viernes, 24 de octubre de 2014

REGULAR CAMPAÑAS ELECTORALES


DINERO, VOTOS Y VACANCIA


Diario Correo 25 10 14
 
Ganar las elecciones es cada vez más costoso, la política es un ring en que el dinero decide. La ley exige una clara rendición de cuentas, el Jurado Nacional de Elecciones demanda cifras pero partidos y organizaciones que presentaron candidatos son renuentes y remolones y al final presentan las del gran capitán. Ni soles ni dólares son democráticos ni democratizadores pero definen quien tendrá el poder. Para felicidad de publicistas, marketeros y medios de comunicación y no tanto para los ciudadanos que sienten que no son ellos los que soberanamente eligen a sus representantes sino que es el dinero el que hace conocido el  número y el nombre y nos deja congresistas sin calidad. Muchos con hipotecas y compromisos que deberán pagar y cumplir desde su curul.

Mientras la reforma política hace su camino -para que el financiamiento de las campañas sea público y se elimine el voto preferencial- el asunto hace crisis. Los mineros ilegales han acusado al oficialismo de haber recibido sus apoyos en metálico para llegar al poder y una vez llegados desoyen sus reclamos. El partido de gobierno debe responder pero no lo hace y el Congreso se ve obligado a pedir a la ONPE informes del financiamiento de la campaña electoral de Ollanta Humala en el 2010. La cosa pasa a mayores cuando el dirigente minero Víctor Chanduví y su vocero, Jorge Paredes, presentan ante el Congreso un desubicado e irrisorio pedido de vacancia del presidente señalando que no ejerce la jefatura de Estado y que su esposa es la que gobierna, agregando que no ha cumplido sus promesas. Todo esto tiene de verdad y de circo pero el asunto de fondo es que el Congreso debe legislar prontamente sobre el financiamiento de partidos y campañas si no queremos que la informalidad actual nos haga más vulnerables a dineros mal habidos entre los cuales los más temibles seguirán siendo los que vienen de la delincuencia organizada y del narcotráfico. Avisados estamos.

¿Y LOS JOVENES?


 
JUVENTUD Y POLÍTICA.

Publicado en Diario Uno, 18 10 14
 
Miles de jóvenes en las ciudades del mundo toman los espacios públicos, manifiestan por una democracia real, se asumen como agentes de cambio, consecuentes, comprometidos y sensibles a las injusticias sociales. Ellos son un capital político con voz y voto, impulsores de una sociedad incluyente, democrática y participativa, que reclaman derechos, obligaciones y deberes.

¿En el Perú se está dando este cuadro? ¿Participan los jóvenes en las decisiones políticas? ¿Están interesados en definir el tipo de sociedad que queremos? La gran mayoría no parecen convencidos de su participación en el amplio espectro de la política ni de su impacto en el desarrollo del país, a pesar de su evidente peso electoral.

Nos hemos quedado con la visión de la juventud de los años sesenta y setenta del siglo pasado cuando el joven era el ícono de la transformación social y cultural. Era para unos el sujeto histórico del cambio sociopolítico y para otros la amenaza al orden social. Esa imagen de la juventud se construyó en torno a compromisos, desafío a lo establecido, innovación cultural y politización.

Por diferentes factores, sociales e históricos, hemos pasado de esa juventud contestataria y comprometida en el siglo XXI a la del joven exclusivamente preocupado por sus necesidades e intereses individuales, la generación X, indiferente a los asuntos colectivos, ausente del espacio público aunque de vez en cuando irrumpa de manera caótica, imprevisible y efímera. Esa visión negativa de la juventud es falsa, es la coartada para excluirlos y dificultar su integración. Lo vemos cada día en los claustros universitarios donde se les convoca y siempre responden muy bien con sensibilidad y responsabilidad. Paradójicamente el discurso oficial los presenta como promesas, con potencialidades para el futuro pero no para el presente.

