miércoles, 27 de abril de 2011

OPERACION DESMANCHE


MAQUILLAJE  VLADI-STYLE

Una nueva candidata ha nacido con la segunda vuelta que nos presenta un fujimorismo maquillado, renovado y aporcelanado. KFujimori inaugura su viaje en busca de los crédulos y temerosos renegando de los errores y hasta de los delitos cometidos por su padre que para ella sigue siendo el mejor gobernante de la historia, aquel de quien ha reivindicado defectos y virtudes en todos sus extremos y por quien participó con entusiasmo juvenil, como lo prueban las imágenes de archivo, en su ilegal tercera reelección.

Ahora le parece conveniente negar esos entusiasmos, pedir perdón, elogiar a Lula, humalizarse sin rubores. Todo vale en esta guerra a muerte, en esta oportunidad única de retorno del fujimorismo. Y debemos aceptar con tolerancia que hasta afirmen que Alberto Fujimori fue un demócrata en su forma de gobernar o que fue dictador solo hasta fines del 92. ¿Tan devaluada, a los ojos de esta gente, está la inteligencia y la memoria del pueblo peruano?.

Después de la risa y la sonrisa se darán cuenta que ningún maquillaje borra el rostro real. Que la ficción decorada para la ocasión no altera esencias conocidas. Que conocemos los rostros asociados a mil y una tropelías que acompañan a la renovada candidata. Que son los mismos personajes de hace 20 años los que pasean redacciones y estudios de TV. Que  pretenden agregar a Hernando de Soto abusando de su antigua rivalidad con Mario Vargas Llosa. Que la maniobra es tan obvia como inútil pues el prestigiado consultor, de caer en la trampa, no formará parte de la operación desmanche. No se prestará a ser un detergente moral, blanqueando delitos e imposturas.

El problema es de credibilidad y de confianza. ¿Desde cuándo un monstruo bien maquillado gana un certamen de belleza?.

La ciudadanía percibe que el fujimorismo en el poder repetirá conductas, que sus prácticas publicitarias basadas en el engaño y el irrespeto a la inteligencia van en esa dirección. Que si sus huestes parlamentarias son insuficientes para gobernar reaccionará igual que Alberto Fujimori con el autogolpe que disolvió el Congreso: Que su heredera recuerda ese fantasma omnipresente. Que como bien ha recordado la revista Foreing Policy en su edición de Abril, muchos fujimoristas están en prisión por ladrones y asesinos y “De ganar, Keiko tendría, literalmente, un gabinete en la sombra”.

Es risible entonces pretender un entorno diferente al núcleo duro fujimorista alimentado por diez años de judicialización y penalización que llevó a connotados miembros a San Jorge y en especial a las cabezas Alberto Fujimori a la DIROES y Vladimiro Montesinos a la Base Naval, con prisión prácticamente perpetua. Tanto los fujimoristas que están libres como los que están guardados saben que son repudiados y que ninguna credibilidad acogerá sus ofertas, que nada diferente pueden prometer. Que guardan su soberbia y no han perdido ni memoria ni rencor. Por eso se ha dicho que regresan para vengarse.

El Vladi-style apuesta por el centrismo y las alianzas políticas con sectores militares, por demoler al adversario con una sonrisa amable, por difundir rumores y alentar temores con fantasmas velasquistas y chavistas. Nada de eso asusta tanto como el retorno de los muertos vivientes con maquillaje o sin él.

lunes, 25 de abril de 2011

POR LA URGENTE REVOLUCION ETICA


 CONTRA TODA CORRUPCION

A Gustavo Mohme Llona,
en el undécimo aniversario
de su desaparición

La campaña del miedo tiene sus límites. Ya instalados en la segunda vuelta los sicosociales de inspiración montesinista comienzan a funcionar. El talento del Asesor sigue actuante aunque no con los efectos letales de los tiempos en que cogobernaba con Alberto Fujimori. Y es que los ojos y los oídos de las mayorías ciudadanas están abiertos y comparten certezas. La principal es que NO deseamos un retorno al fujimorismo de los noventa. La segunda es que hay un gran NO a la corrupción que lamentablemente ha echado raíces y no ha desaparecido desde esos tiempos hasta ahora.

La preocupación por el modelo económico, siendo muy válida, es relativa pues como sabemos gran parte de las definiciones económicas, en tiempos de globalización, no corresponden a los Estados Nacionales al ser insoslayablemente impuestas por los grandes centros de poder económico sin que los gobernantes tengan mucho margen de maniobra. Lo han demostrado los exitosos gobiernos social democratas del continente que como Lula, Bachelet, Lagos y otros, colocaron funcionarios liberales en las instancias que manejan la economía. Pero donde si es posible actuar con energía es en el campo ético, en la lucha contra la delincuencia común y en especial contra la de cuello y corbata, la de los lobbys y las comisiones, la que comparte decisiones aupada a los más altos niveles sociales y políticos, la aristocracia del trago fino y los restaurantes  cinco estrellas, la de la sonrisa amable y el millonario regalo oportuno.

