo. Un ejemplo ha sido la discusión sobre meritocracia y paridad, dos conceptos que lejos de ser antagónicos pueden formar parte de un consenso básico como está siendo aceptado. Por algo se han consagrado en el mundo las virtudes de la discriminación positiva a ser tomadas en cuenta para la composición de la Junta Nacional de Justicia.

Y es que meritocracia, criterio ya adoptado, y paridad de género –comprendiendo en ella permitir que a iguales calidades se opte por una mujer- pueden complementarse para unir y equilibrar calidad de formación y género. Porque la meritocracia es insuficiente y la paridad necesaria para que la presencia de la mujer inteligente y bien capacitada sea una realidad. Este concepto no puede ser anticonstitucional con una Carta Magna que pone como eje al ser humano y su dignidad.  

La nueva revolución del feminismo no implica confrontaciones inútiles, no es solo defensiva de derechos e integridad, contra la violencia familiar o de género. Va más allá, puede colocar nuevos temas políticos lejos del culto al hombre blanco heterosexual. Bien que el nuevo Congreso esté en posibilidad de asumir mayor pluralidad y democracia para lograr unidad en torno a la agenda nacional hecha de urgencias mientras desterramos el pensamiento puro y duro que -fiel a la tradición fujimorista- buscará imponerse por intereses propios. Les toca leer su actual realidad y actuar en consecuencia.