sábado, 31 de enero de 2015

La democracia bajo amenaza



¿ADONDE VA OLLANTA HUMALA?

Publicado en Correo el 31 de enero del 2015
La pregunta tiene que ver con el destino del régimen y con el de la democracia. El gobierno está casi contra las cuerdas y lo peor es que parecen no darse cuenta. Creen que están en el mejor de los mundos apostando al estilo castrense de no dialogar e imponer verticalmente mandatos, designios u órdenes a ser acatados sin dudas ni murmuraciones. Ollanta Humala se equivoca, no está en un cuartel, sus huestes no son soldados. Se dirige a ciudadanos que lo eligieron con esperanzas de cambio y hoy lo confrontan con desconcierto o indignación. Acaba de sufrir una derrota política de proporciones ante jóvenes que por miles en las calles han hecho retroceder una Ley que personalmente se empeñó en defender.
La crisis encuentra a un Presidente en acelerada deslegitimación y a una Primera Ministra que logró la investidura raspando, con el voto dirimente de la Presidenta del Congreso, sin haber mostrado autoridad con ministros como Urresti, Figallo, Cateriano, Omonte y Mayorga, que debieron irse hace tiempo y no lo han hecho. Es decir Ana Jara, escudera máxima de Ollanta y de Nadine, preside un gabinete desgastado de un gobierno aún más desgastado. Por eso no funcionan los respaldos presidenciales cuando el barco hace agua. Y en esta tesitura cómo entender la convocatoria de Jara al diálogo con fuerzas políticas que son una y otra vez blancos de ataques de su Ministro del Interior o de las pullas del Presidente de la República. ¿Así asumen la necesidad de charla o de acuerdo? Por ningún lado se ve vocación ni actitud ni voluntad de consensos. Nunca es tarde pero tal como están las cosas todo está servido para el rechazo que efectivamente se está dando.

Si el diálogo aparece inviable o imposible es porque alguien lo quiere así. ¿Porqué forzar la situación? ¿A quién o quiénes favorecen los extremos que se están alcanzando? Toca al mismo Presidente tomar el teléfono -con urgencia y buenas maneras- para llamar al dialogo y ofrecer un gabinete de ancha base. Las premisas son: un interlocutor unitario sin facciones ni divisiones internas y una autoridad única para nada bifronte. Y del otro lado una oposición que olvide que ha sido sistemáticamente atacada y vigilada, que pensando en el país acepte participar en torno a un programa mínimo para superar la crisis de gobernabilidad que va hacia más. Si el gobierno persiste en su terquedad y soberbia suicidas, en el Ejecutivo se exacerbarán los temores y las facciones y en el Legislativo se advertirá a quienes quieren abandonar el barco que es el momento de ubicar otro partidor. Mientras ello sucede la democracia se estaría yendo por el despeñadero.
 

sábado, 24 de enero de 2015

 
CONTROL DE DAÑOS
Publicado en Correo el 24 01 15
El gobierno está frente a una crisis de proporciones que podría devenir en huaico político. No solo las amenazas implícitas en el caso Martín Belaunde Lossio quien se ha declarado peligroso para el gobierno, también el inadmisible reglaje o seguimiento a políticos de dentro y fuera, en cuya denuncia Correo se ha exhibido como un medio responsable y positivo para la democracia. El Ejecutivo está desgastado y su gabinete complicado con un Ministro del Interior que hace tiempo pasó la línea roja, sin límites o bajo consigna, una Ministra de la Mujer que no se sostiene por errores propios y un Ministro de Justicia que ya debería haberse ido por sus interferencias con las investigaciones que debe garantizar. Ana Jara, más allá de las esperanzas que concitó su nombramiento, aparece disminuida y más que coordinadora y dialogante es una escudera que sacrifica todo por la defensa del presidente y su esposa.
El gobierno resulta deteriorado al punto que parece estar en etapa terminal cuando le falta todavía año y medio. Y a nadie conviene que el reglaje -autorizado o no por la presidencia- signifique una antesala del autoritarismo o que el gobernante se sienta contra las cuerdas y tentado a patear el tablero. O que la oposición estire tanto los ataques que lo deje sin posibilidades democráticas. Ni tanto que queme al santo ni tan lejos que no alumbre. El valor supremo a preservar es el equilibrio político dentro de la democracia, la estabilidad jurídica y económica, la credibilidad de las instituciones y de los líderes que gobiernan, la confianza de los gobernados. Excesiva incertidumbre en la coyuntura afecta la economía y la política. La inseguridad ciudadana se incrementa, la ausencia de diálogo es una regla, el desencuentro del gobierno con la sociedad es patente. Y todo ello en un escenario electoral prematuro, adelantado con críticas y promesas que lindan con lo demagógico. Urge un cambio con control de daños. Cambio en el estilo de gobierno, el presidente debe olvidar sus orígenes en los cuarteles donde se impone y se obedece sin dudas ni murmuraciones. En la política se dialoga, se busca consensos, se minimiza el ataque y se magnifica la propuesta, ahora casi inexistente. La Ley Pulpín nació muerta pero se pretende viva y el gobierno sigue aferrado a su cadáver pretendiendo que con un reglamento aplacará la indignación juvenil manifiesta ya en tres marchas inmensas, más las que vendrán. Pueril. La terquedad gubernamental y congresal y la represión policial constituyen una provocación insensata al sector juvenil de gran peso político y electoral.  
 
