PACTO SOCIAL
CON PROBLEMAS
En Correo, el 21 de abril 2018
Martín
Vizcarra ha entrado con buen pie a esta nueva etapa política de esperanza y moderación
para la estabilidad política. El conflicto de poderes que vivimos desde el 28
de Julio 2016 hasta el 23 de Marzo 2018 parece quedar atrás. En mensaje corto
pero convincente puso las prioridades más sentidas, la lucha contra la
corrupción, la educación, la estabilidad institucional y la recuperación de la
gobernabilidad.
"Propongo
a los congresistas un pacto social a fin de luchar contra la corrupción e
impulsar el desarrollo democrático e integrador" Esta frase es todo un
programa de gobierno que implica hacer política permanente y legitimarse ante
el pueblo. Y lo está haciendo con un nuevo estilo de encontrarse con la gente y
de viajar al interior, algo que los últimos presidentes olvidaron hacer. Bien
por el Ejecutivo pero en el Legislativo la historia es diferente. Fuerza
Popular ya no es la superbancada que fue y sus líderes están despintados, los
hermanos Fujimori han demostrado poca fraternidad y nada de escrúpulos para sacarse
recíprocamente del camino del poder. Kenyi a punto de ser desaforado y Keiko
disminuyó ostensiblemente su aprobación. Todas las bancadas, salvo honrosas
excepciones, están bajo sospecha de corrupción. Las turbulencias están en el
Parlamento al cual llegará el 2 de mayo el gabinete Villanueva para pedir el
voto de investidura. Y están obligados a darlo.
Vizcarra pide diálogo
con un gabinete de técnicos no de políticos, con operadores que conocen su
sector. Pero el telón de fondo, el factor que no está funcionando es la
justicia que altera o determina la política. El Poder Judicial marca malamente
el paso sin dar confianza en jueces y fiscales que juegan con penas y
libertades. Por ahí falla el posible pacto social. Los desaciertos son severos.
Generan injusticias claras y descontento absoluto. La judicialización de la
política desestabiliza. Lamentablemente.