sábado, 19 de mayo de 2018



LA POLÍTICA 
DE LA EMBOSCADA

En Correo el 19 de mayo 2018

Pasaron casi 18 años de ese 14 de setiembre del 2000 cuando un video bomba remeció al país. El asesor pagaba a Alberto Kouri, congresista elegido por la oposición, miles de dólares por su pase a las filas gobiernistas. Con la indignación general al tope se inició la caída de la dupla Fujimori Montesinos. Después se sabría de los numerosas cintas grabadas a los incautos que pasaron por la salita del SIN a quienes el superespía puso precio desde el preciso conocimiento de sus problemas financieros, personales, profesionales y demás. Todos premiados con los dineros del Estado por su perfidia y su traición con esa siniestra metodología que convirtió a Montesinos en el dueño de vidas y honras.

No ha sido suficiente este tiempo para internalizar el repudio a estos métodos. Los videos, keiko o kenyivideos, dieron a conocer el operativo de salvataje del expresidente PPK en las vísperas de una vacancia cantada. Congresistas negociando votos y prebendas hicieron renunciar al Presidente elegido para dar paso al nuevo gobierno de Martín Vizcarra. Hoy nadie quiere recordar las toneladas de lodo que cayeron no solo sobre el Ejecutivo sino también sobre el Legislativo y sus modalidades vedadas de enriquecimiento. En pleno proceso de desafuero de Kenyi Fujimori y sus avengers los jueces hoy proclaman su liderazgo anticorrupción sin aceptar que también ellos han sido tocados.
En otra muestra de la política artera de la emboscada. El operativo montado en el Lugar de la Memoria por el general Edwin Donayre tiende una trampa a una guía para presentarla como apologista del senderismo y la despiden. La estrategia de presentarse como víctima con un grupo de cómplices para provocar respuestas y grabarlas con cámara oculta no es edificante. Querían desprestigiar al LUM  y usaron los mismos métodos que para hacer caer un presidente. Eficiencia ante todo aunque los valores y la ética queden por los suelos.


LA PERFIDIA COMO POLÍTICA

En Político.pe el 19 de mayo 2018

La metodología de grabar con cámara oculta para tener las imágenes que permitirán chantajes, sobornos, resultados políticos es repudiable. Tenemos un gran maestro que dejó discípulos aplicados. Han transcurrido casi 18 años de ese 14 de setiembre del 2000 cuando las pantallas se llenaron de las imágenes que venían de un video bomba que remeció al país,  a sus cimientos sociales y políticos. Vimos al todopoderoso asesor presidencial Vladimiro Montesinos entregando miles de dólares a  Alberto Kouri Boumachar, congresista elegido por las filas del  opositor Perú Posible, por su pase a las filas gobiernistas. La indignación recorrió el país y ahí se inició la caída de la dupla Fujimori Montesinos.

Después se sabría de los numerosas grabaciones a los incautos que cayeron en sus redes, aquellos que pasaron por la salita del SIN, a quienes el superespía puso precio desde el preciso conocimiento que tenía de sus problemas financieros, personales, profesionales y demás. Todos fueron premiados con los dineros del Estado por su perfidia y su traición y quedaron para la historia de la infamia debido a la siniestra metodología que convirtió a Montesinos en el dueño de vidas y honras.

No ha sido suficiente este tiempo pasado para que la sociedad y la clase política internalicen el repudio de estos métodos. Están muy cercanas las imágenes de los keiko o kenyivideos, que dieron a conocer el operativo de salvataje del expresidente PPK en las vísperas de una vacancia cantada. Vimos grabados con cámara oculta a congresistas negociando votos y prebendas en una feria culposa que terminó con la renuncia del Presidente elegido para dar paso al nuevo gobierno de Martín Vizcarra.
Hoy nadie quiere recordar las toneladas de lodo que con esos videos cayeron sobre el Ejecutivo pero también sobre el Legislativo y sus modalidades vedadas de enriquecimiento. Estamos en pleno proceso de desafuero de Kenyi Fujimori y sus avengers pero los que hoy fungen de impolutos jueces y proclaman ser los líderes anticorrupción no quieren ver o aceptar que todo el Congreso ha sido tocado.
En otra muestra de la política artera de la emboscada hemos visto el operativo montado en el Lugar de la Memoria por el general Edwin Donayre que tendió una trampa a una guía para presentarla como apologista del senderismo. Y por ello consiguen no solo el despido de la guía sino también el de la funcionaria responsable de una institución creada para la reflexión social. En las antípodas de la búsqueda de la pacificación la estrategia de presentarse como víctima con un grupo de cómplices para provocar respuestas y grabarlas con cámara oculta no es para nadie edificante. Querían desprestigiar al LUM  y usaron los mismos métodos que para hacer caer un presidente.
Lamentable que el fujimorismo no aprenda las lecciones de la historia y que gente como el general Donayre sea celebrada en el afán de reescribirla apostando a la desmemoria o al desconocimiento. Quienes se pretenden héroes de la anticorrupción y salvadores de la patria no lo serán cuando nos retrotraen a las etapas más oscuras del país, usando sus mismos métodos.
Más lamentable aún que la ministra de Cultura haya cedido a este tipo de presiones y técnicas. Muy eficientes para los objetivos de distorsión o desinformación y también para desvalorizar la política al desligarla de la ética.