El control de daños pasa por el cambio del gabinete y la derogatoria de la Ley Pulpín. Y por una menor confrontación y un mayor diálogo. A escuchar.

sábado, 17 de enero de 2015

ESPIONAJE POLÍTICO


 
¿ANTESALA DEL AUTORITARISMO?
 
Publicado en Correo el 17 de enero del 2015
 
Correo Semanal reveló con documentos y videos que los aparatos de Inteligencia  del Estado siguen sistemáticamente a los adversarios del gobierno. Que incurren en una práctica vedada haciendo víctimas del reglaje a políticos y empresarios. ¿Estamos ante un espionaje para atacar y debilitar a los presuntos enemigos,  desprestigiarlos y silenciarlos para que dejen de molestar? ¿O es la antesala de algo mayor?

El tema es grave y no puede responderse con simplezas. La responsabilidad se extiende y va hasta el presidente Ollanta Humala, pasando por el Director de la Policía y el Ministro del Interior Daniel Urresti. De poco sirven los desmentidos aunque sean enérgicos como el de Ana Jara.  

Cuando el Estado espía no para optimizar la seguridad sino para lesionar a sus adversarios, los derechos individuales están en riesgo. Lo conocemos y lo sufrimos durante el fujimontesinismo cuando una red judicial y otra militar tuvieron el poder omnímodo a partir de un Servicio de Inteligencia ubicuo e inmoral y de una hegemonía informativa impuesta. No deseamos que ese peligro regrese.

Lo catastrófico es la hegemonía del control político sobre lo que hacen los opositores y la gente incómoda. El Estado es un actor poderoso y debe expresar auténtico interés en descartar prácticas vedadas. No queremos al lobo cuidando las ovejas. Y así lo parece cuando el gobierno se beneficia con las informaciones reveladas que incluso toca empresas que tratan con los altos niveles.

Las instituciones están para proteger la libertad no para amenazarla. La modernidad da muchas herramientas al poder y todas las posibilidades de control para evidenciar preferencias y debilidades individuales. Y en este sentido todos podemos ser ciudadanos de cristal. Pero en democracia las autoridades elegidas no nos deben colocar en vulnerabilidad desde que les confiamos nuestra seguridad al elegirlos.

La consecuencia esencial de la denuncia de Correo Semanal es la evidencia de la vulneración de la libertad. En democracia la promesa de seguridad constituye el verdadero meollo del poder del Estado y de su legitimación. Ese es el problema central. Si no nos dan seguridad ¿para qué están? El gobierno solo atina a “dudar con toda certeza” como dijo Daniel Abugattas o a afirmar que estaríamos ante un "campañón mediático" contra la gestión del presidente, como aseveró Josué Gutiérrez, de Gana Perú. Respuestas pueriles que ven fantasmas  por todos lados y atacan al mensajero. La ciudadanía debe exigir investigación y sanción, la permisividad o la pasividad son un peligro. No queremos un Estado policíaco como antesala del indeseable autoritarismo de libreto conocido.

CHARLIE-HEBDO


LA LIBERTAD Y SUS LIMITES

Publicado en Diario Uno el 17 de enero del 2015
 
 
El atentado contra el semanario satírico francés Charlie- Hebdo ha provocado un debate mundial sobre los límites de la libertad y la defensa de la vida contra el terror que pretendió silenciar un medio cuyas caricaturas consideraron ofensivas a sus creencias religiosas.

Doce humoristas asesinados por el terrorismo fundamentalista presuntamente en defensa del profeta Mahoma sobre el cual el semanario había venido bromeando de tal manera que algunos islamistas podían considerar agraviante. En todo el mundo democrático tenemos humoristas que manejan el dibujo con maestría y convierten el humor en el más importante recurso de comunicación, en un idioma entendible por todos. Y cuando defienden los valores y la ética son los más eficientes y efectivos, mucho más que cientos de editoriales. He ahí su importancia.