Si Ollanta Humala quiere una gran transformación debe hacerla, como prometido, basada esencialmente en valores y contra la corrupción. No hay otro campo en dónde seamos más frágiles y en donde el daño es más cuantioso e irreversible. Aquel en donde los esfuerzos colectivos se diluyen, donde las ganancias van a parar a los bolsillos de unos pocos con cuentas en dólares en el exterior. Donde pululan los beneficiarios que no se amedrentan por las amenazas de cárcel pues pasan un tiempo en ellas y después disfrutan de lo robado. Por eso hay tantos a la espera de una generosa y oportuna amnistía. Por eso en San Jorge aportan con corazón y alegría grandes bolsas para la campaña fujimorista. Saben que la oportunidad es única, como nunca antes la pensaron.

La Revolución de Valores, la Revolución Ética comienza por la redistribución equitativa para iniciar el cambio  social y profundizarlo pero no termina ahí. Disminuir la dramática pobreza extrema es un primer paso obligatorio para responder a la indignación y a la rabia de las mayorías pero debe continuar con el trato equilibrado a la inversión nacional y extranjera, convenciéndola sin desalentarla. Para que las grandes empresas transnacionales que traen capital compartan utilidades en beneficio de la estabilidad, de la democracia y la paz social. Es esa la inversión autodefensiva, la del capital humano, la de la responsabilidad social tan de moda en otros países cuyo éxito se puede reeditar en el Perú sin traumas ni imposiciones antidemocráticas.

Y sigue por desterrar las gigantescas coimas que malos funcionarios aplican en los contratos para su beneficio, por exterminar las redes que llevan a compartir las utilidades con la corrupción dejando al país con muy poco o casi nada, por advertir a los habituados a la deshonestidad que la permisividad se acabó y que las corruptelas tendrán severísimas sanciones.

El gran beneficio de esa transformación será que visiblemente saldremos de la pobreza tomando como bandera la honradez, la solidaridad y la equidad en el camino a la justicia social y el bienestar. Daremos así una instrucción moral a la nación, a nuestros jóvenes que en el futuro cercano tendrán mayor confianza en autoridades y en políticos como exige la política en democracia.

Conocemos, las hemos denunciado, a autoridades corruptas que creen que el patrimonio del Estado es una arca abierta en la cual todos meten la mano cuando tienen la oportunidad. Aprovechando la función pública en beneficio particular, postergando el desarrollo de los pueblos, cargando a la comunidad con costos injustos, destruyendo la competencia comercial, desacreditando moralmente a funcionarios y trabajadores. Generando un sentimiento de rabia que no sólo altera la paz, que puede llevar al derramamiento de sangre, al violento levantamiento de los que no tienen nada que perder como está sucediendo ahora en el mundo árabe.

Las dos décadas de guerra interna que sufrió el Perú debieron dejar lecciones de equidad y solidaridad como parte de un pensamiento y una práctica autodefensiva y de profundización democrática, a sabiendas que no hay progreso ni desarrollo sin justicia social. Como bien lo dijo el primer ministro laborista Gordon Brown: “La justicia social es ahora necesaria para la eficiencia económica". Esta frase encierra el espíritu de un nuevo progresismo que marca la manera de enfrentar los dilemas en el mundo moderno.

Y una de las maneras es potenciar los recursos morales que tenemos. En primer lugar alentar nuestras autoridades anticorrupción, procuradores, fiscales y jueces que han demostrado estar a la altura de su misión. Tenemos un excelente instrumento en el Nuevo Código Procesal Penal, rápido y efectivo. Esperamos que el nuevo gobierno estimule esta maquinaria, que se apliquen los plazos más cortos posibles, que se detecte la participación de los actores: la de la autoridad corrupta que por su posición de poder ofrece algo valioso y la del corruptor dispuesto a pagar cuantiosos sobornos para obtenerlo. 

Así lo explica Ollanta Humala y entendemos que al hacerlo instale el miedo en corruptos y corruptores. Lo aplaudimos. La gran transformación sólo se dará sin corrupción. A despecho de los grandes enemigos que ya están gastando todo lo posible en una campaña que en las seis semanas que faltan tratará de demolerlo. Y es así porque las mafias harán lo imposible para evitar su llegada. La campaña más que ideológica se da entre la decencia y la indecencia.

Muchos medios de comunicación se rasgan las vestiduras temiendo por la libertad de prensa, sin recordar la que perdimos en los noventa en algunos casos por chantaje económico y en otros por compra directa y sin intermediarios. Vendieron conciencias y líneas editoriales, se entregaron a quienes persiguieron a los decentes, no toleraron a los independientes, difamaron y amedrentaron a su gusto.

Estuvimos en el pequeño grupo de políticos y periodistas que durante ocho años increpamos verdades y atacamos, desde la ética, violaciones de derechos humanos, asesinatos e inmensos latrocinios. Porque conocemos y padecimos el entorno fujimorista estamos en contra de su retorno y a favor de la urgente revolución de los valores. Aquella por la que combatió Gustavo Mohme Llona, valiente director del diario La República, lamentablemente desaparecido hace once años. Por esa revolución ética que defendió con alma, corazón y vida, seguimos en la trinchera.

jueves, 21 de abril de 2011

POR LA NECESARIA NEUTRALIDAD DE LOS MEDIOS


SOLIDARIDAD Y EXIGENCIA

El despido de dos conocidos periodistas de Canal N remeció los medios de comunicación ayer 20 de abril, en plena segunda vuelta electoral. La productora general, Patricia Montero, y el productor del noticiero ‘De 6 a 9’ y jefe de Informaciones, José Jara, ya están fuera del único medio televisivo que se caracterizó desde sus inicios por su dura y consecuente batalla informativa contra la autocracia fujimorista.

