PERDIDA DE AUTORIDAD
Publicado en el diario Correo el 09 05 15
Por la denuncia de Correo y Correo Semanal sabemos que la
DINI rastreó masivamente objetivos del gobierno a escala inédita. 322,000
búsquedas para acceder a información confidencial o reservada respecto de todo
opositor posible incluyendo a las propias filas. Algo que solo puede obedecer a
una mentalidad totalitaria o de control total que solo se ha visto en los
fenecidos regímenes del este o en las peores dictaduras latinoamericanas cuyo
tiempo ya pasó. Bien señala Mauricio Mulder la diferencia: el actual gobierno
modificó la estructura de la DINI para darle al Presidente de la República su
conducción directa y funcional por lo cual sus decisiones y acciones asumen carácter
esencialmente político. La censura a Ana Jara no se reflejó en rectificaciones
ni enmiendas. Muy grave.
Ello mientras la administración nacionalista da manotazos de ahogado y nadie
sabe lo que realmente quiere. Le quedan 13 meses al frente del Estado pero no
hay fiabilidad en sus actos ni seguridad de que les preocupe la democracia y
sus instituciones. Corren rumores de cierre del Congreso y nadie desmiente con
energía algo que sería extremadamente dañino para el país que exige estabilidad
y transparencia para reactivar la economía. La palabra clave es confianza, en
las antípodas de la incertidumbre que no ayuda a ningún paquete reactivador como
el propuesto por el MEF.
A lo que se agrega la conflictividad social. Tía María escapa al manejo
del gobierno, el dialogo o el acercamiento no dan resultados y lo peor las
posiciones irreductibles demuestran que no hay autoridad que señale el camino
más allá de la represión que deja muertos y heridos. ¿Cómo mejorar el ambiente político
y social entre espionaje masivo, ataques presidenciales, rumores desestabilizadores
y represión policial? Lo peor que puede pasar es lo que está pasando: la pérdida de autoridad,
que los ciudadanos dejen de reconocer al gobernante como tal lo que suele ser
la antesala de la pérdida del poder. Humala se dedica a vender los programas sociales -que nadie está impugnando- y a
publicitar a su esposa mientras que exacerba ánimos y deja el manejo político
en automático apostando a la distracción ante las denuncias e investigaciones que
los alcanzan. Toca la respuesta a la oposición congresal que deberá dar
seguridades de que aún tenemos autoridad en el país. Esperemos.