sábado, 3 de junio de 2017


LOS INVISIBLES


En Político. pe del 3 de junio 2017

Hace solo dos meses las escenas dramáticas menudearon, los reflectores nos mostraron hogares destruidos, peruanos sin techo, sin alimentos, sin recursos, sin el mínimo indispensable para sobrevivir. Familias enteras, ancianos y niños viviendo de la solidaridad pública. En ese momento funcionó lo de Perú una sola fuerza pero sabíamos que no sería por tiempo indefinido.

De la emergencia bien atendida, que generó excelentes réditos políticos para PPK y su gabinete, surgió una segunda luna de miel del gobierno con el pueblo que les renovó afectos y lealtades. De ahí pasamos al debate de la reconstrucción con cambios. Y ya tenemos al zar que la manejará con un gran presupuesto. Pero ¿qué ha pasado con ese millón de peruanos damnificados que los medios nos mostraron totalmente desamparados? ¿Dónde están ahora? ¿Cómo viven?

Esos cientos de miles de peruanos representan un inmenso desafío para los políticos y para las élites sociales y económicas. No solo requieren casas, escuelas y hospitales, también recursos para alimentarse, atención de salud para cuidarse y trabajo para sostenerse. Recuperar negocios y economías familiares junto a pistas, puentes y veredas, cosechas y campos destruidos. ¿Quién se está encargando de ellos?

De la prodigalidad en la exhibición de los damnificados hemos pasado a su invisibilización informativa. No sabemos dónde están ni como están enfrentando las consecuencias del desastre. ¿Será a su modo, individualmente, según sus escasas posibilidades, sin esa sola fuerza que tanto se promocionó en su momento?

Mientras en las cúpulas palaciegas del Ejecutivo y el Legislativo se pelean y confrontan en una dinámica sin fin, el país exige recuperar los niveles de crecimiento de años previos, por lo menos un 5% para tener más empleo digno, continuar con la reducción de la pobreza, y con la atención a los desfavorecidos en especial los que recibieron la furia de la naturaleza y quedaron inermes.

Se afirma que hay recursos suficientes para la reconstrucción nacional, que provienen del Fondo de Estabilización Fiscal, pero no se trata solo de cemento y fierros, hay necesidad de atender a las familias desamparadas por esos fenómenos naturales que amenazan con repetirse este fin de año. Se requiere por tanto dar prioridad a la limpieza de cauces en las zonas de mayor riesgo, de prevenir los desbordes, de poner muros de contención y redes de alcantarillado, etc etc. como hizo Rafael Correa en su momento en Ecuador.

Bien ha dicho Pedro Francke que en el norte se trata de reconstruir economías regionales completas a fin de no persistir en la depresión que ya existe y que podría convertirse en endémica. Demás está decir que la cadena de pagos se ha roto y que habrá que enfrentar un relanzamiento económico apelando a la cooperación nacional e internacional y a los créditos flexibles. Si esto no se hace no habrá demanda sin recursos financieros y menos resurgimiento social digno. Y aquí deberían entrar a tallar los fondos públicos con bajas tasas de interés y plazos largos para usuarios que carecen de garantías para ofrecer.

Y por supuesto que son indispensables nuevos programas de ayuda social a cargo del MIDIS. Lamentablemente este sector no muestra mayor iniciativa cuando debería ser el más activo en todo el país. Y especialmente en las zonas del desastre que exigen el reforzamiento de las políticas sociales en una apuesta por recuperar las familias que han perdido todo y que deben salvar la dignidad. Necesitamos que los reflectores mediáticos vuelvan a centrarse en ellos, que llamen la atención sobre lo poco o mucho que se ha hecho y sobre lo que falta hacer. Urgente!!.




MOMENTO DELICADO

En Correo del 3 de junio del 2017

El momento se anuncia delicado. El cierre de un periodo y el comienzo debería caracterizarse por acuerdos programáticos entre gobierno y oposición más que por la confrontación que afecta a PPK y a sus ministros pero sobre todo a la economía con tendencia a la baja. La emergencia y sus cifras positivas quedaron atrás, hay que consolidar autoridad y gobernabilidad para enfrentar la crisis política instalada y la crisis ética que se avecina debido a las delaciones premiadas que tarde o temprano se conocerán.

Mientras en el Congreso juegan al tiro al blanco con los ministros, Interior y Salud están en capilla, el país reclama mayor responsabilidad con el crecimiento y la inversión. Le toca a PPK cambiar su gabinete que acusa desgaste para no perder más ministros, le toca al fujimorismo serenarse para mirar los asuntos de fondo sin tanta sangre en el ojo. Las urnas determinaron que en ninguno de los dos palacios se pudiera gobernar solo. Pero demasiados extremistas rodean a las cúpulas vendiendo desastres que no resuelven la polarización pero acusan fines desestabilizadores.

El gobierno ha demorado mucho en desactivar los desastres sectoriales que le dejó el humalismo. El desafío mayor es en Salud donde la ministra García no sabe comunicar y abunda en la impresión de que su sector continúa en emergencia. Toca a los hospitales y entidades ejecutoras usar los recursos asignados y ejecutar su presupuesto para su adecuado abastecimiento y al MINSA enfrentar las falencias de diseño del SIS endeudado por excesiva y hasta abusiva demanda. Respecto del sector Interior, no se ven o no se quieren ver avances en capturas y operativos. La ceguera intencionada conecta con la desinformación. Para que la salud, como la seguridad, funcione se requiere más colaboración y menos confrontación, ambos sectores manejan valiosos intereses colectivos que deberían prevalecer sobre las pugnas políticas.