domingo, 20 de noviembre de 2016



LA TRISTEZA 

NO ES SUFICIENTE


En Correo el 19 11 16

Nos golpea y muy fuerte el incendio en Larcomar. A menos de 24 horas otro en Surquillo. Nos traen a la mente la tragedia de los quemados, una palabra que duele. Ver a las víctimas espanta, preferimos no mirarlas. Las quemaduras son un adelanto del infierno, no dejan víctima indemne. El que no muere queda con secuelas de horror en el cuerpo y en el alma. Son para filmes negros y nadie quiere siquiera imaginar ese tormento. Existen pero no existen. Les suceden a otros no a nosotros.

Una evasión sicológica que es un paso para la poca responsabilidad, individual y colectiva. No es insensibilidad aunque es cierto que preferimos mirar a otro lado. No pensamos que podemos evitar que más personas sean afectadas si sabemos prevenir o tratarlas inmediatamente.

Jugar con fuego puede ser un deporte que practican niños y hasta adultos cuando quieren probar el punto en que pueden soportar el daño, el dolor, el peligro, la transgresión. La atracción por el riesgo existe. Accidentes graves y menos graves suponen inmadurez e infantilismo social.

La tristeza es inmensa por los incendios y sus víctimas: Mesa Redonda, Utopía, El Agustino, Larcomar etc etc. Pero no es suficiente. También están los dramas cotidianos en los hogares, aquellos que se ensañan con los niños y con los más pobres. Y en los centros laborales.

SE PUEDE PREVENIR grita la Sociedad Peruana de Prevención de Quemaduras que con este lema lanzará este 14 de diciembre una Gran Campaña Nacional de Prevención de Quemaduras. Nunca antes hecha a pesar de la urgencia de romper el escapismo, de adelantarse a los pavorosos accidentes por fuego o electricidad u otros agentes térmicos.


Tan generosa iniciativa merece el apoyo de todos, instituciones, empresas, personas. El número de quemados crece. El drama hay que mirarlo de frente. 


LA BUENA VOLUNTAD 
NO HACE MILAGROS

En político.pe el 19 11 16

PPK dio un mensaje a la nación antes de comenzar a actuar como un honroso anfitrión de los líderes del mundo en un país que los recibe con los brazos abiertos, en feriados forzosos. Aprovechó para decir que recibe las críticas a su gobierno con gratitud. Aseguró que actúa con rectitud, algo que no está en cuestión, felizmente.

Su mensaje lo acerca a sus electores en una buena coyuntura, una semana en la que circulará entre los grandes del planeta. Pero no basta la gratitud y menos la soltura. Tampoco la buena voluntad cuando hay demasiados y tempranos problemas para un gobierno con tan poco recorrido. Las críticas son de fondo. Preocupa la unidad y calidad de su bancada, también que su partido sea tan “calichín” que no pueda sostener un gobierno idóneo para un país tan complejo y exigente. Que sus tecnócratas en puestos claves no sepan hacer política como los operadores indispensables que deben ser.

Hilar fino, hacer política de la mejor y contar con voceros y operadores que atiendan al desafío son las respuestas que se esperan. Sus tecnócratas deben conocer el rumbo marcado por PPK el 28 de julio, por una revolución social en marcha, pero el ciudadano no la percibe y menos a la velocidad que pretende el presidente.

La política se alimenta de percepciones y así se construye la legitimidad y la confianza. Lo sucedido con Carlos Moreno lo afectó en su línea de flotación en los primeros cien días. Su escasez de partido de gobierno y de cuadros importantes lo ha llevado a mantener varios heredados del humalismo, restos de un “legado” más cuestionable cada día. El fujimorismo denuncia con voz fuerte (y algo de razón) la “nefasta continuidad”.

PPK, más allá de su simpatía y buena onda, deberá afrontar, pasado el estrellato de la APEC, los varios problemas de fondo que no se resuelven renovando campañas propagandísticas sino exhibiendo resultados que la gente aprecie como un real cambio. En especial sobre la seguridad ciudadana, para la cual no es suficiente que se incremente “el número de capturas de delincuentes peligrosos” y contra la corrupción que sigue rampante.

Terminada la APEC reencontrará la gobernabilidad amenazada, el agravamiento de los conflictos sociales alrededor de la minería, una bancada desconcertada que debería ser el eje del apoyo parlamentario al gobierno y no lo es, la evaluación honesta de cuadros y nombramientos, más un largo etc. Todo ello ad portas de las fiestas del fin del año.

Que le sea leve. Quienes, como Carlos Bruce, pretenden tenerla clara, pueden resultar un peligro. Las encuestas muestran una realidad que debe verse de frente. Si bien no tienen la varita mágica para solucionar todo en un momento, sí están obligados a mostrar su liderazgo para seguir convenciendo. Que la esperanza no se diluya. Por lo menos no tan pronto.