JUVENTUD Y POLÍTICA.
Publicado en Diario Uno, 18 10 14
Miles de jóvenes en las
ciudades del mundo toman los espacios públicos, manifiestan por una democracia
real, se asumen como agentes de cambio, consecuentes, comprometidos y sensibles
a las injusticias sociales. Ellos son un capital político con voz y voto, impulsores
de una sociedad incluyente, democrática y participativa, que reclaman derechos,
obligaciones y deberes.
¿En el Perú se está dando este
cuadro? ¿Participan los jóvenes en las decisiones políticas? ¿Están interesados
en definir el tipo de sociedad que queremos? La gran mayoría no parecen
convencidos de su participación en el amplio espectro de la política ni de su
impacto en el desarrollo del país, a pesar de su evidente peso electoral.
Nos hemos quedado con la visión de la juventud de los años sesenta y
setenta del siglo pasado cuando el joven era el ícono de la transformación
social y cultural. Era para unos el sujeto histórico del cambio sociopolítico y
para otros la amenaza al orden social. Esa imagen de la juventud se construyó
en torno a compromisos, desafío a lo establecido, innovación cultural y
politización.
Por diferentes factores,
sociales e históricos, hemos pasado de esa juventud contestataria y
comprometida en el siglo XXI a la del joven exclusivamente preocupado por sus
necesidades e intereses individuales, la generación X, indiferente a los
asuntos colectivos, ausente del espacio público aunque de vez en cuando irrumpa
de manera caótica, imprevisible y efímera. Esa visión negativa de la juventud es
falsa, es la coartada para excluirlos y dificultar su integración. Lo vemos
cada día en los claustros universitarios donde se les convoca y siempre
responden muy bien con sensibilidad y responsabilidad. Paradójicamente el
discurso oficial los presenta como promesas, con potencialidades para el futuro
pero no para el presente.
Pero los jóvenes no viven en
el futuro sino en el ahora. Partidos y medios de comunicación son los
escenarios de la política hoy y en ellos se les debe dar protagonismo efectivo
en actividades que favorezcan su ciudadanía activa, promuevan su
responsabilidad personal y su implicación cívica en la vida social. Corresponde a los políticos convocarlos, apelar a ellos, confiar en su
liderazgo real y convencerlos con propuestas serias y solventes. En la línea de
lo que logró Barack Obama en Estados Unidos en el 2008 y también PPK en las
elecciones pasadas y Enrique Cornejo en las recientes municipales. Los jóvenes
son motivados por el aire profesoral y los conocimientos, por la política
valorativa y no por las guerras sucias, por planteamientos eficientes no
demagógicos. Superar la barrera de la desconfianza, del desinterés y la
percepción negativa de la política, aprovechar la ciberpolítica para generar
bases solidas con los jóvenes en busca de diálogos políticos que tanta falta
hacen en un país fragmentado y tan requerido de ética colectiva. Es el puente para
su sensibilización social, para que se integren a la agenda inclusiva
constructora de la democracia que queremos. Deben estar y tienen que estar.
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