Y los directivos, periodistas y dibujantes de Charlie Hebdo habían hecho una apuesta extrema a favor de la libertad de expresión y de la irreverencia laica en la que creían permitiéndose hacer bromas con las creencias religiosas, con Mahoma con Jesús y con la virgen madre. Fueron muchos seguramente los ofendidos pero nada justifica el asesinato a mansalva y menos el uso del terror en una matanza que ya está trayendo consecuencias en la conciencia de Occidente. De este debate deberíamos salir saludablemente reforzados, con más libertad ejercida con responsabilidad, con mayor tolerancia y ojalá con el mayor respeto al derecho a la vida.
 
Pero esto no será posible si cedemos a las distorsiones que lamentablemente vemos ya se anuncian. Atacar a todos los islámicos, defender la libertad limitando las libertades, con una mayor represión a los inocentes que son víctimas también de todo atentado terrorista. No ceder ni ante las pistolas ni ante los chantajes ideológicos porque entonces los asesinos saldrían ganando. Por eso aunque muchos consideran que los humoristas de Charlie Hebdo incurrieron en exceso la sátira libre seguirá siendo necesaria para la libre expresión que pocas veces como ahora ha despertado una oleada de empatía mundial.
 
Otro aspecto remarcable es la gesta histórica de un París que se desplegó masivamente en sus calles, dando forma a un nuevo manifiesto revolucionario, más de dos décadas después del bicentenario de la Revolución Francesa. Los parisinos enviaron al mundo las imágenes de una multitud defendiendo la vida, la libertad y la tolerancia. Con gran intensidad emotiva expresaron un consenso mayoritario y ruidoso que se reflejó en las redes sociales donde la condena mundial ponía de relieve la visión laica de un mundo que se sustenta en la distancia entre la política y la religión como valor fundamental de la democracia liberal.
 

Si hay una lección a extraer es que lo más importante sigue siendo la defensa de la vida. Y lo segundo es que apostamos por una libertad ejercida con responsabilidad que solo así podrá ser la base de la tolerancia. Una libertad que tiene sus límites en la libertad y en los derechos de los demás. Noción que el Papa  Francisco resumió en una frase redonda: La libertad sí pero no para ofender. Aunque de hecho ninguna ofensa merece la muerte de quien la infiere. Cuándo el humor deja de serlo para convertirse en ataque o en ofensa ingresamos a la provocación cuya calificación es tan subjetiva como profundo el debate que su calificación genera. Mientras debatimos nos quedamos con la solidaridad de los franceses con los valientes humoristas asesinados y con sus familias. Que nunca se repita.

lunes, 12 de enero de 2015

AVANCE DEL LIBRO EL EMPERADOR DE LAS SOMBRAS


 
SUSANA
DE LOS INFIERNOS


El siguiente texto es un avance de mi libro EL EMPERADOR DE LAS SOMBRAS, sobre la década del fujimorato.
 
Dos esposos frente a frente, no en el cuadro domestico de las cuatro paredes del hogar, sino en el escenario político. Fujimori que de desconocido profesor universitario pasó a la primera magistratura de la nación con el apoyo de su esposa, la ingeniera Susana Higuchi, había cambiado mucho desde que la envió a dar la cara ante la prensa nacional e internacional para disculpar su improvisación ante el electorado que le exigía un inexistente Plan de Gobierno.

Llegado a Palacio Fujimori adoptó el Plan de su oponente, el escritor Mario Vargas Llosa, elaborado durante dos años por un ilustrado equipo profesional liberal. La base era el ajuste económico que produjo justificado temor en las mayorías lo que favoreció a Fujimori con el voto anti shock. El temido ajuste llegaría  dos meses después. El primer Ministro Juan Carlos Hurtado Miller concluyó el mensaje televisivo en que lo anunció con un significativo “Dios nos ayude”

Mientras su marido acumulaba poder su inicial entusiasta perfil fue disminuyendo. Luego vendría la denuncia de los manejos familiares con las donaciones de ropa usada con consecuencias políticas impensables. Sus expresiones fueron el preludio del  golpe del 5 de  abril de 1992. Fujimori señaló que la idea de la ruptura constitucional no era nueva, venía asaltando sus insomnios y estimulando sus afanes de ese poder que por propia confesión lo tenía seducido.