No hay explicación oficial, sus directivos apuestan a que pronto olvidemos esas bajas que lesionan la neutralidad y la credibilidad del medio. Y es que ambos periodistas son reconocidos por su posición democrática consecuente y según lo informó Diario 16, eran un escollo para las pretensiones del Grupo El Comercio de apoyar totalmente a Fujimori, y atacar a Ollanta Humala.

Democracia total y directa. Verdadero avance de lo que vendrá si permitimos que retorne el fujimontesinismo. “En las últimas semanas habían muchas presiones para que se ataque al candidato Ollanta Humala y se difundan notas y microondas a favor de Keiko Fujimori. Patty se resistía a parametrar la línea del canal e insistía en mantener la neutralidad. Con estos despidos, parece que la fujimorización del canal es un hecho”, comentó un preocupado periodista. http://diario16.com.pe/noticia/3971

El tsunami solidario no se ha hecho esperar. Patricia Montero es una impecable periodista que laboró 12 años en Canal N, fundadora de dicho medio, que nació defendiendo la libertad de expresión y de prensa en pleno régimen de Fujimori.

Felizmente no hemos perdido la memoria como algunos. Muy importante que el representante del Comité Consultivo del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), Luis Jaime Cisneros Hamas, haya precisado que la candidata de Fuerza 2011, Keiko Fujimori, representa la corrupción en los medios de comunicación que caracterizó a la dictadura Fujimorista. “Ella representa la corrupción en la prensa pues es la herencia del gobierno de su padre que encabezó una etapa funesta para los medios de comunicación del país en la cual se compró a la prensa y periodistas, se corrompió a los dueños de las casas editoras y de todo ello hay pruebas contundentes”, recordó al tiempo de informar que iPYS ha invitado para el 29 de abril a Humala y Fujimori a exponer sobre sus políticas de gobierno en materia de medios de comunicación.

Para ello IPYS formula precisas preguntas sobre legislación sobre medios; regulación del espacio radioeléctrico, funciones de la autoridad que entregue y retire licencias de radio y televisión; medios de comunicación del Estado; ley que regule el servicio de radio y televisión de entidades estatales. Asimismo criterios para la asignación de publicidad oficial a los medios; posible modificación de la ley sobre delitos contra el honor, especialmente respecto de funcionarios públicos, y el trato igualitario para la cobertura noticiosa de las actividades presidenciales.

Muy importante actitud de representación porque en los espacios de los medios convivimos, actuamos y nos desarrollamos sin que exista mayor regulación. Ahí radica la ambivalencia y la dimensión de su poder. Pueden canalizar de forma unilateral los flujos de información por una red centralizada, del centro a la periferia, de arriba abajo, y reforzar, si lo deciden sus propietarios, controles sociales, valores y formas de vida. A millones de ciudadanos sólo les queda ser espectadores pasivos. Por ello hemos propuesto y defendido la institución del Defensor del Lector que los medios responsables de su imagen y misión deberían asumir para su mejor calidad y equilbrio.

Y es en época electoral cuando mejor se ve cómo funcionan los dos poderes: El político, legitimado por las formas democráticas, con los contrapesos que la Constitución y las leyes establecen, y el  mediático que se impone sin necesidad de legitimarse y se ejerce sin contrapesos.

Todo pasa por los medios de comunicación. En la era de la información el concepto de servicio público sigue siendo el adecuado, los medios difunden la información a audiencias masivas y trabajan con la realidad. Su servicio tiene que ver con el derecho a la información de la ciudadanía para que tome sus mejores decisiones. No deberían defender los intereses de pequeños grupos o de grandes mafias. En teoría.

Recordamos muy bien la situación vivida en el gobierno de Alberto Fujimori con la mayoría de medios, en especial la televisión, alentando la desinformación, la propaganda sistemática del gobierno y el desprestigio de la clase política. Ejerciendo la autocensura por ser empresas económicamente débiles y financieramente vulnerables. Todo ello agravado con la compra y venta de las líneas informativas por Montesinos, indeseable ícono de la corrupción, no solo mediática, durante ese funesto período.

Es evidente que el espectro audio visual, aún más que la prensa escrita, recibe presiones financieras y de impuestos. El canje tributario permitió al gobierno fujimorista espacios para su propaganda política en las desiguales elecciones generales de 1995, trato al que el ex presidente Fernando Belaunde calificó de mordaza de oro. Hay que preservarse contra eso. No solo importa la neutralidad gubernamental más importante aún es la de los medios.

