sábado, 5 de marzo de 2016


¿Y TU POR QUIÉN VOTAS?


Mi columna en Político.pe del 05 03 16

Los sondeos de opinión proliferan y son muy importantes. En época no electoral lo son para la estabilidad política, en plena campaña electoral lo son para dirimir resultados, tendencias y opciones para elegir gobernante y representantes. La mentalidad popular asocia sondeos con transparencia democrática, con respeto a la opinión pública, con libertad de expresión y con exigencias de rendición de cuentas de los elegidos. 

Para muchos los sondeos aportan una orientación democrática y desoírlos o prohibirlos sería propio de una dictadura. No estamos en ese nivel pero nuestras encuestadoras están bajo fuego graneado a lo que se agrega la grave denuncia de Alan García que ha originado una querella legal que deberá enfrentar con argumentos sólidos y creíbles.   

No solo están los números y la difusión de los resultados también viene la  interpretación inmediata. Siempre habrá una valoración subjetiva de los analistas políticos que pueden crear figuras, agrandarlas o liquidarlas, influir en la voluntad y el ánimo ciudadanos en una etapa neurálgica para elegir gobernantes. Junto al efecto aparentemente positivo de informar al ciudadano puede generarse un mecanismo que actúa a la inversa por la multiplicidad de encuestas que se publican en simultáneo, sobre todo en períodos electorales.

Como vemos, además, las encuestas pueden reemplazar el debate público de los asuntos consultados. La llamada sondeocracia llega a ser un mecanismo de síntesis de las valoraciones que deberían generar un diálogo que no se da. Los ciudadanos se quedan tranquilos con el referente numérico preciso sin reparar en la forma en que se postergan los aspectos centrales que no fueron incluidos en el enunciado simple de la pregunta formulada.


La preocupación de ciudadanos y candidatos es numérica y de porcentajes y lugares más que programática y de propuestas que se dejan de lado. Importan más los lugares en el ranking. Lo principal es no caer, no perder puntos a corto plazo más que ofrecer un programa de gobierno que se legitimará en las urnas a largo plazo. No dudamos que estamos ante un gran poder que requiere transparencia y regulación para la confiabilidad. Que todos estemos tranquilos sin temores a excesos que también pueden darse. Y se dan.  


ENCUESTOCRACIA

Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo 05 de Marzo del 2016 -
A pesar de que todas las democracias son representativas, hay una crisis del sistema, y para superarla lo primero que se requiere son reglas claras y respeto a la ley, algo que no se está cumpliendo. El JNE es el primero que genera desconcierto y el Congreso no se queda atrás al haber aprobado una ley a destiempo. Hay desconfianza y desconcierto, y en este terreno frágil y arbitrario todavía no sabemos quiénes son los candidatos definitivos. Por eso las encuestadoras son reinas y señoras al dar respuesta en solitario a las expectativas. No hay democracia sin sufragio universal, pero ella no termina en el voto ciudadano. Lo cierto es que cada uno se forma su propia idea, pero lo hace bajo influencia de las encuestadoras, que están en el ojo de la tormenta por las distorsiones y contradicciones que podrían generar. Sin hablar que los sondeos tienen la capacidad de reconfigurar las fuerzas políticas y hasta de crear y arropar a personajes desconocidos, como está sucediendo con Julio Guzmán.
Mucho más grave es que las preferencias se distorsionen por dinero. La denuncia de Alan García es severa y deberá sustentarla ante la querella de Datum. Veremos la evolución del tema, pero es indudable que se necesita regulación, una normatividad básica.
Las encuestadoras transforman las relaciones de fuerza en los regímenes democráticos; hasta los gobernantes se guían por los sondeos, que asocian a la opinión pública. Si se pretende medir su veracidad de manera científica e indiscutible, se requieren límites y criterios de confiabilidad. 
Preguntar directa y cotidianamente a la población es un referéndum en permanencia, esencial para conocer lo que el pueblo piensa. Finalmente es una influyente forma de democracia directa intermediada. En todo esto la lógica de la representatividad y la legitimidad están en el tapete.