lunes, 22 de julio de 2019



A GRANDES PROBLEMAS 
GRANDES DECISIONES


En Opinión diario Exitosa del domingo 21 de Julio 2019


Vivimos un clima de confrontación que se extiende. A la colisión de poderes Ejecutivo-Legislativo se agrega la pugna entre mineros y anti mineros que por el proyecto Tía María parecen dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias.  La lógica de la guerra política se impone a contracorriente del sentido común que exige salir de este hoyo profundo de desencanto con la democracia en el cual cada vez más instituciones y líderes están contra la pared sea por corrupción o por ineptitud. El diálogo es una urgencia no coyuntural, los problemas reales son demasiados grandes y no se reducen a la lucha anti corrupción que siendo válida y esencial no es lo único que nos aflige. La sociedad se siente sitiada por la violencia delincuencial y por la parálisis económica. Se necesita autoridad, líderes que entiendan que más allá del discurso y de las encuestas, la gente exige decisiones mayores. Sin ellas la anarquía podría estar muy cerca.
El gobierno de Vizcarra ha dicho que está dispuesto a dialogar y debe hacerlo. El clamor por dejar de lado la lógica de la guerra se siente. En las calles y en las instituciones. La espada de Damocles del cierre del Congreso es censurada en distintos espacios. La CONFIEP ha hecho un llamado a la unidad para alcanzar el desarrollo porque no hay avances con incertidumbre e inestabilidad. El Tribunal Constitucional, el Poder Judicial y la Defensoría del Pueblo van dejando señales de la necesidad de enmendar errores y actitudes autoritarias respecto de la Reforma de la Justicia y alertan respecto de la inconstitucionalidad de imponer criterios y plazos bajo amenaza al Congreso. Un sector importante trata de que se imponga la racionalidad sobre el infantilismo político.

Que el sentido común prevalezca también en la elección de la mesa directiva del Congreso. Es el momento del diálogo multipartidario con sentido autodefensivo que derive en una agenda común que le permita reconectar con la ciudadanía. Ojalá el fujimorismo lo entienda y deje de aferrarse a la Presidencia, Sus antecedentes para nada brillantes hablan más de obstrucción que de contrapeso democrático.

En cuanto al Ejecutivo, en una semana Martín Vizcarra presentará su discurso patrio ante el Congreso. Tiene poco tiempo para reflexionar sobre la inutilidad de su guerra con el Legislativo, una confrontación lamentablemente potenciada por las exigencias de los gobernadores regionales del sur. Tía María será solo la cereza de la torta. En clima tan exacerbado, y lleno de conflictividad, lo responsable es alejar la terquedad presidencial y concretar el diálogo. Reconocer que el Congreso viene trabajando en una reforma que es un avance en muchos aspectos. Y ojalá decida cambiar el actual gabinete de desconocidos para la población, que no da la talla en este momento crítico, por ministros que no permanezcan en la sombra y sean un activo de gobierno, que ayuden a desterrar la ineficacia y la inestabilidad.
Si Martín Vizcarra eligiera nuevos ministros que respondan a una ancha base, dispuestos a apostar por la paz social y las reformas necesarias, tornaría este Julio convulso en un mes de esperanza con gestores eficaces que lo acompañen en su último y decisivo tramo sin confrontaciones banales ni afanes de concentración de poder.
Un gabinete que pueda hacer frente con serenidad y autoridad a las exigencias y desplantes de gobernadores o dirigentes como Gregorio Santos en Cajamarca, Elmer Cáceres en Arequipa, Walter Aduviri en Puno y Vladimir Cerrón en Junín que instrumentan las desigualdades y las carencias extremas para jaquear al Estado. No son desafíos menores y se necesitan decisiones mayores desde la responsabilidad con el país.



¿GABINETE DE ANCHA BASE?

En Correo mi columna HOJA DE TIEMPO del 20 de Julio 2019

El clima de confrontación se extiende. Teniendo como trastienda la colisión de poderes ahora tenemos a mineros y antimineros que por Tía María parecen dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. Lamentable que la guerra política se imponga cuando lo que necesitamos es salir de un hoyo profundo de desencanto con la democracia en la cual cada vez más instituciones y líderes están contra la pared sea por corrupción o por ineptitud. Necesitamos diálogo y encuentro para dar soluciones a problemas reales. La lucha anti corrupción es válida y esencial pero también lo es la violencia delincuencial y la parálisis económica, entre otros. Se necesita autoridad más allá del discurso y de las encuestas. La gente exige soluciones y sin ellas la anarquía podría estar muy cerca.
Vizcarra debe salir del atolladero. Ya cercano su discurso patrio ante el Congreso no tiene mucho que reseñar. Su discurso anticorrupción ha saturado y sus afanes reformistas que sustentan sus encontronazos con un Congreso al que amenaza con el cierre, parecen juegos inmaduros. Se espera una nueva etapa que permita superar el bloqueo económico y responder a la presión social por la criminalidad en ascenso.
Para nada es útil la guerra Ejecutivo-Legislativo, potenciada con las exigencias de los gobernadores regionales del sur. Tía María es solo la cereza de la torta. Vizcarra debe dejar su terquedad respecto del cierre del Congreso y concretar el diálogo pensando en un gabinete que deje de estar en la sombra para ser un activo de gobierno con ministros que ayuden a desterrar la incertidumbre y las amenazas. Este Julio convulso podría convertirse en un mes de esperanza si elige nuevos ministros que respondan a una ancha base, de todas las tiendas, capaces y dispuestos a apostar por la paz social, las reformas necesarias y la estabilidad en democracia. ¿Es mucho pedir en un momento tan crítico?