lunes, 20 de noviembre de 2017

NO ESTAMOS 
EN LOS NOVENTA
En Político.pe el 21 11 17
Absortos por el futbol, en plena euforia por la clasificación mundialista, pocos se dieron cuenta que la Comisión de Acusaciones Constitucionales aprobó por mayoría, solo con los votos del fujimorismo, la procedencia de las denuncias constitucionales de los congresistas Daniel Salaverry de Fuerza Popular y Yeni Vilcatoma independiente, contra el Fiscal de la Nación Pablo Sánchez.
La consigna es evidente. Son denuncias pensadas para desestabilizar al Ministerio Público alegando una presunta infracción sin tipicidad como lo han dicho los penalistas más calificados. A la Fiscalía le compete promover la investigación que realizan cada uno de los fiscales pero éstos son autónomos. En similar condición está el Presidente del Congreso que no responde por las fallas de cada uno de los congresistas, que pueden ser muchas.
Están molestos e incurren en generalizaciones abusivas. Salaverry imputa a Sánchez infracciones constitucionales por una “grave omisión funcional en la lucha contra la corrupción” y solicita su destitución e inhabilitación. Vilcatoma le incrimina haber designado a Hamilton Castro como encargado del Caso Odebrecht cuyo nombramiento “ha generado perjuicios en la investigación penal porque, a la fecha, no ha iniciado la investigación preliminar ni se ha emitido disposición para incluir, no solo a Odebrecht como persona jurídica, sino a otras empresas consorciadas".
Nos toca recordar el ADN histórico del fujimorismo que durante los años noventa no dejaron de desestabilizar y manipular instituciones con actos antidemocráticos. Desde el golpe del cinco de abril la dupla que nos gobernó pasó siempre por encima de la ley para controlar férreamente el poder. Muchos piensan que el fujimorismo actual es democrático y que habría aprendido de los errores del pasado. No lo parece.
Pablo Sánchez está muy lejos de la obsecuencia de Blanca Nélida Colán, la Fiscal favorita que usó su alto cargo para cubrir los abusos y crímenes de esa larga década. Y no hay que olvidar que Pablo Sánchez tiene pergaminos molestos, fue el coordinador y acusador en investigaciones y juicios a la mafia Fujimori-Montesinos y ahora preside correctamente una Fiscalía que tiene la audacia de investigar a la lideresa de los fujimoristas y reabrir la investigación a su financista y ex secretario general Joaquín Ramírez.
Desafortunadamente los naranjas han cedido a la tentación autoritaria de controlarlo todo. Como mayoría en el Congreso no aceptan rebeldías como lo puede testimoniar el propio Kenyi Fujimori.
No solo el Fiscal de la Nación está en riesgo, también cuatro jueces constitucionales podrían ser defenestrados de sus cargos. Imposible no recordar la arbitrariedad y el abuso contra los magistrados del TC que declararon la ley de interpretación auténtica inaplicable a Alberto Fujimori que pretendía inconstitucionalmente su tercera elección consecutiva. En ese momento descabezaron el Tribunal Constitucional. Hoy quieren hacer lo mismo, castigar a cuatro magistrados por su interpretación jurídica no dolosa.
Pablo Sánchez es un Fiscal de la Nación correcto, reservado, con suficiente independencia para incomodar a la bancada mayoritaria que pretende que su lideresa es intocable. Olvidan que no estamos en los noventa y que los congresistas responden a sus electores, fiscalizadores permanentes del poder otorgado en las urnas. Ojalá que lo entiendan y que las denuncias malamente declaradas procedentes sean archivadas por la Comisión Permanente.

FISCAL BAJO FUEGO
En diario Correo 18 11 17
La alegría del futbol entró en nuestras mentes y corazones y muchos no percibieron el insólito retorno a los años noventa con un fujimorismo prepotente que le ha puesto la puntería a las instituciones que no puede controlar.
El hoy Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez está muy lejos de la obsecuencia y el comadrazgo con Montesinos de Blanca Nélida Colán, la favorita que usó su alto cargo para cubrir los abusos y crímenes de esa larga década. Pablo Sánchez fue el coordinador y acusador en investigaciones y juicios a la mafia Fujimori-Montesinos y ahora preside correctamente una Fiscalía que se atreve a investigar a la lideresa de los fujimoristas y nada más y nada menos que a su financista y ex secretario general Joaquín Ramírez.
Todo esto debe ser un paquete inadmisible para los naranjas que se lo quieren cobrar con la denuncia constitucional que acaban de declarar procedente. Han acumulado la presentada por Daniel Salaverry por “grave omisión funcional en la lucha contra la corrupción” con la de Yeny Vilcatoma por supuesta infracción al artículo 159 de la Constitución al haber designado a Hamilton Castro como fiscal encargado del Caso Odebrecht que hasta ahora no ha dispuesto una investigación preliminar para incluir a Odebrecht y a otras empresas consorciadas a las que estaría blindando.

Fuerza Popular apuesta con alto costo a desestabilizar el Ministerio Público. Keiko Fujimori proclama su inocencia y ataca a El Comercio. Su poca serenidad no se condice con la seguridad que pretende. Estamos ante un escándalo que deberá encontrar suficiente resistencia para no avanzar en la pretensión destructiva de una institución clave. Podemos no estar conformes con los fiscales que no siempre son brillantes ni coherentes pero la institución está por encima de los odios. Solo queda esperar que las denuncias sean archivadas en la Comisión Permanente.