Pero los jóvenes no viven en el futuro sino en el ahora. Partidos y medios de comunicación son los escenarios de la política hoy y en ellos se les debe dar protagonismo efectivo en actividades que favorezcan su ciudadanía activa, promuevan su responsabilidad personal y su implicación cívica en la vida social. Corresponde a los políticos convocarlos, apelar a ellos, confiar en su liderazgo real y convencerlos con propuestas serias y solventes. En la línea de lo que logró Barack Obama en Estados Unidos en el 2008 y también PPK en las elecciones pasadas y Enrique Cornejo en las recientes municipales. Los jóvenes son motivados por el aire profesoral y los conocimientos, por la política valorativa y no por las guerras sucias, por planteamientos eficientes no demagógicos. Superar la barrera de la desconfianza, del desinterés y la percepción negativa de la política, aprovechar la ciberpolítica para generar bases solidas con los jóvenes en busca de diálogos políticos que tanta falta hacen en un país fragmentado y tan requerido de ética colectiva. Es el puente para su sensibilización social, para que se integren a la agenda inclusiva constructora de la democracia que queremos. Deben estar y tienen que estar.

 

LA PROPUESTA DE ALAN GARCIA


¿FRENTE DEMOCRATICO PARA EL 2016?

Publicado en Correo el 17 10 14
 
Alan García propuso un frente político para lanzar su candidatura presidencial y alborotó el ambiente. Con la crisis de los partidos la idea parece un salvavidas y al mismo tiempo una búsqueda de una fuerza organizada que construya y represente el consenso con las propuestas ganadoras. Que podría defender la democracia ante la deslegitimación, la fragmentación y la desinstitucionalización que la amenazan.

Lo primero es decidir si se reedita la convergencia que logró sacar a Alberto Fujimori del poder. Y así estaríamos ante un frente antifujimorista que replicaría el 2011 cuando el voto para Ollanta Humala impidió que Keiko Fujimori -rodeada del entorno de su padre- llegara al poder. Ciertos izquierdistas ya han calificado la iniciativa de eje del mal o de frente pro impunidad pero en sectores menos radicales la idea va haciendo su camino. Bien recibida por Lourdes Flores, podría serlo por Solidaridad y por PPK.  Nadie podría estar en contra de consolidar los partidos democráticos ni de compartir planteamientos, defender el sistema y la estabilidad económica con la confianza del empresariado y de los organismos multilaterales. Pero tienen que conseguir influencia nacional. La estrategia supone un inmenso trabajo para combatir el antisistema y seducir a quienes no creen en la política desgastada y poco ética.

¿Una convergencia antifujimorista polarizará al país? ¿Combatirá la fragmentación de la representación? ¿Seducirá a la juventud en el estilo de Enrique Cornejo en las recientes elecciones? ¿Conectará con lo que interesa a los electores en propuestas y estilos? ¿Logrará convocar a los mejores?

El antisistema puede diluirse -llegado el momento del voto- cuando el pragmatismo permisivo se pregunta con qué candidato estaremos mejor. Y ahí las censuras morales parecen no pesar demasiado si los líderes saben hacer política, convencer al electorado de la necesidad de forjar fuerzas más amplias y unitarias que permitan enfrentar los problemas que dejará el nacionalismo por su soberbia, falta de diálogo, impronta castrense y judicialización para descartar opositores.

Jorge Paucar Albino I Redacción mulera  EEEEn el Apra confían que el elemento del contraste que favoreció a Luis Castañeda, por su gestión eficiente, favorezca también a Alan García. Juega también la victimización que favoreció al solidario y puede funcionar con la persecución al líder aprista. Pero un frente apro fujimorista o uno antiaprista serían percibidos como contrarios al modelo de frente que forjaron Gustavo Mohme Llona y Armando Villanueva, del 5 de abril en adelante, para recuperar la democracia. Con amplia confluencia, similar a la que el país requiere ahora y que seguramente anima las ambiciones de García.