LA NEFASTA GRAN ELECCION
Está
por consumarse una elección que desnaturalizará tres instituciones esenciales
de la democracia peruana. Elección encargada constitucionalmente al Congreso de
la República que no puede incurrir en desacierto sin abonar al mayor cuestionamiento
a su capacidad de representación y fiscalización.
El
Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y el Banco Central de Reserva
son consideradas por la Constitución suficientemente importantes, para la vida
democrática y política del país, que el nombramiento de sus miembros exige
votación calificada de dos tercios del Parlamento. El objetivo es que los
congresistas logren consenso, un acuerdo que priorice los intereses nacionales sobre
los partidarios o particulares. Consenso no quiere decir repartija entre los
partidos, sin selección de calidad profesional, sin la deseable trayectoria
moral y profesional.
El
constituyente ha buscado que lleguen los mejores y los más independientes a
estos órganos esenciales para la democracia y el estado de derecho. Y en esta
elección es evidente que sólo algunos acreditan méritos. El Congreso no puede convertir estas instituciones fundamentales en
órganos políticos por elección arbitraria de miembros sin garantía. Si el requerimiento
de consenso se desvirtúa y se convierte en repartija todos perdemos, el
Parlamento que lo permite, las instituciones devaluadas con miembros carentes
de legitimidad, la democracia desestabilizada por si misma perdiendo la
confianza que la sostiene.
No
está el horno para bollos. Los partidos pretenden atentar contra la
institucionalidad en momentos en que nuestra democracia ya está debilitada por
el espectáculo de expresidentes juzgados por conducta antiética. El TC, la
Defensoría y el BCR existen con una misión constitucional de defensa de los intereses
sociales y nacionales, no para ser botín de desvergonzados que desearían contar
con altas autoridades que les sirvan en el momento oportuno en sus intereses de
impunidad, corrupción o latrocinio.
Si
esta elección, tan postergada, se lleva a cabo el Congreso desmerecerá aún más
su imagen, dará justificación a quienes desean verlo disuelto, generará la
indignación popular ante autoridades que emanan de la deslealtad de los congresistas a la nación. Que lo piensen bien antes de
mercadear su representatividad y estafar a sus electores de buena fe. Que
recuerden que la democracia también puede ser materia de sabotaje desde el
interior de sus instituciones y eso podría estar sucediendo. Que se postergue
la elección, que se den a conocer los criterios, y puntajes de la selección,
que se respete la calidad profesional, jurídica y económica, pero sobre todo
que se garantice la independencia de las nuevas autoridades respecto de los
grupos políticos y económicos. La ciudadanía espera.