El monstruo está de regreso, vivito y coleando para aplicar mordazas y vulnerar libertades. Bien dice Gustavo Gorriti que Alberto Fujimori es el real candidato. Y agudamente Maritza Espinoza se refiere en Twitter a la “candidata-pantalla”. El Perú democrático no puede ni debe repetir el drama del control oficial. Estamos avisados. Que los propietarios de los medios que se exhibieron subordinados a las presiones políticas y a las corruptelas no lo repitan, por favor!!.

lunes, 18 de abril de 2011

LA CAMPAÑA DEL MIEDO

EL RECURSO AL VOTO EN BLANCO O VICIADO

Ya circula la consigna de votar en blanco o viciado como consecuencia de la campaña del temor. No dicen que para que tenga efecto tendría que ser mayoritario y eso es imposible pues entre ambos candidatos ya superan el 55% de los votos válidos. El Jurado Nacional de Elecciones sólo podría declarar la nulidad total de las elecciones si los votos nulos o en blanco, sumados o separadamente, superaran los dos tercios de los votos válidos. Si no son mayoritarios como es probable, favorecerían al que va adelante en la votación. Además de reflejar una actitud de evasión ante la realidad electoral, esta propuesta es una vía para la impostura en el ejercicio del voto ciudadano.

La victoria de Humala en primera vuelta y sus posibilidades de convertirse en el nuevo Presidente del Perú es una realidad. Responde al malestar social generado por la inadecuada distribución de los frutos del crecimiento económico, algo que el Banco Mundial, insospechable de humalismo, afirma en el informe Conflicto, Seguridad y Desarrollo: “En el Perú los beneficios del crecimiento no han sido compartidos por toda la población. Existe la percepción en la gente de que no se ha mejorado su calidad de vida”(http://wdr2011.worldbank.org/sites/default/files/SPANISH_WDR2011_Overview.pdf.)

Pero también es fruto de los múltiples conflictos sociales irresueltos en especial los relacionados con los abusos con el medio ambiente, cuyo más reciente caso se dio en Islay con Tía María y costó la vida de tres agricultores. Se agrega el rechazo a la corrupción generalizada y a la inseguridad ciudadana que nos exhibe como una sociedad inerme que pide a gritos un cambio ético y de gobernabilidad.

La campaña del miedo se alimenta con fruición: Que será un gobierno similar a la Venezuela de Chávez, sin libertades democráticas y con un modelo que acabará con el  crecimiento económico y ahuyentará la inversión. Que el derecho de propiedad y la libertad de expresión están en riesgo. Que la estatización está a las puertas, etc.etc.

No se acepta ni se difunde lo evidente. Que los gobiernos social demócratas del continente, que representan el famoso giro a la izquierda, como Brasil y Chile, han podido mantener el crecimiento junto a medidas sociales que redistribuyen sus frutos. Que el “Compromiso con el Pueblo Peruano” suscrito por Humala afirma que el cambio “será el producto de un verdadero pacto nacional de los sectores productivos y las fuerzas generadoras de nuestra riqueza, que pasarán a contar con un gobierno comprometido con el desarrollo sustentable y que considera la disminución de la desigualdad un instrumento promotor del crecimiento. Es lo que denominamos una economía nacional de mercado, donde el Estado está al servicio del interés nacional y no de tal o cual grupo económico”. Que Gana Perú está tendiendo los puentes para lograr el apoyo político y social a un futuro gobierno que se va perfilando como de centro izquierda. El conjunto de nuevos cuadros técnicos así lo presenta.

Llama la atención la complacencia de la mayoría de los medios de comunicación durante la campaña pre primera vuelta que ha tenido un quiebre con la carátula y el editorial del último número de Caretas que ha puesto el tono del rechazo al fujimorismo precisando lo que representa la candidatura de la hija de Fujimori y los problemas que tiene con la ley su familia y ella misma.

Esos mismos medios tan complacientes hasta ahora se muestran temerosos por la libertad de expresión supuestamente en riesgo si ganara Humala. No quieren recordar que la prensa fue sometida y comprada casi totalmente durante el fujimorismo cuya red de corrupción manejada por Montesinos fue activada a partir del silenciamiento de los medios, especialmente de la televisión, con muy honrosas excepciones. Que lograron arrinconar a los líderes políticos de la oposición, de la prensa crítica y de la sociedad civil. Que mintieron, difamaron, amenazaron y persiguieron a los detractores usando el Poder Judicial que controlaban y la SUNAT. Que compraron conciencias y líneas editoriales, prácticas vergonzosamente evidenciadas en los vladivideos que significaron un verdadero golpe a la conciencia ética de nuestra sociedad que hasta ahora no se recupera.

La segunda vuelta ha comenzado con el retorno mediático de los rostros que recuerdan la corrupción, la soberbia y el avasallamiento de la década fujimorista. Alberto Fujimori, a quien su hija considera el mejor presidente de la historia del Perú, es mencionado en la prensa internacional como uno de los diez gobernantes más corruptos del siglo XX. Y en cuanto a derechos humanos las violaciones fueron masivas no sólo en la lucha antisubversiva, también en las miles de mujeres esterilizadas en las zonas rurales. Daños colaterales les llaman ahora.

