sábado, 21 de noviembre de 2015



LA VENGANZA PERSONAL

COMO POLITICA

 
 Mi columna HOJA DE TIEMPO publicada en Correo el 21.11.2015
 
Lo que está sucediendo con Marisol Espinoza pinta un estilo deleznable de hacer política. Tratar al adversario como enemigo y buscar su liquidación como personaje cerrándole todas sus posibilidades. Espinoza fue elegida en la plancha presidencial de Ollanta Humala por Gana Perú y por ello ostenta una legitimidad indiscutible de origen, al igual que Omar Chehade. Ambos recibieron los mismos votos que a Humala lo hicieron mandatario. Chehade ha sido escudero de Espinoza ante los sucesivos agravios y desaires inferidos durante cuatro años con la clara voluntad de limitar su notoriedad y los cargos a los que pudo acceder. Fuera por envidia o por competencia malsana, los vacíos que dejó Espinoza, de lo que pudo ser y no fue, despejaron el camino a Nadine Heredia para que tanto en el partido de gobierno como irregularmente en el gobierno mismo asumiera la conducción. Marisol pagó el costo del poder que no ejerció y el país paga las consecuencias de que lo ejerza la mujer del presidente, sin votos de  por medio.

Tarde, pero no demasiado, renunció al partido que la ascendió y que la maltrató. Ahora en acto inadmisible pretenden desconocer dicha renuncia para impedirle que postule por otro partido. Sería risible si no fuera indignante. Absurdamente el personero legal, Marco Barboza, del Partido Nacionalista, la ha demandado con el fin de inhabilitarla para participar en las elecciones de abril 2016 para lo cual exige la exhibición de originales que bien sabe fueron prepotentemente destruidos.
 
Felizmente el Jurado Nacional de Elecciones ya ha reconocido dicha renuncia mediante certificado del jefe del Registros de Organizaciones Políticas. Espinoza ya no milita en el nacionalismo desde el 8 de setiembre. Y no hay más que decir. Es público y notorio que ha mantenido su  decisión de alejarse de una organización cuya dirigente máxima le miente al país durante cuatro meses y sin rubores rectifica la mentira.
 
Finalmente, si el notable personaje de apellido Barboza es o no representante del Partido Nacionalista queda para la anécdota de un partido que, dirigido por una dupla con exigua legitimidad, exhibe poca responsabilidad y nada de sentido común. Y lo hace dentro de una amalgama de inmadurez y sentimientos primarios sin lugar dentro de la ética política.

 

 

CIVILIZACION
VERSUS BARBARIE

 
Publicado en Político.pe el 21 de noviembre del 2015
 
Pocos pueblos como el nuestro pueden comprender la destrucción y la barbarie del terrorismo como maldad asumida y ejercida. El terrorismo no tiene nacionalidad, amenaza a la humanidad desde que no sabemos dónde y en qué momento saca sus garras asesinas. Todos somos blancos posibles y debemos sentirnos concernidos. Las ciudades de nuestro continente no están a salvo de sus muchos disfraces y distintos rostros.

La destrucción en Paris es una alerta mundial. Nuestra solidaridad con Francia es un sentimiento y un deber. Ya estamos en una guerra que no es  para nada el choque de  civilizaciones que anunció Samuel Huntington en 1996, es la civilización enfrentada a la barbarie. Nos apenan los muertos en Siria y los que escapan de esa realidad asesina pero no podemos perder de vista que en esta guerra no convencional la modernidad y la tecnología pueden volverse contra todos. Francia ha dado prioridad al lado militar de una guerra declarada en su territorio y ello cambia el escenario global como sucedió con los atentados del 11-S. Se habla  de victoria militar contra los ejércitos yihadistas pero el enemigo no está concentrado en un territorio, el Estado Islámico penetra en las  mentes más allá  de las tierras de Iraq y Siria. Cualquier  café, estadio o plaza es una trinchera. La muerte de Bin Laden no acabó con AlQaeda, liquidar el califato asesino puede que no destruya la amenaza.

La doble moral que llora los atentados de Charlie Hebdo y los recientes de Paris pero acepta los efectos colaterales de la guerra  de Irak o de Siria, es decir la muerte de inocentes, encierra una gran hipocresía que permite contar muertos buenos y malos, útiles e inútiles. La hipocresía es una debilidad que fortalece al enemigo y le permite inocular veneno y fanatismo en las mentes de los jóvenes. Afirmar los valores occidentales con nuestro derecho a vivir con libertad pero también rechazar a quienes a nombre de la religión y de El Corán persiguen cristianos, esclavizan mujeres, condenan homosexuales. El Islam podría ser compatible con las libertades y los derechos siempre que no lo usen las dictaduras teocráticas -muchas aceptadas por occidente- que enarbolan la idea de un Dios brutal para mantener sus privilegios. Hasta Francisco los ha llamado malditos.