¿QUIEN FISCALIZA
AL FISCALIZADOR?
En Correo publicado 31 03 18
Todos felices por haber visto a perro, pericote y gato en Palacio de
Gobierno cuando se promulgó la
nueva ley de la Contraloría. Pasada la primera impresión hoy surgen los cuestionamientos
por una norma calificada como “ley de la impunidad” en cuanto exonera al Congreso del control externo.
Se requería el Fortalecimiento de la Contraloría pero no
al precio de que se la limite en su capacidad de fiscalización del Parlamento hoy
mayoritariamente dirigido por el fujimorismo cuya lideresa mayor, Keiko
Fujimori, está en serios problemas judiciales. Y en un lío de altos decibeles
con su hermano Kenyi y su bancada.
El Congreso no ha salido bien librado de los últimos acontecimientos.
Necesita limpiar su imagen dados los bajos niveles de aprobación que tiene en
la ciudadanía. Y no ayuda para nada esta norma que le confiere un privilegio
inadmisible.
A sus funciones esenciales de legislar y representar los parlamentarios
unen la de fiscalizar y para ello necesitan autoridad moral y transparencia. El
fiscalizador por excelencia debe ser también fiscalizado. De otra forma el
esquema no funciona, la confianza de la población se rompe y se lesiona la
representación. El Congreso requiere de un control externo y con esta ley el
Parlamento queda eximido del mismo y podrá hacer lo que quiera con sus recursos
que no son pocos. Muy mal pie para la lucha contra la corrupción que signa la
presente etapa y debe darse en todos los ámbitos en especial en los que más
poder ostentan.
El Parlamento está bajo la sombra que han dejado los audios y videos que han
exhibido claramente las modalidades de actuación y enriquecimiento de algunos
congresistas. Con el desafuero de los involucrados -en ese nefasto toma y daca
que fue la negociación de votos- no se producirá el saneamiento moral que
requiere el Legislativo. A rectificar.