sábado, 18 de febrero de 2017

GOBERNAR 
CON LAVA JATO

En Correo el 18 02 17

Los peruanos estamos indignados por la corrupción de grandes, medianos y pequeños. Temerosos por lo que pueda venir sin saber quiénes más estarán implicados. Y angustiados en relación al presidente y al futuro del país. Que solo 35% lo apruebe se debe a una mezcla de factores. Es cierto que la tendencia a la baja estaba antes de Lava Jato pero continúa. Aunque la gran mayoría está de acuerdo con las medidas adoptadas PPK es desaprobado por lo poco hecho en seguridad ciudadana y porque la economía sufrirá un bajón mayor que el previsto por el impacto de la corrupción en la estabilidad política y jurídica. Los decretos legislativos pueden ser buenos pero ello no es suficiente para que el ciudadano medio sienta que el piso no se mueve y que el gobierno podrá culminar su mandato.

PPK tiene un gobierno débil con un gabinete técnico no político, una bancada parlamentaria diminuta y poco solvente y un partido de gobierno inexistente. Era así antes del escándalo Odebrecht, pero ahora es peor con el ambiente político irrespirable por los rumores, las conjuras, las amenazas, los riesgos y las denuncias posibles. Que Toledo, socio político putativo de PPK, esté buscado en el mundo para que cumpla prisión provisional abona al desastre.


La firmeza e imparcialidad de PPK no son suficientes, las denuncias no acaban aquí y producirán tal ruido político y tal copamiento del espacio que le será muy difícil gobernar. Para contrarrestar lo que se viene requiere de un gabinete altamente político, que le sirva de segunda fila para sostener sus decisiones con ministros que no miren a otro lado cada vez que haya un cuestionamiento serio. Es momento de cambiar gabinete y de disciplinar su bancada. De no hacerlo Lava Jato se lo comerá con zapatos y todo, aunque él no esté involucrado en ningún soborno. 

EL RELEVO DEMOCRÁTICO 

EN EL 2021

En Político.pe del 18 02 17
La democracia es siempre una empresa ardua e inacabada. La nuestra está bajo un embate especialmente tóxico, gran parte de la clase política en nuestro país, como está sucediendo en otros países de la región, se está viendo afectada por el descrédito de la corrupción. Odebrecht ha hecho mucho daño. Mucho más del que se puede cuantificar. No solo las grandes cantidades de dinero robado. También la terrible inseguridad en los políticos pues no sabemos si el líder que presumíamos confiable podría tener un precio.
La democracia real es siempre menos atractiva que la democracia ideal. Pero, aun así, afectada como está en su sustrato ético nos toca defenderla. Es como la salud: sólo la valoramos cuando la perdemos. Defenderla ahora que vivimos la paradoja dramática de que Alejandro Toledo que lideró su rescate hace 17 años es uno de los políticos que la ha vulnerado en sus principios éticos republicanos.
La alternancia es un traspaso no violento del poder. Es la  característica central de la democracia que se da por la voluntad de los ciudadanos a través de las urnas para elegir entre quienes postulan ofreciendo lo mejor para gobernar. La alternancia en el poder es el meollo de la democracia. Para ello debe haber liderazgo político acompañado de autoridad moral, competencia y honestidad, y del respeto a la Ley como indicador de la madurez de una sociedad.

Hace poco hemos logrado nuestra cuarta transferencia después de una justa electoral pero el mandato de PPK se está ejerciendo bajo fuertes vientos de fronda. La corrupción detectada y la que ciertamente vendrá amenazan con dejarnos un páramo en cuanto a líderes políticos. Existe desencanto pero sobre todo inseguridad en que los líderes que vienen sean los que necesitamos, que no sean otra estafa moral. Con dos expresidentes en la cárcel y otro amenazado de prisión se puede comprender este estado de ánimo. Para superarlo y lograr el relevo en la emblemática fecha del 2021 se requiere que PPK permanezca en la presidencia y que sus colaboradores ostenten suficiente transparencia, honestidad, firmeza e imparcialidad para darnos seguridad. A contracorriente de la peligrosa desilusión y desconfianza que se extiende como una sombra oscura y siniestra. Y de la irresponsabilidad de quienes anuncian que caerá irremediablemente, el país necesita que PPK continúe y que haga lo posible por reconstruir la fe perdida con los escándalos que lamentablemente vivimos.