Ernesto de la Jara resume bien el sentir de quienes prefieren apoyar a Humala cuando afirma: “Imaginemos lo que significaría la vuelta del fujimorismo, con mucho más poder político que el que tiene ahora, en alianza con los sectores más perversos del país, con los millones de dólares robados que nunca devolvió, sabiendo ya cómo no repetir los errores que permitieron que se les sacara, con las manos en la masa y con una gran sed de venganza contra quienes les cerraron el paso en nombre de la democracia, los derechos humanos y la lucha contra la corrupción” (http://www.revistaideele.com/idl/node/953)

El Instituto de Defensa Legal señalaestamos  completamente seguros que la llegada de Keiko Fujimori al poder sería el regreso del fujimorismo de los 90. Sería, entonces, lo  peor que le podría ocurrir a nuestro país. Estamos seguros que se  repetiría la corrupción generalizada, las violaciones de derechos  humanos, el control de las instituciones y de los medios de  comunicación, el intento de perpetración en el poder y demás hechos que caracterizaron al gobierno que de manera conjunta  llevaron a cabo Fujimori y Montesinos”. Muy bien dicho y cabalmente advertido.

domingo, 17 de abril de 2011

LA BUSQUEDA DE LOS CONSENSOS

A una semana de las elecciones ya en la dinámica de la segunda vuelta Humala y Fujimori se movilizan por votos, alianzas y ofertas. ¿De qué lado está el interés nacional? ¿Cómo afirmar los consensos democráticos y dejar atrás la amenaza del retorno del flagelo fujimorista que sufrimos durante once largos años?.

Ollanta Humala ha abierto el diálogo con base en su compromiso público (verlo en  http://filesocial.com/5dxm98m ) que le permitirá acumular fuerzas para preservar democracia y desarrollo.  El pacto social es un signo de los tiempos y una urgencia en este momento y así lo han entendido los humalistas a contracorriente de los fantasmas chavistas que se están utilizando para entronizar nuevamente al fujimorismo. Olvidan que Hugo Chávez es el mejor discípulo de Alberto Fujimori y que guarda muy buenas migas con Montesinos a quien protegió en su huída.  

Propicio recordar que desde los años noventa los demócratas peruanos nos reunimos y logramos el Acuerdo de Gobernabilidad que firmamos el 26 de noviembre de 1999 en el Hotel Bolívar bajo el liderazgo de Gustavo Mohme Llona, quien trazó una línea patriótica de compromiso con la democracia y la construcción nacional. Gracias a ese Acuerdo pudo organizarse la resistencia contra el fujimorismo y derrotarlo en la ya histórica Marcha de los 4 Suyos, que fue iniciativa de Javier Diez Canseco.
Porque estuvimos entre los organizadores de esa resistencia, y a la muerte de Gustavo Mohme Llona ejercimos la Secretaría Técnica de ese histórico Acuerdo, es que rescatamos con conocimiento de causa su valioso significado para la democracia. Suscrito por 14 organizaciones políticas, derecha, centro e izquierda, confluyeron para rescatar al país de las garras de una dictadura que arrinconó políticos y compró medios de comunicación para dejar a la ciudadanía inerme ante la represión y la corrupción.
El 23 de abril, en plena Semana Santa recordaremos la desaparición de Mohme Llona y su ejemplo de lucha democrática. Que nos ayude a la lucidez. No estamos ante otra época ni ante rostros diferentes, son los mismos que gobernaron el oncenio y consideran a Fujimori Fujimori, el mejor presidente de la historia del Perú.
Nos están tratando como débiles mentales, sin memoria y sin voluntad. Por ello es histórica la carátula y el editorial del último número de Caretas, precisa muestra de indignación ante el atropello y la presunción de nuestra debilidad democrática.
El país no se construye solo, todos estamos involucrados en los objetivos nacionales para los cuales la preservación de la democracia es esencial. El punto de partida de cualquier negociación. Lo fundamental es confianza y credibilidad. Quienes hicieron de la mentira y la impostura un estilo de gobierno no califican para el diálogo.
No faltan quienes añoran la mano dura y el avasallamiento. Pero la globalización no es tiempo de dictaduras, lo primero que funciona es el rechazo al abuso emparejado con la corrupción. Mubarak y Gadafi son exponentes de esa especie de dictadores en desaparición. La rabia contra ellos trasciende fronteras. Y la globalización de la justicia condena a los autores de crímenes de lesa humanidad como sucedió con Alberto Fujimori en el Perú y hace dos días con Bignoni en Argentina recluido a perpetuidad.
Las economías se levantan con el esfuerzo de todos, la sociedad debe compartir los resultados por lo cual la redistribución ostenta la mayor legitimidad posible. Bandera tan legítima como la anticorrupción que rechaza a quienes usan la política y la economía para el  beneficio propio postergando justificados reclamos sociales.
A nadie escapa el valor del diálogo en un país tan desencontrado como el nuestro. Lo demostraron los luctuosos sucesos de Bagua en cuyo aniversario, este 5 de junio, estaremos decidiendo el destino nacional. Con un Parlamento fragmentado, sin mayoría que apoye al presidente, la fecha es un símbolo y debe impulsar una concertación que funcione, que se abra al cambio. De Humala depende que su convocatoria a los mejores sea efectiva y eficiente.

jueves, 14 de abril de 2011

EL RETORNO DEL FUJIMORISMO II



QUE LO VIVIDO NO SEA EN VANO

Keiko Fujimori llegó arañando la segunda vuelta pero llegó. Y con ello hizo realidad la pesadilla de muchos y el sueño de los pocos que aguardan ansiosamente retornar. De los que esperan salir de las cárceles con una amnistía que los conducirá directamente al entorno privilegiado de las decisiones de Palacio. La entrega de Juan Carlos Hurtado Miller es una señal. El regreso triunfal se va configurando con apoyo de la derecha tradicional y temerosa. Si hasta difunden presuntas prácticas satánicas de Ollanta Humala. ¡Welcome a la edad media!!.

