viernes, 18 de octubre de 2013

CHINA PIDE NUEVA MONEDA MUNDIAL

 
EL IMPERIO EN PROBLEMAS
 
Decía Henry Kissinger que el país que domina la moneda del mundo domina al mundo. No le faltaba razón. El dólar es el instrumento de la hegemonía norteamericana. ¿Por cuánto tiempo más? China, la superpotencia emergente, a través de su agencia oficial de noticias, ha reiterado su pedido de otra moneda de reserva, más estable y segura que el dólar.
 
Todo Imperio llega a su fin y podría no estar lejos la supremacía del dólar. Obama está en problemas que no se refieren solo a los ultraconservadores del Tea Party. Ya en el 2011, China, que es el principal propietario de la deuda estadounidense, asumía que tenía “todo el derecho” para exigir a Washington que hiciera frente al problema estructural de su deuda. “Los días en los que el tío Sam, cargado de deudas, podía fácilmente dilapidar cantidades infinitas de préstamos extranjeros parecen contados”, aseguraba.
 
Preludio de lo que está sucediendo ahora cuando China de forma contundente, ha urgido a los dos grupos parlamentarios de EEUU, un acuerdo para evitar una posible suspensión de pagos del Estado y, por tanto, una nueva crisis de la deuda que lastraría la recuperación económica de la terrible crisis financiera mundial que, iniciada el 2008, cinco años después parece no tener fin.
 
¿Riesgo de quiebra en EEUU? Para algunos es evidente a pesar de las declaraciones del gabinete económico del presidente Obama. China no confía y se defiende como principal prestamista de la superpotencia. Teme las consecuencias de un impago, dada la enorme acumulación de deuda pública americana en los balances de los bancos chinos.
 
Un posible resultado es una rebaja de la calificación crediticia de la deuda de los Estados Unidos. Ya en el 2011 Standard&Poors rebajó la nota de la deuda de la Triple A a AA+. Ahora podría ocurrir algo parecido que obligará al Estado chino a provisionar sus carteras de deuda y reconocer una pérdida que ya se descuenta en el mercado.
 
Lo más importante es el pedido que la reforma del sistema financiero mundial incluya la introducción de una nueva moneda de reserva internacional para reemplazar al dólar a fin de que la comunidad internacional no sufra las consecuencias de la agitación política interna en los EE.UU.
 
Así el problema fiscal norteamericano estaría dando la oportunidad para que "el mundo aturdido" empiece a considerar la construcción de un "mundo desamericanizado" con base en el respeto a la autoridad de la ONU en el manejo de los problemas globales candentes y en dar a las economías emergentes más voz en las principales instituciones financieras internacionales. El propósito, según China, no es "tirar por completo los Estados Unidos a un lado", es alentar a Washington para que juegue un papel más constructivo en los asuntos globales.

Un enfrentamiento de titanes puede dejar resquebrajado el piso por donde caminan. El dólar puede haber comenzado su retroceso como moneda mundial. Vivimos tiempos de crisis que no dejan a nadie indemne.

viernes, 4 de octubre de 2013

¿RETORNO A LAS TURBULENCIAS?


 

AUTOGOL ANTIDIALOGO

Autogol en pleno diálogo político. Cumplida una primera etapa con una ronda de partidos y líderes nacionales, la segunda que ha convocado a los técnicos para aplicar el consenso y plasmarlo en políticas públicas, ha sido interferida por el mismo Presidente Humala. Sus declaraciones han motivado el rechazo de tres de las fuerzas políticas participantes, el Apra, Perú Posible y el fujimorismo. ¿Para qué convocan si no van a cuidar la concertación como mecanismo delicado que requiere de voluntad política al más alto nivel?.  

Es evidente que después del fallo del Poder Judicial a favor del debido proceso al exmandatario aprista, no había más que decir. El Congreso lo citará nuevamente y la investigación seguirá su curso en la Megacomisión. Por tanto cuán impolíticas e innecesarias las palabras de confrontación del presidente que desautoriza a su primer ministro que ha venido hilando fino y con toda precaución. En plena cancha con un partido en positivo un autogol de proporciones. Mala jugada y pifias.

Para abundar en el exceso el presidente pone distancias con el exmandatario Alejandro Toledo al asegurar que no hay ningún pacto para “blindar” al líder de Perú Posible que vive momentos dramáticos. La frase “Aquí nadie tiene corona” resulta ofensiva para el partido quasi-aliado y para el grupo de altos cuadros de la chakana que todavía permanecen en su gobierno y que deben estar considerando coherentemente su retiro.

Es dañino para la imagen nacional tener tres  exgobernantes en problemas, uno preso y dos investigados por presunta corrupción. Cómo no. Pero el diálogo con las fuerzas que ellos lideran es de la mayor importancia para el objetivo superior de la gobernabilidad. El presidente no debió perturbar los esfuerzos de su propio ejecutivo y volver a las turbulencias paralizantes.

Porque esta interferencia tampoco da buena imagen del país. Más aún los encuentros dialogantes debieron ser liderados por el mismo mandatario que con su presencia hubiera fortalecido el compromiso del régimen al igual que ahora con su exabrupto lo debilita o lo destruye imprudentemente. Ejecutivo contra Ejecutivo igual a caos y desgobierno.

A ello se agrega la irrelevancia a la que ha sido confinado el Acuerdo Nacional cuyas políticas de estado tan laboriosamente construidas siguen sin tener la calidad de vinculantes. Y cuya institucionalidad como logro de la democracia recuperada ostenta un simbolismo y una ejecutoria que no debería descuidarse. Por el contrario cabría esperar que un resultado del diálogo político fuera su revaloración y relanzamiento como instancia modélica del entendimiento y la racionalidad política.

En un estado de derecho se respetan los fueros para las investigaciones sin necesidad de altavoces. En  momentos en que la popularidad presidencial está de bajada una mayor reflexión debe preservar la estabilidad democrática, vía logros consensuados. Cuando las figuras políticas partidarias están melladas es cuando más se necesita de políticas públicas concertadas entre el Ejecutivo y el Legislativo. Porque se trata de recuperar la confianza y de apuntalar la legitimidad de los líderes políticos, única base de la democracia y del poder político ejercido constitucionalmente. No hay otra.