La denuncia de Susana hubiera podido ser políticamente un cataclismo para su marido, como sucedió con la del hermano de Collor de Mello en Brasil, pero pasó a segundo plano. Después del 5 de abril la defensa de la democracia envolvió a los políticos, el hilo de la madeja se perdió en un panorama en el que actuaban una Fiscalía obsecuente, un Poder Judicial en reorganización oficial, un Parlamento disuelto y los medios de comunicación bajo presión.

Después del 5 de abril se le vio muy poco a la primera dama. Sus  presentaciones fueron esporádicas, formales y a disgusto. No desapareció, tampoco padecía una  mortal enfermedad como aseveraba el rumor público ante su ausencia. Ella declararía que en el mundo de Palacio de Gobierno -pleno de actividad y de proyectos- encontraba gratos momentos de ocio productivo.

Su marginalidad dejó sin libreto a la posible candidata al municipio limeño y a la esposa pugnaz. En nuestra Lima, fiel al comentario de café y de peluquería, el divorcio de la pareja y la separación de bienes dieron pie a especulaciones en páginas completas sobre la política de alcoba.

Los logros del gobierno, la disminución de la inflación y la posterior captura de Abimael Guzmán no impidieron que dirigiera críticas a su marido por la falta de programa social y el irrespeto a los derechos humanos. "La falta de trabajo es inadmisible. No se puede repartir limosnas, eso humilla y denigra al hombre" afirmó Susana en una de sus presentaciones televisivas.

Susana cuestionó directa y francamente la moral del gobierno y aludió a ministros y magistrados. Fujimori en su mensaje ante el CCD se había referido despectivamente a la coima, días más tarde su esposa aplicó el concepto a los colaboradores de su marido y mencionó un soborno de cien mil dolares. Su frase fue lapidaria."La coima no da recibos". En cuanto a la judicatura fue igualmente severa "Cada día la veo más corrupta, las quejas aumentan. Yo le advertí a mi esposo que era un error nombrar jueces provisionales que fueran sus partidarios".

El discurso de Susana era de oposición pero amigable. Reconocía logros y avanzaba críticas al autoritarismo y al  apego al poder.[1] El poder obnubila y no hay que caer en excesos” advertía Susana.

Ella se sentía mortificada por la escasa sensibilidad social del gobierno. Que no descuidara -le sugirió- a los millones de peruanos en situación de miseria absoluta. "El ve el Perú de las inauguraciones y el de las cosas bonitas, yo veo el de las necesidades, de las miserias. Se debe tratar de equilibrar el contraste tan marcado que existe en el país". Higuchi diferenciaba el espacio del oropel y el de la realidad, el de las luces y el de las miserias. Tomar partido por el segundo enajenaría su tranquilidad y destruiría su matrimonio.

Su crítica al autoritarismo y su defensa de los derechos humanos la acercaba al adversario, Javier Pérez de Cuellar. Susana no estaría detrás de Fujimori ni a su lado, lejos estaba de imaginar que sería brutalmente separada del mundo que tanto contribuyó a instalar.

El Presidente se prodigó sin recato en los ataques. Mandó al infierno a quienes dudaban de la moralidad de sus colaboradores. Incluso le aplicó el epíteto de candidata tradicional. Susana estaba ya en el campo enemigo.

El 23 de agosto de 1994 Fujimori anunció su separación de la función de primera dama. Minimizó su denuncia sobre corrupción en su gobierno."El Perú necesita gente que trabaje y no que se dedique a chismes, pues de esto ya estamos hartos. Si hubo actos de corrupción, se tiene que denunciar de inmediato y en forma concreta y si no hay pruebas, por lo menos decir cómo han ocurrido los hechos, por ejemplo quien es la persona que trajo los 100 mil dólares".

La acusó de ocultamiento malicioso de información por conveniencia personal y afirmó que estaba siendo utilizada por personajes inescrupulosos que hábilmente habían alimentado su ambición política.

"He hecho en el pasado múltiples concesiones a mi esposa comprendiendo su carácter inestable e influenciable. Pero hoy ya no puedo ceder ante lo que puede ser para muchos un drama familiar. Tengo la suficiente entereza, y responsabilidad ante el país, para salirle al paso a estas desagradables circunstancias. No se puede ceder al chantaje ni a la intimidación, vengan de donde vengan. He decidido por ello separar a mi esposa de la función de Primera Dama, que, por otra parte ella ha rechazado, públicamente, en repetidas oportunidades. A partir de ahora la señora Susana Higuchi podrá realizar sus actividades políticas de abierta oposición al gobierno cuando y donde mejor le parezca, como cualquier ciudadana, mas no como Primera Dama. Lamento que la intimidad de mi familia se convierta en titulares de los periódicos".[2]

Susana Higuchi, respondió.

