domingo, 14 de junio de 2015


 
CUIDADO CON 
LA INDIGNACION

 
Publicado en Correo el 13 de junio 2015
 
Nadine Heredia continúa con sus actividades oficiales y con desparpajo e inconsciencia señala que no le preocupan las denuncias porque eso lo ven sus abogados que han ganado el Hábeas Corpus para truncar la investigación. Craso error, lo que está en discusión no es solo legal, es la percepción social de corrupción y de malos manejos de dinero por Ollanta Humala y su mujer por hechos que en profusa cascada de acciones y omisiones afectan a los políticos y a las instituciones. Lo grave es que aparentan no darse cuenta. Viven en otro mundo en el que su presunto liderazgo sigue intacto. Pedro Cateriano abandonó el Congreso por falta de quórum para su pedido de facultades delegadas, luego se victimizó y presentó sus pedidos en TV amenazando al Parlamento. Solórzano incompetente seguidora de instrucciones sin iniciativa propia no pudo evitar la colisión de poderes. Así Ejecutivo y Legislativo se alejan irresponsablemente de la gente cada vez más molesta. Olvidan que esa indignación podría convertirse fácilmente en expresión política eficaz de  reivindicaciones como sucedió con la Ley Pulpín cuando jóvenes exasperados hicieron retroceder en las calles al gobierno y al Parlamento.
 
No existen para algunos políticos las contradicciones ni los conflictos acumulados en este período por falta de liderazgo e ineptitud. Ollanta Humala se distancia del sentido común de la gente sin rectificar ante el deterioro de su imagen en las encuestas. No puede imaginar la indignación como factor protagónico que puede cambiar escenarios electorales como sucedió en España y en Méjico. Cuando la política es considerada buena para la gestión de negocios y la repartija de prebendas individuales y de grupo pero no para escuchar cumplidamente al pueblo.
 
Humala continúa malbaratando su limitada reserva de legitimidad y acelera el agotamiento de los recursos de la democracia mientras la calle cuestiona a los partidos políticos, las instituciones públicas, los poderes del Estado y los poderes mediáticos. Se les reclama por la perdida conexión con la utopía y el cambio social. Pero ellos siguen con sus medias verdades. Que tengan cuidado con el zarandeo o la prescindencia de la indignación, el descontento existe y está en las redes sociales y en las organizaciones que en algún momento querrán responder al desfase del sistema político y a su insolvencia para gestionar sus demandas. La desconfianza crece y la actitud del avestruz no es una opción.  

 

Y AHORA
¿QUIÉN PODRÁ SALVARNOS?
 
Político. pe. 13 junio 2015

 
Cuatro años en que la institucionalidad y la política se han corroído. Poder Judicial con jueces cuestionados. Fiscalía atravesada por intereses ajenos. Fuerzas Armadas controvertidas por la compra de armas. Ejecutivo con cuentas desconocidas y dineros indebidos de Ollanta y de Nadine más escándalos de pañales y ambulancias. Corruptelas en los programas sociales. Parlamentarios enfrentados. Economía seriamente afectada y crisis total de confianza. ¿Dónde están los políticos con suficiente solvencia moral para terciar en una coyuntura en que la indignación se generaliza? ¿Quién podrá salvarnos? Ad portas de la campaña electoral existe decepción y desesperanza. Alfredo Torres nos dice que el electorado vota por el cambio y que los errores y limitaciones de un gobernante determinan las características de su sucesor. Mortificados como estamos por un Ollanta Humala que no hizo la diferencia no aparece la luz al final del túnel. Pero Torres con base en porcentajes da la fórmula del presidente ideal: que transmita liderazgo y capacidad, que guíe e inspire, que enfrente la criminalidad y la delincuencia con credibilidad e impulse el desarrollo desatascando la economía y la inversión. Pero sobre todo que dialogue para comprometer inversionistas y comunidades y doblegar a los grupos violentistas. ¿Algo más?

 

 
MARTIN BELAUNDE LOSSIO:
¿GRILLETES MENTALES?
 
Para Portal Punto de Encuentro 10 de junio 2015

En un Estado democrático de derecho, el ‘ius puniendi’ o derecho de castigar que tiene el Estado no puede ser ejercido de forma arbitraria, así lo escribe Roy Gates el abogado de Nadine Heredia  en el diario decano. Pero el embudo está presente desde que esto no parece aplicarse para Martín Belaunde Lossio, ex asesor y ex amigo de la poderosa pareja presidencial, que cayó en cinematográfica captura y se encuentra en prisión preventiva como si fuera un reo de alta peligrosidad, casi incomunicado y con un régimen cerrado especial. ¿Estamos ante un abuso de poder, ante venganza, protección o ablandamiento sicológico para que no diga lo que sabe?

La comisión Pérez Tello evidenció las condiciones de su reclusión. Un régimen preventivo inhumano e indigno teniendo en cuenta que ni a los delincuentes más avezados se les da solo dos horas de patio. El ex amigo es un reo primario investigado por el caso La Centralita y posiblemente lo será por peculado y asociación ilícita después que su caso se complicara con su fuga a Bolivia y su escape del arresto domiciliario. Sin embargo es evidente que un régimen menos duro igual cautelaría los fines de la justicia.

Lo grave es que da toda la impresión de que el gobierno después de haberse hecho el loco durante varios meses con la búsqueda de MBL ahora que está en prisión -por la eficiencia del gobierno boliviano y no del peruano- estaría usando toda su fuerza e influencias para lograr su silenciamiento o su ablandamiento para que no diga todo lo que sabe. Situación tan grave que el ex amigo de la poderosa pareja palaciega teme por su vida. Y tiene razón, porque sabe demasiado no quiere declarar, se siente un rehén, ha perdido la libertad física pero también tiene grilletes mentales por el amedrentamiento que padece.

La prisión preventiva es una medida excepcional, una suerte de anticipación del pago de la condena y pese a la  presunción de inocencia se justifica en la protección de la seguridad colectiva. Pero las restricciones a la libertad individual no pueden ser arbitrarias, deben responder siempre a la justicia y a la proporcionalidad con los elementos de convicción.

La Proporcionalidad es también la Prohibición de Exceso según cada caso concreto. La finalidad es la realización de la justicia vía el sacrificio legítimo de la libertad del imputado. Además está el Principio de Idoneidad que se refiere a que toda intervención debe ser adecuada a la necesidad, la más benigna con el derecho intervenido.

La prisión preventiva es una medida de última ratio por tanto debería aplicarse solo ante circunstancias plenamente justificadas, ante graves indicios de criminalidad o ante un imputado renuente que no colabora al esclarecimiento de los hechos u obstruya la actividad probatoria. No parece ser el caso de Belaunde Lossio sobre quien hay encarnecimiento ostensible más como manifestación de poder, más como venganza o disuasión que como justicia. La calificación de su situación como reo en cárcel no corresponde con su condición de reo primario, tampoco con las exigencias de proporcionalidad y de legalidad muy importantes en la justicia tanto como la prohibición del exceso que como estamos viendo redunda en perjuicio de la verdad que se busca. Simplemente teme hablar.