jueves, 10 de octubre de 2019

CERCA DE LA FUERZA
LEJOS DE LA RAZÓN

En Exitosa el domingo 6 de Octubre 2019

Quienes defendimos duramente la democracia en las horas oscuras del fujimorismo, especialmente desde ese 5 de abril de 1992 que puso tanques en las calles y en los medios de comunicación, para que nadie protestara por el cierre de las instituciones y de los poderes del Estado, con un Alberto Fujimori más fuerte que nunca. Ese día comenzó un ochenio nefasto con violaciones constitucionales y de derechos humanos y mucha corrupción y manipulación mediática conducida por un sátrapa tras el trono que se enriqueció con inteligencia y habilidad siniestras. Hoy encerrado en la Base Naval debe estar sonriendo al ver cómo a nombre del antifujimorismo se ha perpetrado, 27 años después, similar maniobra a la que él planificó. Un golpe que ha puesto en las calles a gente que quiere ver los riesgos del avasallamiento de las instituciones y de la concentración del poder.

Cerca de la fuerza y lejos de la razón la manipulación mediática puso en la mente de la gente que era indispensable cerrar el Congreso para solucionar una crisis nacida de los temores, las ambiciones, los intereses, la incompetencia y el capricho político. En plena lucha contra la corrupción romper el orden constitucional es lesionar la autoridad ética para llevarla adelante. Martín Vizcarra ha apelado al concepto -que no existe en la Carta Magna- de “denegación fáctica” de la cuestión de confianza. Y no importa tanto la controversia legal o jurídica para explicar un acto netamente político definido por la fuerza que está detrás y lo ampara.

Las FFAA fueron a Palacio de Gobierno a presentar lealtades al Presidente que reconocen como su jefe supremo. No esperaron como debió ser ni tuvieron en cuenta que Martín Vizcarra no fue elegido como tal, que fue aupado al poder por una situación anómala, que es un gobernante de transición como pudo serlo Mercedes Araoz, ambos elegidos en la plancha presidencial con PPK como reemplazos eventuales no como presidentes. El apoyo de los poderes fácticos que son el mediático y el castrense pesa más que la visión de los constitucionalistas que pueden tener razón pero no poder. Tampoco interesa la opinión internacional que siempre dejará en manos de los políticos nacionales la decisión sobre el destino de cada país.

Vizcarra es un presidente de reemplazo que desde que tomó el poder ha sintonizado con la indignación popular y ha sabido dirigirla contra un Congreso de mayoría incapaz que ocupa un  escaño por su plata como dijera una congresista fujimorista indignada. Y este es el origen del problema, que Fuerza Popular haya puesto en venta los escaños que logró ya que sus candidatos debieron sufragar la multimillonaria campaña de Keiko Fujimori por la presidencia. El resultado fue un Legislativo ad hoc para quien quisiera pelearse con él por su ineficiencia política y ética, cerrándolo de cualquier manera.

Aunque el fujimorismo hoy defienda la institucionalidad que violó el 5 de abril de 1992, tiene impresentables congresistas con gran responsabilidad en este indeseable desenlace. Ellos son la coartada, provocaron que mucha gente quisiera que se fueran antes del 2021. Su juego de la fuerza y la imposición se volvió contra ellos, no son inocentes como tampoco lo son los apristas que los apoyaron y menos aún lo es Martín Vizcarra, el supuesto beneficiario de la pelea permanente para mantener su popularidad y ocultar la ausencia de soluciones a los problemas reales. No hay nada que celebrar. No hay ganadores, todos perdemos
SIN ESTADO DE DERECHO

En Correo el 5 de Octubre 2019

Se consumó una amenaza en la que pocos creían. Tan enorme es disolver el Congreso desde la banalización de la cuestión de confianza que nadie creyó que Martín Vizcarra se atrevería a reeditar el nefasto cinco de abril con el argumento constitucionalmente inexistente de que el Parlamento había “negado fácticamente” la confianza para modificar la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional. Para los expertos la censura a dos gabinetes se refiere al acto solemne de la investidura y no a cualquier tema que permita interferir o avasallar al Legislativo haciendo trizas el principio de poderes y contrapoderes. El Congreso puede ser el peor de la historia pero es el elegido y es autónomo. La denegatoria fáctica constitucionalmente no existe, más aún el Congreso por mayoría concedió la confianza a Del Solar. La disolución no sólo es inconstitucional, es farsesca y forzada, configura claramente un golpe de Estado y así lo ve el mundo. El Congreso ha suspendido al mandatario por un año por “incapacidad temporal”, otra medida ficticia cuando el inquilino de Palacio cuenta con la “lealtad” de las FFAA.

Lejos de la razón y cerca de la fuerza la dictadura acecha. No hay normalidad política ni estabilidad jurídica y económica. La Comisión Permanente del Congreso debe solicitar al Tribunal Constitucional dictamen sobre la constitucionalidad de este cuestionable gesto político, debe atender la recomendación de la OEA y los pronunciamientos de la Defensoría del Pueblo y de la CONFIEP, apoyados por políticos y constitucionalistas. Las FFAA no deben ser las decisoras en una crisis política, les toca esperar la solución de la civilidad, sin manipulación mediática ni de encuestas y menos aún de la presión de la población movilizada por interesados sectores radicalizados. Las elecciones generales aparecen como la única forma real de superar la crisis de ilegalidad y la ruptura del Estado de Derecho