¿Es chantaje recibir las denuncias de muchos dirigentes de pueblos jóvenes y asentamientos humanos que me escriben sobre la corrupción de las instituciones? ¿Es chantaje esclarecer la venta de la ropa donada, que en su debida oportunidad puse en conocimiento del presidente? ¿Es chantaje solicitar que se investigue los indicios que conozco de muchos personajes que han servido y que sirven a este gobierno? Me pregunto: ¿Puedo intimidar al señor presidente de la República que es la persona con más poder en el país?"

Susana aislada y acosada fue impedida de ver a sus hijos. En Palacio no tenía contacto directo con el exterior, salvo por el teléfono. La puerta lateral por la que recibía amigos y simpatizantes fue cerrada con soldadura autógena. Tres camiones voluminosos apostados frente al lugar intentaron ocultar a la prensa tan censurable acto.

El candidato que llegó a Palacio de Gobierno con las banderas de la concertación perdió los papeles y destituyó a su esposa de un cargo inexistente, cuyo ejercicio depende del mantenimiento del vínculo conyugal. Susana Higuchi de Fujimori dejó de ser Primera Dama antes de su divorcio. Su hija Keiko Fujimori la reemplazaría. Era el castigo público que merecía su disidencia o su honestidad.

El gesto lo pintó de cuerpo entero. La inconstitucional Ley Susana -que la mayoría aprobó para evitar su postulación presidencial- le hizo ver la peor parte del poder de su marido. Sola y desprotegida, separada de sus hijos, no se veía a sí misma con fuerza para enfrentar al hombre más poderoso del país. Tuvimos esa misma percepción cuando la visitamos en una clínica local donde su fragilidad se acentuaba entre cables y sueros. Era una paciente importante pero solitaria, ni sus hijos habían ido a verla.

¿Por qué Fujimori entró al escándalo público dando inhumana respuesta a los reclamos y denuncias de su esposa? ¿Qué ganaba con separarla? Problemas de fondo concurrían en la escena: corrupción, espionaje telefónico, manejos familiares nada trasparentes.

Nuevos capítulos de esta guerra político conyugal asombraron a propios y extraños. Susana anunció la formación de su movimiento político denominado Armonía Siglo XXI. Lucharía contra la corrupción y el abuso de poder al precio de enfrentar a una poderosa cúpula.

Pocos creían en su candidatura las exigencias legales eran excesivas y el tiempo escaso para conseguir más de cien mil firmas antes del 9 de octubre de 1994. Era probable que el Jurado Nacional de Elecciones aplicaría la Ley Susana que le impedía participar. Una etapa más en la guerra de los Fujimori Higuchi se iniciaba.

Susana habló del asesor presidencial Vladimiro Montesinos, dio datos sobre su ejercicio como abogado defensor de narcotraficantes, mencionó con documentos en mano sus antecedentes "gravísimos". Aludió al expediente robado del narcotraficante colombiano Evaristo Porras Ardila vinculado al Cartel de Medellin y al asesinato de Rodrigo Lara Bonilla.

"En julio de 1978 Porras Ardila logró escapar de una prisión de Lima. El expediente con las pruebas y declaraciones y la firma de su abogado defensor Vladimiro Montesinos Torres, fue robado del 15 Juzgado Penal al momento que fuera requerido del secretario so pretexto de una consulta. Nadie ha podido probar que fue su abogado, el narco está prófugo y su expediente ya no existe".

Mencionó a Carmen Teresa Valdez Fonseca "vinculada al caso de los "colochos" narcos colombianos que corrompieron a la Policía Peruana para escapar" y al ciudadano de la misma nacionalidad Jaime Tamayo Tamayo. "Se le encontraron a Tamayo dos kilos y medio de cocaína pero el abogado que lo avaló despacha en el Servicio de Inteligencia Nacional" aseveró. Sabía demasiado.

Su cónyuge continuaba con sus inauguraciones, su esposa compartía con la prensa nacional y extranjera sus afanes."Le dará otra pataleta" respondió ante una pregunta puntual.

"La honradez debe ser absoluta, sin sombra de duda…¿Soy desleal cuando pretendo que no haya corrupción?... Mi marido sabe que soy intransigente, que no me dejo vencer por nada". En la Academia Wisconsin, de su propiedad, ella había iniciado el movimiento Cambio 90 que llevó a Fujimori a Palacio de Gobierno, en ese mismo lugar, lejos del poder, presentó ante la prensa su demanda por crueldad mental contra su marido.