Estos temores ridículamente primarios con los que están acosando a los sectores A y B constituyen una vergonzosa apuesta para lograr su favor. Lejanos están los tiempos en que una irresponsable izquierda aupó al desconocido Alberto Fujimori a la presidencia de la República para impedir la llegada de Mario Vargas Llosa. Hoy el centro y la izquierda le deben al país una cruzada patriótica para evitar el retorno de Fujimori con nuevo rostro, no por simpático y juvenil menos tóxico y representante de masacres, malos manejos y mafias.
 
Fujimori fue reelecto en 1995 por haber vencido a la subversión y puesto fin al caos económico y a la hiperinflación. Pero eso es historia pasada, ahora los peruanos estamos felizmente lejos de esas preocupaciones y también lejos de presuntas hipotecas emocionales y absurdos agradecimientos.

Los peruanos queremos consolidar la democracia, no lo haremos votando por la hija de quien la atropelló ostensible y largamente. Deseamos luchar contra la pobreza pero como bien ha dicho PPK el oncenio fujimorista fue el periodo donde más se profundizó la pobreza extrema. Buscamos erradicar la corrupción como flagelo estructural y no lo lograremos votando por quienes se llevaron el país en peso depredando y haciendo desaparecer alegremente los recursos de la privatización. Pretendemos que el crecimiento económico sea menos desigual, algo que Fujimori no logró al optar por la repartija y el clientelismo. Necesitamos el respeto inquebrantable de los derechos humanos y no habría peor señal al mundo que la continuidad gubernamental del violador actualmente en la cárcel esperando ser liberado. Debemos luchar contra el narcotráfico que avanza y que peor que aprobar el retorno de quienes fueron socios mayores de esa lacra a través de Vladimiro Montesinos. Finalmente nos toca defender la libertad de prensa y de información de quienes dominaron los medios mediante la oprobiosa adquisición de las conciencias de dueños y líneas editoriales.

Lo que el fujimorismo hizo mal lo hará peor. La hija del dictador reivindica orgullosamente al padre y lo considera el mejor gobernante que hemos tenido. ¿Dónde quedan las distancias que tomará? El cuadro se agrava cuando vemos el retorno de los depredadores defendiendo en los medios de comunicación su opción como si nada hubiera pasado en los diez años transcurridos.

Estas elecciones han demostrado que en el Perú no tenemos partidos políticos ni líderes con capacidad de renuncia o de endose, son clubes electorales buscando el poder en beneficio propio, individual o de grupos. Sin embargo la ciudadanía puede darles el beneficio de la duda. Es el momento de que prueben su opción por la democracia y no por el autoritarismo que los arrinconó durante una década.

En el 2006 García le cortó el paso a Humala implantando el temor al cambio radical. Contaba con el principal partido del país de raigambre socialdemócrata. El país votó entonces por el cambio con dos opciones que lo ofrecían desde la izquierda, centroizquierda y centro derecha. Hoy queremos cambio aunque las ideologías se hayan ido difuminando.

Fujimori apela al populismo-clientelismo de su padre y a sus obras en los rincones más pobres de Lima y del país. Su principal arma es el terrorismo blanco, azuzar los temores ante un supuesto Velasco o un Chávez por venir. Pero el Perú no está en la edad media, los recuerdos del dictador están todavía vivos y da más miedo Vladimiro Montesinos que Hugo Chavez o Juan Velasco. Los anticuerpos del fujimorismo están ligados al presidente extraditado, juzgado y encarcelado, por un juicio justo reconocido en el mundo y a los desmanes que decidió y protagonizó con su asesor. Sin embargo nada parece haber sido asimilado, ningún espíritu de enmienda se percibe cuando anuncia su pronta liberación y entiende que ese 23% que votó por su hija lo está liberando de culpas. Entonces de nuevo y a acomodarse.

Humala nunca ha estado en el poder y en el 2006 ganó en todo el país fuera del departamento capitalino. Hoy Lima es uno de sus bastiones y sus líneas de acción están vinculadas al sentir ciudadano más que a las ideologías: anticorrupción y redistribución dentro del respeto a las reglas democráticas y a la disciplina fiscal son ejes que muchos compartimos.

