sábado, 10 de octubre de 2015

LA VENIA DE HEREDIA


 

HOJA DE TIEMPO

LA VENIA DE HEREDIA



Publicado en Correo el 10 de octubre del 2015

Nadine Heredia permanece en el centro de la noticia. Las calles no dejan de mencionarla pues los problemas que ha generado son demasiado grandes, los rechazos muy fuertes y las implicancias legales que la envuelven no han terminado con la salida del fiscal Ricardo Rojas. El Tribunal Constitucional tendrá dentro de unos días la audiencia para decidir si el hábeas corpus concedido irregularmente por la Sexta Sala Penal, para ella y 13 personas de su entorno, incluyendo 2 empresas, por el presunto delito de lavado de activos, es anulado en el camino de eliminar la impunidad que la población rechaza.

El país sabe que ese proceso de esclarecimiento debe cumplirse y que existen nuevos elementos que así lo justifican. Ojalá el TC se decida por la anulación pues quedaría descolocado si se produce un desembalse de declaraciones de colaboradores eficaces que pueden afectar seriamente a Heredia y su cónyuge. Teniendo en cuenta, además, que otro fiscal, Germán Juárez Atoche, viene hurgando en el financiamiento del Partido Nacionalista y pueden venir sorpresas. Una amenaza en la cual ha tenido peso propio el rigor de la procuradora de lavado de activos Julia Príncipe al pedir el peritaje grafotécnico de las cuatro agendas atribuidas a Heredia. La negación de la propiedad agrava su situación pero no consigue desdibujar las imputaciones sobre los contenidos de las agendas que al ser contrastados con la realidad podrían ser  autonomizados como indicios claros de corrupción.

La venia de Heredia ha representado y representa un poder paralelo anticonstitucional que salido de la trastienda se ha hecho ostensible por ambiciones, pasiones e intereses de alguien que ha manejado el Ejecutivo y el Legislativo a su antojo. Usurpación en uno y subordinación en otro. Dos poderes bajo presión, según la muy grave denuncia de Omar  Chehade, en la cual el Ministerio Público debería profundizar de oficio.

 

MIS GENERALES, MIS FISCALES
Y MIS JUECES

 
Publicado en Político.pe el 10 de octubre 2015

Nadine Heredia no ha tenido suficiente con manejar su bancada y con ella a cuatro presidentes del Congreso, además del Presidente de la República y los tantos primeros ministros con sus respectivos gabinetes. Heredia también ha exhibido influencia y control del Poder Judicial escogiendo jueces, amedrentando y presionando fiscales a lo que ahora se agrega la manipulación de los ascensos a generales de división. La institucionalidad democrática es nuestra primera fragilidad. Y con ella la castrense.

No aprendimos de lo nefasta que resulta esta práctica cuando la ejerció Vladimiro Montesinos al hacer cera y pabilo de la institucionalidad militar para construir un supuesto blindaje  para él y para su socio. Al final debieron constatar que ninguna manipulación resulta válida y que las culpas se pagan tarde o temprano, ambos fueron a dar a prisión donde permanecen. La lección es que los excesos de poder se pagan dolorosamente.

Lo cierto es que el ascenso de los  cuatro generales de brigada de la promoción de Ollanta Humala a divisionarios viene causando malestar en las filas y en la sociedad porque aún no les correspondía. Con ello se dejan de lado méritos y carreras de militares que sí merecían el ascenso con los resentimientos y fisuras consiguientes. ¿Para qué pagar este precio de colocar amigos en puestos militares claves en momentos de  declive? ¿Cuál es la intención?

En un ambiente plagado de amenazas judiciales y penales para la pareja estos generales ascendidos con tanto ruido poco podrían hacer para evitar desenlaces funestos si el escenario se acelerara con nuevas revelaciones como las que podrían entregar los colaboradores eficaces. Más aún si el Presidente no ha dudado en violar la norma que dispone que para ser general de división se debe permanecer 5 años como general de brigada y que la atención del cuadro de méritos es referente de transparencia. No se entiende la prisa y la voluntad de infracción, sobre todo cuando la defensa de los Humala Heredia enfrenta terrenos cada vez más movedizos. Y es que cuando alguien entra al pantano de la corrupción y está se hace evidente ni generales, ni jueces ni fiscales pueden hacer mucho para convertirse en eficaces escudos. Menos aún ministros o congresistas en franco desbande.