El partido de fondo se jugaría entre Javier Pérez de Cuéllar y Alberto Fujimori. Higuchi lamentaba la debilidad del Poder Judicial y de la Fiscalía de la Nación para atender las amenazas contra sus seguidores. Disputando el tercer lugar en las encuestas para la Presidencia, Susana Higuchi quedó fuera de carrera. Una Resolución del Jurado Nacional de Elecciones decretó la improcedencia de su candidatura por no alcanzar las firmas para su inscripción.

Nadie se sorprendió. Susana Higuchi acusó a su esposo "Me teme y quiere hacerme la vida imposible". De las 147,840 firmas que presentó le fueron anuladas 133,277 quedaba un mínimo que Higuchi no podría remontar.

Era el inicio del fraude. La depuración de firmas se había realizado con ligereza,  sus denuncias de corrupción la habían colocado en el centro de las maniobras oficiales para impedir su participación "Por ello recurrí a la OEA, para prevenir lo que está sucediendo" argumentó.

Pérez de Cuéllar tuvo lo suyo, 140,000 firmas inválidas. El Movimiento 13 de noviembre del general Jaime Salinas Sedó, líder de los militares constitucionalistas y a quien el gobierno inhabilitó, también fue eliminado mientras el militar continuaba preso en el Real Felipe acompañado de ocho de los insurgentes que protagonizaron el contragolpe.

"En nombre de las agrupaciones vejadas invito a todos los ciudadanos a salvaguardar con valentía y coraje la verdadera democracia. No dejare que se concrete mi aislamiento de la contienda electoral y por ello lucharé hasta quemar el último cartucho" dijo Susana.

Alberto Fujimori continuaba en su frenética campaña electoral. Viajaba diariamente a distintos lugares del país y en especial a los pueblos jóvenes que le significaban un tercio del electorado nacional.

La compañera de Fujimori, la de las fotos en familia con los cuatro hijos, dejó espacio a la candidata de Armonía Siglo XXI, la que atacaba a su marido y señalaba que el lema Honradez, Tecnología y Trabajo había sido traicionado durante los cinco años de gobierno.

La Ley Susana impedía al cónyuge y a los parientes del mandatario en ejercicio postular a la presidencia o vicepresidencias de la República y al Congreso. La candidata frustrada afirmaba que la Constitución vigente no le prohibía la participación política y reclamaría su derecho hasta el final. El Jurado Nacional de Elecciones no había intervenido en el proyecto de Ley Susana. Su presidente, Ricardo Nugent, señaló que la disposición fue introducida por el Congreso.

La Fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán, declaró improcedente el pedido de inconstitucionalidad contra la Ley Electoral, de Susana Higuchi con el argumento de que no estaba instalado el Tribunal Constitucional.

El Congreso Constituyente aceptó como constitucional la Ley  Susana. La Comisión de Fiscalización disolvió el grupo de investigación de las donaciones. La fiscal ad hoc Julia Eguía Dávalos archivó las denuncias de corrupción de Higuchi "al no encontrar indicios ni pruebas" de los supuestos delitos. Todo estaba consumado.

Como en una película de suma crueldad, el 28 de agosto de 1994, soldados del Ejército retiraron las barras de hierro colocadas en, Palacio de Gobierno que impedían el acceso y la salida del despacho de Susana Higuchi. Ella demandó a Fujimori, por "violencia síquica y moral", amparada por la ley contra la violencia familiar. El 2 de septiembre, abogadas feministas interpusieron la demanda ante el 18 Juzgado Civil de Lima.

La Fiscal archivó el caso. Susana respondió “Es prácticamente imposible encontrar evidencia con el método absurdamente formal que sigue la fiscal. Seguimos con fiscales y jueces con reverencial temor ante el poder".

A dos días de culminar el plazo para las inscripciones Alberto Fujimori anunció su voluntad de reelección. Inscrita la plancha presidencial sus desplazamientos diarios al interior y las numerosas inauguraciones de escuelas que le garantizarían el triunfo se incrementaron. Con el respaldo de la cúpula castrense encabezada por Nicolas Hermoza Ríos, y el aparato logístico del Estado. Casi nada.

Javier Pérez de Cuellar representó la esperanza, el Ilustre peruano, diplomático de carrera, fue elegido Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas en 1981 con el voto unánime de los miembros del Consejo de Seguridad. En 1991 culminó exitosamente su segundo periodo como el funcionario más importante del planeta. De gran sensibilidad y profundas convicciones, demostró talento y capacidad frente a los múltiples y peligrosos retos mundiales.