Humala está obligado a representar una coherente centro izquierda que atienda lo socialmente urgente dentro de los márgenes del modelo liberal. Esto es lo que impone la inserción en la globalización. Por ello parecería atinada la participación de destacados liberales sociales al igual que los convocaron los líderes izquierdistas latinoamericanos que triunfaron, Ricardo Lagos, Michelle Bachellet, Inacio Lula, Tabaré Vásquez. Ello ha hecho que el modelo social demócrata no sea temido sino más bien respetado y seguido en el continente. Y es que va quedando demostrado que más que hacia la izquierda, América Latina va girando hacia la centro izquierda a partir del equilibrio que emerge de la participación social y los consensos.

Humala ha expresado su acercamiento al modelo Lula más que al de Chávez que solo se sostiene por el petróleo. El Perú basa su desarrollo en materias primas. Es cierto que no nos vendría mal un petróleo más barato aunque sin influencias ni dependencias suicidas.

Le toca a Humala ocupar la centro izquierda a partir de su apertura a la concertación. Estamos en el tiempo del diálogo para impedir el retorno del fujimorismo. Si no lo logra la historia no lo absolverá. Deberá demostrar ahora su capacidad de estadista convocando a los mejores y a los más honestos. Felizmente tiene muy buen entorno y una bandera insoslayable: la revolución ética posible.

Que lo vivido no sea en vano. Repitiendo a Steven Levitsky, “Se puede tener dudas de Humala, pero de Fujimori tenemos pruebas”.

martes, 12 de abril de 2011

EL RETORNO DEL FUJIMORISMO


VOTAR POR FUJIMORI ¿NUEVAMENTE?

El domingo 10 de abril fue de pesadilla. Mientras los candidatos de centro derecha no tuvieron la sensibilidad para unirse en una sola opción los dos considerados radicales populistas pasaron a la segunda vuelta. Pero no en el mismo plano. Humala representa la esperanza del cambio popular que ganó la primera vuelta el 2006, al que Alan García opuso con éxito electoral el cambio responsable que muchos sienten que no llegó. Por ello se impuso nuevamente el rechazo al sistema y la ilusión encarnada en Ollanta Humala, un líder que resucitó con fuerza inusitada. Keiko Fujimori significa el retorno de lo peor que vivimos los peruanos en el oncenio fujimontesinista

Humala es el ganador de la primera vuelta pero esta vez se enfrentará al monstruo que todos creíamos encerrado bajo siete llaves que estaría por ser liberado con la anuencia inmadura de quienes se dejan impresionar, asustar y hasta aterrorizar por las imágenes que pretender relacionar a Humala con el dictador venezolano mientras borran alegremente de la memoria lo que vivimos con el dictador peruano y sus secuaces hoy de retorno.

Como bien ha dicho el profesor norteamericano, experto en política peruana, Steven Levitsky, de las afamadas universidades de Berkeley y Harvard: “Se puede tener dudas de Humala, pero de Fujimori tenemos pruebas”.

Pruebas históricas de quienes hicieron trizas la democracia, los derechos humanos, la ética pública, los bienes del Estado y la libertad de prensa. Todo ello forma parte del menú de quienes prefieren degustar la continuidad de un proyecto autoritario delincuencial probado insuflándole vida, en lugar de apostar por un candidato estigmatizado a partir de hipótesis y amenazantes fantasmas, una opción que nunca ha gobernado ni tiene pasado descalificador. Prefieren atender fantasmas y olvidar dolorosas realidades vividas.

Acabamos de dejar un primer tiempo del partido electoral jugado sin ideologías, con amplio predominio de la diatriba y del desgaste, sin propuestas y con mucha rabia por la pobreza que no se supera, por el modelo concentrador de privilegios y por la corrupción que se extiende y profundiza como un flagelo estructural. La derecha tradicional permisiva con Alberto Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos, debido al éxito que tuvo con la derrota del terrorismo, parece dispuesta a olvidar y volver a votar por el fujimorismo reencarnado junto a un entorno ya conocido que vuelve sintiéndose redimido. Que un diario local considere que el 23 por ciento plasmado en la jornada dominical fue plebiscitario para perdonar al ex presidente dice mucho de las distorsiones que prosperan para evitar que el izquierdista Humala tome el poder.

Ideologizar la contienda es decir que se dará entre la continuidad del liberalismo económico y político y la opción centro izquierdista de Ollanta Humala, para nada nueva en el continente. El viraje latinoamericano hacia la izquierda ha sido motivo de análisis y estudios durante más de una década con sus dos modelos: el exitoso social demócrata de la concertación chilena y de Lula da Silva y el cuestionado socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez. Perú con su actual desarrollo parece lejos de realidades como la venezolana o la boliviana y más cerca de países como Chile y Brasil donde a nadie asusta un gobierno centroizquierdista.

Humala y Fujimori concentran recelos y ambos recurrirán a la estrategia de forjar alianzas y colocarse en el centro dando garantías sobre su ideario democrático. El primero busca mostrarse ligado al modelo social demócrata y le corresponderá reeditar la confluencia política que logró derrotar a Fujmori después de once años de autoritarismo desenfrenado. La segunda no busca desprenderse de ese pasado, lo reivindica sin considerarlo vergonzoso y a esa ficción contribuyeron alegremente sus contendores que nunca le pidieron explicaciones sobre el gobierno de su padre que abiertamente la inspira a pesar de haber sido juzgado por violaciones a los derechos humanos y estar merecidamente tras las rejas aunque no políticamente inactivo.

