domingo, 9 de abril de 2017


LA PREVENCIÓN 

INEXISTENTE


Publicado en la revista VELA VERDE el 2 de abril 2017

Las palabras de Rafael Correa, sobre el impacto de El Niño costero en el Perú cayeron mal. En un momento en que el pueblo está sufriendo por el calentamiento del mar, las inundaciones, las lluvias y los huaicos nadie quería saber por qué el mismo desastre natural no ocasiona el mismo sufrimiento en el país de al lado.

No queremos escuchar que en una costa similar hayan logrado controlar el desborde del río Zarumilla que afectó a Tumbes, debido al muro ribereño construido a tiempo. O que a través de un sistema de compuertas han podido desviar el agua del río a un canal de más de 30 kilómetros que finaliza en el Golfo de Guayaquil. Bien por ellos.

Y por nosotros porque la magnitud del desastre obliga a la prevención y a mirar las experiencias exitosas. Nos molesta que Correa  lo haya dicho cuando el país sufre. Pero en qué otro momento debía decirlo. La prevención no tiene ideología pero sí oportunidad. Los ecuatorianos pudieron prevenir los daños por inundaciones construyendo una defensa ribereña, muralla de piedras y mallas, en 15 kilómetros de zona vulnerable. Y lo hicieron para evitar lo de 1998, cuando con El Niño, los ríos Tumbes y Zarumilla alcanzaron un caudal de 3.500 metros cúbicos por segundo.

Y la capital ecuatoriana, Quito, aunque no está en la costa, ha registrado de octubre a marzo 118 emergencias por inundaciones y 121 por deslizamientos. Felizmente puede evitar que el agua sobrepase los límites de la urbe con el 93% de su territorio en alcantarillado, 6.000 km. de redes y colectores. Y para minimizar el impacto de las lluvias han invertido 73 millones de dólares hasta el 2025.

Prevenir es pensar en aliviar el impacto de las lluvias con alcantarillado que crezca con las ciudades. En edificar muros de contención para desviar las aguas de los ríos que desbordan. En un sistema de compuertas que permitan controlar los grandes volúmenes de agua. Y en asignar con urgencia cantidades como las que Ecuador ha invertido y para nosotros serían manejables ante la dimensión del objetivo.

¿Qué han hecho los gobiernos para prevenir las consecuencias de este desastre? En el 82/83 y en el 97/98 tuvimos grandes temporales pero el de ahora es mayor, un drama que interpela a las autoridades. Tan condenable como hacerse la vista gorda es permitir construcciones en zonas de riesgo o en espacios ribereños, indica aprovechamiento político y económico o complicidad con el tráfico de tierras o con las invasiones.

Los ex ministros de Economía, Alonso Segura, y de Agricultura, Juan Manuel Benítes, han explicado que en el gobierno de Humala, a diferencia de Alejandro Toledo y Alan García, que no destinaron ni un sol al tema, se ejecutaron dos mil 500 millones de soles entre limpieza de drenes, ríos y quebradas. Y que compraron maquinarias y crearon el COEN, para alertas tempranas gracias a la información de los satélites.

Pero esa inversión no logró disminuir el impacto del desastre ni impedir que ahora tengamos cientos de miles de peruanos afectados, sin recursos ni medios de subsistencia, gente que no tiene qué comer ni dónde vivir. Desprotegidos en su propia patria. Pena y horror.


  

PARTIÓ EL GRAN 

GIOVANNI SARTORI


Publicado en Político.pe el 09 04 17

Italia, en especial la Escuela de Florencia, ha dado al mundo notables intelectuales y pensadores que con sus obras y artículos nos ayudan a enfocar la realidad y a mejorarla. Giovanni Sartori es uno de esos referentes contemporáneos que aportó a la filosofía política, al derecho constitucional y a la ciencia política.