Hacia 1995 Fujimori parecía seguro de su victoria en primera vuelta. Javier Pérez de Cuellar arriesgó su participación. Conocía  las circunstancias difíciles en que asumía el desafío. La maquinaria se había echado a andar con antelación, el camino oficialista estaba trazado y solamente una gran conciencia nacional democrática hubiera podido hacerle frente y devolver a los peruanos la decisión sobre su destino

 
 

 



[1]  Como lo hizo en la Cumbre de Cartagena en 1994
[2] Diarios del 24 de octubre de 1994

domingo, 11 de enero de 2015


 
DIARIOS CHICHA, QUE NO SE REPITA

 
Publicado en Correo el 10 de enero 2015
 
La prensa chicha envileció el oficio periodístico. Fue usada para atacar, difamar, exterminar y liquidar opositores políticos. Fue financiada con el dinero de todos desde Palacio de Gobierno donde Alberto Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos dictaban titulares y determinaban líneas editoriales de los medios serios y de los no tan serios. Sumaban agravios y epítetos para todo aquel que osara disputarles el poder omnímodo del presidente y su corte. AFF agrega por ello su quinta condena y apela afirmando que no hay pruebas contra él.

Pero AFF nunca fue, como pretende desvergonzadamente, el inocente seguidor del maquiavélico asesor que -como vimos en un video- creía que se le caía el mundo si Fujimori no era reelegido. Sus declaraciones y las de altos militares que eran sus secuaces han acreditado las órdenes presidenciales para la campaña electoral sucia. AFF era el beneficiario y no podía ignorar lo que todo el mundo veía y sufría en los kioskos. Decir lo contrario es absurdo y ofensivo. Desvió 122 millones de las FFAA al SIN para ensalzar su imagen y lograr su segunda reelección en el 2000.

Los fujimoristas -presuntos moralizadores de hoy- aceptan que se compraron titulares pero asignan la responsabilidad solo al asesor. El arrogante autócrata devenido en víctima, estaba pintado en la pared. El anciano que hoy proclama inocencia y desconocimiento está muy lejos del altanero jefe de estado que proclamaba y ejercía omnipotencia para que todos lo vieran. Hoy su apuesta, y la de su hija, es al olvido y a la desmemoria, saben que gran parte de nuestro electorado nació después del cinco de abril y desconoce lo sucedido.

La prensa chicha no fue una acción aislada, fue la distorsión mayor de la prensa escrita pero no la única, complementó la compra de la línea editorial de las grandes televisoras y de medios escritos considerados serios. Funesto periodo en el que algunos medios no solo no defendieron la libertad de prensa sino que se subordinaron al poder, comprados no convencidos.   

La moral colectiva importa, las instituciones son indispensables y la prensa es una esencial. Fujimori nunca ha pedido perdón por los crímenes cometidos durante su cogobierno. Aceptar su inocencia implicaría que sus actos fueron lícitos y que podrían repetirse por cualquier otro presunto salvador de la patria que llegara al poder. No queremos ni podemos permitir que ello suceda. Los juicios justos son una forma de autoprotección social para que lo sucedido no se repita. Cuando no hay arrepentimiento, todo es noble, posible y modélico. Barbaridad.

Las defensas y presuntas inocencias se amparan en que no hemos trabajado la memoria. A diferencia de los argentinos que, más allá de su Poder Judicial, han analizado críticamente las responsabilidades y los traumas de la dictadura militar de Videla, han aclarado quienes fueron los victimizados, las víctimas y los colaboradores. Ese contexto nos falta para ver integralmente la estructura malsana de poder que casi se lleva al país en peso y para ello pagaron el precio mayor en principios morales. Los juicios justos y las condenas forman parte de la responsabilidad de defender la democracia y la ética colectiva de sus enemigos. Y en ello estamos todos concernidos.

sábado, 3 de enero de 2015


ENTRE LA CORRUPCIÓN Y LA SOSPECHA


Publicado en diario Uno, el 03 01 15
  
La corrupción se ha convertido en un mal ubicuo y los que la denuncian o la detectan parecen conspiradores en busca de un culpable. O no son escuchados o son malamente atacados. Más aún cuando las instituciones llamadas a combatirla aparecen contaminadas con una cadena que podría llegar a los más altos niveles. Como sucedió con el fujimorato cuando la red judicial y la misma Fiscal de la Nación eran los capitostes encubridores de la corrupción. Guardando las distancias por supuesto.
 
