¿DEMOCRACIA
MODERNA?
Publicado en Correo el 08 04 17
A 25 años del cinco de abril de 1992 Alberto Fujimori,
vía Twitter, reclamó ser el constructor de la democracia moderna en el Perú. Un
despropósito que solo es explicable desde la prisión y la desmemoria. O desde
la soberbia autista de quien se sigue creyendo el centro del mundo.
Algunos de sus partidarios se atreven a decir que el
autogolpe no lesionó la democracia sino que la salvó. Otro despropósito de
quienes al parecer vivieron en otro país y en otra época. Porque lo que vivimos
fue un acto militar que dio paso a una larga autocracia sin equilibrio de
poderes, sin alternancia electoral, sin jueces ni fiscales autónomos, sin
parlamento independiente y lo peor con medios comprados en sus líneas informativas.
Son algunos de los indeseables rasgos de la democracia moderna que sufrimos con
la presidencia de Alberto Fujimori y el cogobierno de Vladimiro Montesinos. La
famosa dupla del terno azul y la corbata a lunares que hizo y deshizo con el
Perú como botín político y económico.
Pregunta a tus mayores dice Fujimori desde la cárcel. Y
es en lo único que acierta, porque tenemos una mayoría de jóvenes que desconocen
lo que sucedió durante el ochenio que siguió al cinco de abril. Esa telenovela negra
de corrupción, abusos, latrocinios, excesos y crímenes que no deben repetirse.
Si durante su gobierno logró vencer al terrorismo no fue por el cinco de abril
sino por la sociedad que rechazó la prédica violentista de Sendero Luminoso y
del MRTA. Tampoco era necesaria la ruptura constitucional para la privatización
de las empresas o para las reformas liberales que implementó. Desde el 28 de
julio de 1990 Fujimori tuvo un Parlamento complaciente, para nada
obstruccionista, que le confió facultades delegadas y permitió que su partido
presidiera ambas cámaras.
No procede ningún olvido si queremos impedir que se
repita el drama.
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