Humala puede ser el líder moderado que el Perú reclama sin detrimento de su voluntad política de perfeccionar el actual modelo económico poniendo el mayor énfasis en lo social para lograr una redistribución que permita canalizar y atender los conflictos sin llegar a la desestabilización del sistema democrático. Puede también abordar el perfeccionamiento del sistema político sin arriesgar la estabilidad y el crecimiento económico. Puede también impulsar toda reforma constitucional dentro de la metodología establecida con amplia participación de la población. Sus desafíos son ganar la confianza y generar  consensos para evitar que las reformas posibles animen crispaciones desestabilizadoras y luchar contra la corrupción como prometido.

Lula da Silva fue un maestro en esta difícil tarea y su gobierno es  largamente inspirador. Finalmente quienes luchamos por recuperar la democracia estamos éticamente obligados a reeditarla ante el riesgo del retorno del fujimorismo. De lo contrario no habríamos aprendido nada y como muchos habríamos olvidado todo. No es nuestro caso.

martes, 5 de abril de 2011

¿ANTE UNA NUEVA ÉPOCA?


CAMBIO DE PIEL

En San Francisco desperté de un sueño y tuve la sensación de que el Perú está ante un cambio de piel. Como los animales que para preservarse se despojan de su antigua cubierta y es como si nacieran nuevamente. No se si estar fuera presta una mayor lucidez respecto de lo que sucede en tu comunidad local, donde la tentación de pensar el mundo mirándonos el ombligo es mayor.

Estamos ante acontecimientos que están cambiando el mundo como lo fueron la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 o el estallido de las Torres el 11 de setiembre del 2001. O más en profundidad la revolución francesa o la norteamericana que iniciaron un verdadero cambio de ideas. La consolidación de la democracia y el estado de derecho que son el paradigma contemporáneo no necesitaban ni el despliegue del terrorismo ni el desastre nuclear pero si algo como la revolución árabe con el fin de las dictaduras de Túnez y Egipto y la larga rebeldía libia, algo de enormes repercusiones universales.

Necesitaba las imágenes de jóvenes flamígeros, internetizados y de mujeres autoliberadas en las calles y en las plazas, sin pancartas ni ideologías afirmando su apetito de igualdad, de dignidad, de libertad y de oportunidades. El nuevo credo político no tiene colores, aún en pleno despliegue, se caracteriza por reclamos básicos como el rechazo al abuso y a la prepotencia de quienes se creen dueños del poder y la exigencia de la transparencia contra toda corrupción.

El tsunami del pasado 11 de marzo y lo peor el accidente nuclear de Fukushima globaliza temores y deja atrás la modernidad que la bomba atómica representó. Japón, para muchos paradigmático del progreso, es hoy un país digno pero no confiable. No es el mundo mejor en que creían muchos fanáticos del capitalismo ultratecnologizado. Le esperan años muy duros.

Occidente ha sufrido duro golpe en su autoestima redentora y mesiánica al abandonar a los libios durante demasiado tiempo al bárbaro Gadafi. Europa y EEUU a través de la ONU decidieron finalmente una intervención humanitaria pero caminando lentos y demasiados cautos, inseguros de que el pueblo libio organizado en rebeldía pueda serlo también para encontrar su nuevo destino democrático sin ceder al fanatismo islamista.

Graves acontecimientos nos rodean y la sociedad peruana pone lo suyo. Reacciona a una coyuntura electoral atípica evidenciando inseguridades y fragilidades, denunciando a políticos que no convencen, que actúan en un todos contra todos, sin certezas democráticas, con ideologías que van dejando en el desván. El pueblo recuperando cierta rabia ancestral puede apostar a ciegas aún sin estar convencida.

Y aunque pocos quieran aceptarlo la corrupción es el detonante de la rabia que puede ser autodestructiva. El espectáculo de videos montado por Montesinos a la manera de una gran vitrina que exhibe los precios de políticos y medios de comunicación, fue un enorme golpe a la moral colectiva. Mostró el individualismo inescrupuloso del mercado político donde todos apuestan a ganar sin importar cómo.

La corrupción actual mantiene activa y vigente esa moral para ese mercado. El vaso de la indignación va llenándose gradual pero fatalmente y el ascenso de Ollanta Humala lo grafica. El antisistema o la implosión es una opción en las mentes saturadas, molestas, rabiosas y vengativas de quienes ven el progreso lejano y selectivo, que toca a muy pocos. La misma rabia de los jóvenes de la Plaza Tahir, conectados por Facebook o por Twitter, informados por la Internet de otros horizontes, de otras realidades progresistas para muchos. Todos quieren estar sentados a la mesa aunque para ello primero se obliguen a dinamitar el entorno.

La rebelión en el mundo árabe y el accidente nuclear en Japón aseguran una nueva época mundial. ¿Las elecciones del 2011 representarán un punto de inflexión para el Perú?. Reflexión y pregunta que no por gusto vienen a casi dos décadas del siniestro autogolpe del 5 de abril de 1992, propicio para recordar lo que representa el fantasma de la dictadura y del fujimorismo.