Como lo acaba de decir Dilma Roussef ante su Congreso, la corrupción afecta a toda la sociedad. Al igual que en las guerras, la población sufre los mayores daños aunque no siempre se vea tan claro. Por eso no se combate la impunidad como debe ser y la oleada de escándalos del 2014 lo estaría demostrando.

Cambiamos de año pero no de escándalos. Los del 2014 se prolongan y tienen asegurada larga vida por sus implicancias electorales. Hay resistencia del gobierno y de los partidos que tienen a sus máximos líderes involucrados. No les importa que la sospecha afecte ámbitos institucionales y de gobierno, que envenene la misma democracia con calumnias, acusaciones y defensas.

No son pocos los que piensan que la corrupción es inherente a la política peruana tal como el escándalo y el show lo son a su difusión mediática. Si esto es así no tendríamos salida. Vivimos de manera incompatible con la honestidad y todos los que llegan al poder son sospechosos que activan lindando con la desvergüenza y el delito. Por eso la política no es para la gente decente y la dejamos en manos de los vivos capaces de todo para enriquecerse y perpetuarse en el poder.

No hace falta remontarse demasiado para recordar que en el fujimorismo las instituciones copadas fueron claves para que la mafia continuara su tarea de desmoralización y destrucción de la confianza pública y de la democracia. Esa fue la fuerza maligna que permitió la magnitud del desastre. Sabemos que muchos que tuvieron relación con esas corruptelas hoy presumen de moralizadores cuando en su momento miraron para otro lado. Dejar que pasen como santos predicadores de la ética contradice el sentido elemental de justicia e impide avanzar en la lucha contra la corrupción que estamos viviendo.

Los jóvenes que ahora están en las calles han nacido después del 90 y pocos conocen lo que el país vivió durante el fujimontesinismo. Toda distorsión crece al amparo de la ignorancia y de la inercia permisiva. Debemos atacar la corrupción pero defendiendo las instituciones y la democracia. No toda la política puede ser sucia. Nos toca trabajar la memoria de lo que no queremos que se repita para no contribuir a que la desconfianza lesione por igual a la política y a la democracia. No caer en la trampa que nos ponen para volver a ser una sociedad desmoralizada y menos aún una adicta al drama que vuelve y vuelve sin remedio.

 

 

 

 

 
DEMOCRACIA BAJO SOSPECHA

 
Publicado en Correo el 03 01 14
 
2014 ha sido el año de los escándalos que continuarán en el 2015, año electoral propicio para incentivar acusaciones, defensas y escándalos con intereses no siempre santos. Lo que no podemos aceptar es que todos los que actúan en política son delincuentes, corruptos o depredadores en busca de dinero y de ganancias mal habidas. Si así fuera estaríamos tirando el agua con el bebe adentro, arrojando la autoridad moral de la democracia como el mejor sistema para gobernar a un pueblo.

No podemos aceptar, por ejemplo, que todos los políticos son de un modo u otro culpables pues ello acabaría pidiendo la mano dura que hace inviables los derechos y garantías fundamentales de la persona. La falta de fe, de confianza, de credibilidad en los políticos y en la democracia es el efecto más pernicioso de la corrupción que atraviesa nuestra sociedad y que creímos dejar atrás cuando recuperamos nuestros destinos después de la década nefasta del fujimontesinismo.

Lo terrible es que los escándalos del 2014 tienen supervivencia asegurada en este electoral 2015 en donde las condiciones están dadas para que la red de silencios y de permisividad frente a los corruptos comience por el gobierno y termine en los partidos que tienen a sus líderes máximos malamente involucrados. Los corruptos siempre consiguen mayores lealtades y apoyos que los honestos desde que millones en ganancias están en juego. El órgano del cuerpo más sensible a la corrupción será siempre el bolsillo donde naufragan principios y valores.

Por eso se dice que la política no es para la gente decente y entonces la dejamos en manos de los vivos capaces de todo para enriquecerse y perpetuarse en el poder. Idea inaceptable que nos condena al subdesarrollo y a la inmadurez política. ¿Qué hacemos creciendo en lo económico si nos fallan las instituciones y los líderes? Esta falencia nos podría colocar tarde o temprano entre los estados presas de la violencia, la delincuencia, la informalidad y la corrupción. El punto es combatir la corrupción pero defendiendo las instituciones y la democracia. La sospecha generalizada es tóxica y afecta a toda la sociedad y podría abrigar las peores tentaciones autoritarias. No juguemos con fuego cuando deberíamos estar prevenidos.