Acaba de partir y el mundo de los politólogos está de duelo. Nos entregó notables conceptos sobre la metodología, la política comparada, la teoría política, el estudio de la democracia, los partidos y los sistemas de partidos. Nos toca tenerlo presente cuando un ex presidente desde la cárcel se atreve a afirmar que él desde un autogolpe construyó la democracia moderna en el Perú cuando ejercía una absoluta autocracia.

Giovanni Sartori es un conocido y reconocido tratadista muy familiar en nuestras aulas, que mantuvo una lucidez impresionante hasta avanzada edad. Y sus obras, traducidas a casi todos los idiomas, son valioso punto de partida para encendidos debates académicos y políticos.

Giovanni Sartori fue siempre un pensador de debate, discusión e intervención, atento a las creaciones del mundo, a la realidad y a los propios fenómenos y cambios con que los siglos XX y XXI, que lo cobijaron, nos sorprenden día a día.

Sartori tenía la inmensa virtud de hacernos llegar sus densos conocimientos de la manera más fácil y entendible. Era su gran sabiduría que lo colocó como invalorable eje intelectual. Había bebido de los grandes maestros en las mejores universidades americanas, Harvard y Columbia y fue a su turno, profesor de las grandes universidades europeas entre ellas Florencia, Roma, Complutense de Madrid y Autónoma de Barcelona. Tuvimos la suerte de conocerlo en su mejor momento.

En su vida cosechó reconocimientos y premios, múltiples Doctorados Honoris Causa pero su mayor recompensa fue el afecto y la admiración de sus alumnos y de tantos y tantos que bebimos de su ciencia siempre orientada a mejorar la organización política de la sociedad. No fue un intelectual pasivo, por el contrario siempre combativo y crítico nos deja un pensamiento y un espíritu fundamental para el estudio de la democracia. Honesto, limpio, heterodoxo, polémico y sólido. Nunca hipotecó sus ideas y conocimientos, su independencia fue proverbial, algo vital para un intelectual que debe guardar  autonomía frente a todo poder.

Su legado permanecerá en cada libro, en cada idea, en sus críticas y en su sensibilidad. Fue un científico social valiente y vital. Quedan para la reflexión su ejemplo y sabiduría en torno a la democracia y a los partidos. Honor al honor.




¿DEMOCRACIA 
MODERNA?


Publicado en Correo el 08 04 17

A 25 años del cinco de abril de 1992 Alberto Fujimori, vía Twitter, reclamó ser el constructor de la democracia moderna en el Perú. Un despropósito que solo es explicable desde la prisión y la desmemoria. O desde la soberbia autista de quien se sigue creyendo el centro del mundo.

Algunos de sus partidarios se atreven a decir que el autogolpe no lesionó la democracia sino que la salvó. Otro despropósito de quienes al parecer vivieron en otro país y en otra época. Porque lo que vivimos fue un acto militar que dio paso a una larga autocracia sin equilibrio de poderes, sin alternancia electoral, sin jueces ni fiscales autónomos, sin parlamento independiente y lo peor con medios comprados en sus líneas informativas. Son algunos de los indeseables rasgos de la democracia moderna que sufrimos con la presidencia de Alberto Fujimori y el cogobierno de Vladimiro Montesinos. La famosa dupla del terno azul y la corbata a lunares que hizo y deshizo con el Perú como botín político y económico.

Pregunta a tus mayores dice Fujimori desde la cárcel. Y es en lo único que acierta, porque tenemos una mayoría de jóvenes que desconocen lo que sucedió durante el ochenio que siguió al cinco de abril. Esa telenovela negra de corrupción, abusos, latrocinios, excesos y crímenes que no deben repetirse. Si durante su gobierno logró vencer al terrorismo no fue por el cinco de abril sino por la sociedad que rechazó la prédica violentista de Sendero Luminoso y del MRTA. Tampoco era necesaria la ruptura constitucional para la privatización de las empresas o para las reformas liberales que implementó. Desde el 28 de julio de 1990 Fujimori tuvo un Parlamento complaciente, para nada obstruccionista, que le confió facultades delegadas y permitió que su partido presidiera ambas cámaras.

No procede ningún olvido si queremos impedir que se repita el drama.