UNA NUEVA ERA
CON ESPERANZA
Publicado en Político.pe el 24 03 18
Martín Vizcarra
ha logrado en poco tiempo y con pocas palabras levantarnos de la depresión y de
la pena. Su juramentación, su talante fresco y sencillo, su discurso con pocas
ideas pero muy esperadas han cambiado el espíritu colectivo, algo que parecía
difícil por no decir imposible.
Estábamos
instalados en el terreno de la antipolítica y de los antivalores. Presumíamos
que el gobierno de PPK y sus aliados Alberto y Kenji Fujimori habían montado
una operación de compra de votos para impedir la vacancia presidencial
ofreciendo obras y poder local. Y el mesiánico Moisés Mamani, al que
nunca antes conocimos por su brillantez, logró separar las aguas para unir a
los que tenían dudas y a los que estaban seguros de que PPK debía irse. Vimos
al hacedor del milagro o de la emboscada, el que grabó a los operadores del
transfuguismo y dejó al descubierto el cinismo oficial del gabinete cuyos
miembros se atrevieron a negar lo que estábamos viendo y escuchando. Pero
también dejó en claro la corrupción congresal. No olvidar que los videos y
audios son un verdadero bumerán en acción.
Esa antipolítica criolla, a base de
videos y audios, privilegia el engaño, es la delación que premia la habilidad
de sorprender al enemigo con las manos en la masa y salir con el trofeo. Siguiendo
la poderosa escuela del montesinismo que inspiró al fujimorismo corruptor de
hace dos décadas cuyos métodos han renacido con la complacencia de muchos.
No olvidar que la gente rechaza a la
clase política y sus métodos. Que los juzgadores y predicadores congresales que
aprobaron la renuncia de PPK tenían una aceptación popular de solo 11%
mientras que el renunciado tenía 19%.
Ha sido felizmente un calvario corto
en el que se impuso la sensatez y ahora tenemos a Martín Vizcarra en Palacio,
un hombre que en muy poco tiempo y con pocos gestos y palabras ha sabido dar
esperanzas a todos los que creían que todo seguiría igual o peor. Gran mérito
del provinciano llegado fortuitamente al poder supremo.
Vizcarra ha podido ahogar en las
gargantas hastiadas el grito de las calles “Que se vayan todos”. Su
convocatoria y sencillez ha hecho resurgir la esperanza. Que no se pueden ir
todos cuando lo que necesitamos son políticos correctos, íntegros y de buena
voluntad, dispuestos a jugarse en la era Vizcarra.
Le toca construir su propia
legitimidad que no logrará si solo sintoniza con los parlamentarios del 11%
cuyas modalidades de trabajo se vieron también en los audios. La recuperación
de la confianza en una honesta lucha anticorrupción pasa por aceptar que la
representación nacional y los partidos que la integran deben al país una autocrítica.
Los videos los han dejado muy mal.
Todo esto ha
sido demasiado y muy grave, no debe haber borrón y cuenta nueva. El ya planteado
desafuero de los cinco no los limpiará. No es posible mirar solo un lado de la
historia que no acaba con la delación premiada ni con la renuncia de Pedro
Pablo Kuczynski. Con la asunción de Martín Vizcarra empieza el desafío.