EN
TORNO
A LA LIBERTAD DE PRENSA
En Político.pe el 06 05 2017
Mientras Pedro Pablo Kuczynski suscribía la Declaración de
Chapultepec por el Día Mundial de la Libertad de Prensa, en el Museo de la
Nación la UNESCO junto con la Universidad Bausate y la Asociación Nacional de
Periodistas, nos convocaban a analizar las nuevas amenazas a la libertad de
expresión. Y en el Congreso se liquidaban las esperanzas para erradicar los
discursos de odio al derogar el Decreto Legislativo 1323, que agravaba las penas
en casos de feminicidio, violencia familiar y violencia de género y
crímenes de odio contra la comunidad LGTBI.
La norma malamente derogada tenía una función social esencial,
modificaba el Código Penal para endurecer las penas de homicidio por
agravantes que tengan "móviles
de intolerancia o discriminación, tales como el origen, la raza, religión,
sexo, orientación sexual, identidad de género, factor genético, filiación,
edad, discapacidad, idioma, identidad étnica y cultural".
Todos estos conceptos repudiables muchas veces forman parte
de los discursos de odio que proliferan en algunos medios de comunicación y que
podrían ser combatidos con una norma eficiente teniendo en cuenta el daño que
pueden causar a la sociedad.
Y lo decimos sin que se trate para nada de restringir la
libertad de prensa sino más bien de poner énfasis en la responsabilidad social
de periodistas y medios de comunicación que tienen derechos pero también
deberes como acertadamente destaca nuestro querido César Campos en estas mismas
páginas.
En la línea que ya trazara el reconocido liberal francés Alexis
de Tocqueville, autor de La democracia en América, todo exceso de libertad
puede matar la libertad.
Nuestro director Ricardo Vásquez Kunze ha hecho lo propio al dejar en claro,
con su habitual estilo directo, su preocupación por la libertad dentro de la
igualdad al señalar que los propietarios de los medios de comunicación buscan
no ser censurados por ningún poder ajeno al de ellos mismos poniendo de relieve
el carácter de pugna de poderes que puede encerrar la lucha por la libertad de
prensa.
Si bien a todos nos preocupan y rechazamos mordazas y
silenciamientos también debe preocuparnos el exceso de tolerancia ante
contenidos agraviantes y ofensivos que dan forma a libertinajes suicidas.
Hay un
equilibrio por conquistar entre la permisividad total y la autorregulación
efectiva. Como bien ha recordado César Campos los principios de Chapultepec
apuntan más a los derechos de los medios y de los periodistas, a su coraza
frente a los actos criminales, de intimidación o censura de cualquier índole, y
hasta señalan que “ningún medio de comunicación o periodista debe ser
sancionado por difundir la verdad o formular críticas o denuncias contra el
poder público”.
Ello implica responsabilidad en los medios para tomar conciencia
y defender derechos y libertades pero también deberes y obligaciones
concurrentes para con la sociedad. Dice Chapultepec “La credibilidad de la prensa está
ligada al compromiso con la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y
equidad y a la clara diferenciación entre los mensajes periodísticos y los
comerciales”.
Por nuestra parte, en la cátedra universitaria y en la tribuna
del debate recordamos el derecho más importante y avanzado que tenemos y
debemos ejercer y defender que es el Derecho a la Información. Un derecho de
doble vía que protege al que emite contenidos y los expresa con toda libertad y
al que los recibe que es la sociedad, que somos todos.
Por este derecho nos toca exigir libertad de expresión pero para
recibir la mejor información, que sea de calidad y de valores, que unan y no
dividan, que no nos expropien nuestros mejores sentimientos. Ningún libertinaje
es posible si queremos proteger la libertad.