EN MEMORIA DE
EDUARDO CARRILLO HERNÁNDEZ
En Político.pe el 09 de junio 2017
En estos días vemos cuán indispensable es la moralidad
del político y del funcionario que recibe la confianza del ciudadano. Dos
personajes ligados a las más importantes funciones en nuestro régimen político,
el Contralor de la Nación y el Ministro de Economía, están cuestionados. Y es momento de ratificar que
la convivencia democrática se asienta en la racionalidad y en el interés de la
sociedad. Y en este sentido en los peruanos que defienden la anticorrupción y
la ética política.
Uno de ellos fue nuestro querido
amigo, el embajador Eduardo
Carrillo Hernández, recientemente fallecido, reconocido como gran animador de
las causas justas, éticas y sociales. Su fervor por un Perú igualitario y sin
corrupción animó todos sus esfuerzos hasta el último momento. Admirable
perseguidor de sueños políticos y sociales, valioso jurista miembro de nuestra Cancillería, gran
maestro de juventudes pero sobre todo un leal y devoto compañero en las luchas
por la democracia y la ética política durante el fujimorismo.
Junto a
Gustavo Mohme Llona el embajador Carrillo pugnó durante muchos años por la
recuperación de la democracia capturada. Fue infaltable en el Comité Cívico por
la Democracia que presidía Gustavo y alentó con el mejor ánimo y consecuencia
el activismo sindical, universitario y social convencido de que la democracia y
la ética social nos conciernen a todos. Su pensamiento democrático y
progresista se plasmó en numerosas instituciones, entre ellas la agrupación
política DEMOS de la cual fue fundador preclaro. Asumió la misión de dar a los
jóvenes la instrucción académica y ética de construir ideales y combatir por
ellos, fue un guerrero de la soberanía marítima y aérea del Perú pero sobre
todo un valiente peruano que dedicó todos sus esfuerzos a la lucha contra la
corrupción a la que consideraba tan grave que podría precipitar el colapso de
nuestro país al que temía podría convertir en estado fallido.
Por ello fundó
y presidió la Asociación Cívica de Lucha contra la Corrupción, ACICOC, que salió a las calles
un 9 de diciembre del 2008, en conmemoración de la decisión de
la ONU de fijar esa fecha como el Día Mundial contra la
Corrupción. Esa movilización fundacional, simbólicamente cumplida en Miraflores,
culminó en el Ovalo Gutiérrez con la presencia de importantes personajes de la
sociedad civil entre ellos Monseñor Luis Bambarén.
Eduardo Carrillo fue siempre pugnaz
para colocar el tema de la corrupción en todos los medios
de comunicación a los que tenía acceso aún antes de que se produjera en el Perú
y en la región, la repudiable megacorrupción que nos afecta.
Tuvimos
el placer de presenciar su notable desempeño como Embajador del Perú en Nicaragua
donde al término de su gestión recibió la más alta distinción de gobierno. Se
había convertido en un activista central de la diplomacia regional y nos
convocó para un conjunto de conferencias en la OEA en el debate sobre el
destino de la integración en la que creía profundamente.
Eduardo
Carrillo vivió y actuó animado por un gran amor a la gente, a la familia y a la
patria. Siempre afable, respondía a una profunda llama interior que lo hacía
prodigarse con excepcional energía por las mejores causas con ilimitada
generosidad. Gran padre y esposo, amigo de los
mejores peruanos, ejemplo para nuestra sociedad y para las nuevas generaciones,
no hizo política
partidaria pero fue el gran político de la defensa de los principios, de los
ideales y del servicio público ético y confiable. Un peruano superior que
enriqueció con su amistad y su sabia espiritualidad a quienes pudimos
acompañarlo y admirarlo. Nuestras sentidas condolencias a Yolanda y a sus
hijos. Y a todos los que lo recordaremos como un adalid del patriotismo y la
decencia. Honor al honor.