viernes, 28 de junio de 2019


DEFENDER LA DEMOCRACIA

En Opinión diario Exitosa del domingo 23 de Junio 2019

Representantes de las bancadas de FP, APRA, AP y APP en lComisión de Constitución del Congreso acordaron un pronunciamiento en defensa del Parlamento, que llame al presidente Martín Vizcarra a la reflexión luego de la amenaza de que si no se aprueban sus proyectos de reforma política, respetando su esencia, interpretará como denegada la confianza al gabinete y podrá cerrar el Congreso, pero respetando “lo estipulado en la Constitución”.

Esta argumentación no tiene asidero ni legal ni político. No hay forma constitucional de cerrar el Congreso si el Ejecutivo insiste en que el mismo Presidente mismo la confianza parlamentaria a posteriori. El equilibrio de poderes se rompería en desmedro de la institucionalidad democrática convirtiendo ese gesto en golpismo puro y duro, sin atenuantes. Ningún constitucionalista serio e independiente aceptaría que el Presidente pueda disolver el Congreso en función de su personal y acomodaticia interpretación después de otorgada la confianza.

Bien ha dicho Luis Iberico, el Presidente se equivoca pues el Congreso no se ha negado a legislar la reforma política lo está haciendo en uso de sus facultades legislativas y conforme al debate inherente a sus funciones. Y a pesar de que el presidente en lugar de fomentar el diálogo y la reconciliación con el Parlamento alienta la confrontación a diferencia del premier Salvador del Solar.

Es cierto que el Congreso no es el mejor que podríamos tener pero es el que tenemos y aunque está bajo fuego mediático para alentar a las calles a que exijan su cierre, la realidad política debe ir por otro camino. Es entendible que los congresistas que pertenecen a un partido político rechacen que ciudadanos ajenos participen en las primarias internas. Que la gente de fuera intervenga sin conocer los problemas partidarios podría ser negativo. Estaríamos pasando de la exagerada cantidad de firmas para la inscripción al involucramiento exagerado de ciudadanos no militantes que podrían hacer implosión en una organización política.

Los juristas coinciden en que un cierre del Parlamento, luego de aceptado el pedido presidencial de confianza por el pleno, sería inconstitucional dado que el proceso de esa cuestión de confianza ya habría concluido y tendrían que presentar una nueva en torno a lo que el Ejecutivo considere indispensable.

Si no lo hace la disolución del Parlamento sería inconstitucional, un claro rompimiento del Estado de Derecho. Pero además como disolución sería causal de vacancia presidencial, según el artículo 134 de la Carta Magna.

Las pugnas entre el Ejecutivo y el Congreso escalan irresponsablemente. No solo Martín Vizcarra debe tener mesura también los congresistas deben poner de su parte para defender proactivamente su institución. Si bien no es aceptable que se limite o menoscabe el debate político inherente al Parlamento, toda relación tirante y revanchista, como la que tienen con el Ejecutivo les da mala imagen ante la ciudadanía que ve como soslayan las urgencias sociales. Entretenidos como están con la reforma política bajo presión no responden a sus electores que exigen mejoras ante la violencia urbana y la salud pública.

Y el telón de fondo es el crecimiento cero en economía. Complacidos con el ascenso del gobernante en las encuestas y en su apuesta por la reforma política el gobierno descuida las finanzas que presentan cifras de recesión no vistas desde hace muchos años, muy lejanas del 9% del segundo gobierno de Alan García. Solo estas cifras justificarían el cambio de un gabinete cuyo perfil bajo no va con las urgencias nacionales. Con la economía en esos niveles de parálisis los inversionistas se van y más aún si se agrega la inestabilidad política y jurídica Las señales de un país en plena incertidumbre las ha recibido bien una lideresa como Beatriz Merino que con claridad y sentido común formula recomendaciones para superar la situación de confrontaciones y pugnas inútiles poniendo por delante el respeto a las formas democráticas. 



POPULARIDAD NO ES IGUAL 
A BUEN GOBIERNO

En Correo el 22 de Junio 2019

El tema económico está en el centro de las preocupaciones y la recesión se convierte en un fantasma ante un gobierno que se mira el ombligo pensando solo en incrementar la popularidad del gobernante. Pero la subida en las encuestas no significa confianza y menos aún buen gobierno. Vizcarra no solo no sintoniza con las preocupaciones populares, no dispone lo necesario para salir de la parálisis económica y de las urgencias en seguridad, reconstrucción, fomento a la inversión, etc. Peor aún, nuevamente amenaza con el cierre del  Congreso en pro de una reforma política que puede ser importante pero en modo alguno significa solución inmediata para ninguna de las urgencias. El precio de dicho cierre sería incrementar la inestabilidad política y jurídica la que a su vez ahuyenta la inversión.

Si lo que busca Vizcarra es popularidad para su propio proyecto político lo más honesto sería que convoque a Elecciones Generales para que el nuevo Gobierno estabilice la política y pueda retornar al crecimiento sostenido. Lejanos están los tiempos del segundo gobierno de Alan García cuando crecimos hasta el 9% y recordarlo es bueno porque prueba que sí podemos superarnos cuando hay un timón hábil en el gobierno y en la economía.

No hay indicador mejor que el crecimiento para medir la capacidad del gobernante ni más saludable para inyectar confianza en el futuro próximo. Las encuestas son fotos del momento, estados de ánimo que se lleva el viento que hoy puede correr favorable pero cuando hay hambre y desempleo no hay fintas que valgan. Las señales de un país en plena incertidumbre las ha recibido bien una lideresa notable como Beatriz Merino que con claridad y sentido común formula recomendaciones para superar la situación de confrontaciones y pugnas inútiles poniendo por delante el respeto a las formas democráticas.